“Se encontró el cuerpo sin vida de Luis Ramírez. Leobardo Vázquez fue asesinado. Freddy López asesinado en Chiapas. Margarito Martínez, en Tijuana, recibió varios balazos”. Las distintas locuciones que anuncian estos decesos se escuchan claras. Pero a medida que pasa el metraje, en apenas unos segundos, nuevas voces comienzan a sobreponerlas. Todas anuncian muerte y actos de violencia al mismo tiempo. El ruido es tal que es casi inaudible e inentendible. Son todos periodistas. Aquellos que perecieron en el ejercicio de la profesión, cuya labor y memoria se ha sumado a la lista de más de 160 personas, en los últimos cuatro años, que han perdido su vida por cumplir con su trabajo.
Así da a conocer esta información Estado de silencio, del director Santiago Maza, un documental que retrata a cuatro periodistas que se han convertido en blanco de represión en su búsqueda por revelar el dolor y el miedo que padece la ciudadanía tras dos décadas de una violencia desbocada por la llamada guerra contra el narco. Ellos, así como cientos de sus colegas, son al mismo tiempo investigadores y víctimas de la narcopolítica mexicana. Este retrato íntimo exclama con sentido de urgencia que la libertad de prensa no puede permanecer bajo asedio.
Para la producción, que se presentó en Tribeca, en EE UU, en el Festival de Cine en Guadalajara (FICG) y en el Festival Internacional de Cine Documental de Sheffield, en Inglaterra, de inicio se tenía la idea de hacerla en un formato de serie, con episodios, cuenta el director, y que sí había interés de distintas cadenas televisivas. Sin embargo, a la hora de concretar, surgió la reticencia de los ejecutivos al tratarse de un “tema político y complicado”, lo que llevó a la productora, La Corriente del Golfo —de Diego Luna y Gael García Bernal—, a financiarlo independientemente y que el producto se convierta en un largometraje documental.Fragmento del documental donde aparece el periodista Marcos Vizcarra.
El documental toma el título a raíz de la violencia desatada por el crimen organizado para asegurar sus fines ilícitos, en algunos casos actuando en complicidad con autoridades locales o regionales infiltradas por las ramificaciones de estos grupos. Dichos actos han resultado en “zonas silenciadas” debido a los secuestros, agresiones y asesinatos de los que son víctimas los periodistas.
Marcos Vizcarra, periodista con base en Culiacán, cuyo trabajo puso al descubierto la corrupción dentro de las instituciones regionales y sus relaciones con el cártel de Sinaloa, es una de las voces protagonistas de Estado de silencio. Pudo acompañar a Maza y a su colega María de Jesús Peters, quien también presta su testimonio a la producción, en el FICG para presentar el filme. Da a conocer que de los 20 municipios de Sinaloa, en 10 hay reporteros y ocho activistas en total. “Imagínate cuánta tensión ocurre en muchos de estos lugares que no podemos reportear. No es que no podamos, sino que no llegamos”, cuenta vía telefónica.
“Hay lugares donde se están cometiendo cosas súper criminales. Están sucediendo en zonas silenciadas. El interés para reportear nos sobra, pero es complicado llegar a esos lugares, conseguir testimonios, porque la gente tiene mucho miedo y es muy comprensible. Creo que en los últimos años hemos llegado a hacer temas más interesantes y de profundidad en todo Sinaloa, pero también estamos en esa reticencia, haciéndonos para atrás sobre muchos otros porque no es tan simples reportearlos”, continúa Vizcarra.
Esta situación, según el periodista sinaloense, ha empeorado desde el asesinato de su colega Javier Valdez en 2017. Vizcarra se ha mantenido como una de las tantas voces que continúan exigiendo justicia por el asesinato del reportero, aún impune. “Es triste que no podamos hacer nuestra chamba porque esa violencia existe y va a permanecer. El mal de todas las redacciones es que nadie nos enseña a cubrir el dolor. No les importó Regina [Martínez], Miroslava [Breach] o Javier. En México no les importa nadie”, expresa Vizcarra en un fragmento del documental.
Estado de silencio hace una radiografía de la narcopolítica en México, en referencia a la corrupción y la participación del Estado en las muertes y desapariciones de periodistas a través de momentos precisos, como el sexenio de Felipe Calderón, cuando comienza la guerra contra los cárteles de la droga; el culiacanazo en 2019 —una batalla entre la organización criminal de Sinaloa y el Ejército mexicano a raíz de la captura de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán—; la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa en 2014 o el reciente periodo en el poder de Andrés Manuel López Obrador, por mencionar algunos.
“Al final, hablar de la violencia y los problemas que achacan al gremio de los peritos es hablar de los problemas que enfrenta México. Creo que es importante entender que son destinos compartidos, porque la violencia y la corrupción nos golpea a todos, pero también es importante hacer la separación y resaltar que en el momento donde perdamos el acceso a la información y la capacidad de confiar en el periodismo, entonces estamos a la deriva”, afirma Maza.
El documental, que tomó seis años en realizarse desde 2018 y que cuenta con los testimonios de otros periodistas como Carmen Aristegui y Diego Osorno, busca hacer hincapié en que esta situación tendría que “importarles muchísimo” a todos. “El periodismo es una profesión precarizada totalmente, ligada a la soledad”, afirma Jesús Medina resignado, otro de los periodistas que comparte su experiencia en la cinta.
Maza resalta la importancia, más aún ahora, que se definió un proceso electoral y se están estableciendo los temas que van a ser importantes para la próxima Administración, para que la libertad de prensa se jerarquize debidamente y se atienda el problema. María de Jesús Peters, fotoperiodista radicada en Tapachula, Chiapas, fue también amenazada y desplazada junto a su familia por la violencia y acompañó a Vizcarra y al realizador para hablar sobre el filme en la FICG. Considera que es importante, para romper con el estado de silencio, que la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, tome una postura ante las agresiones a los periodistas. Espera que sea diferente respecto a la de López Obrador, un sexenio en el que, según dice, la situación empeoró.
“No me cabe la menor duda que con este presidente hubo más violencia y más impunidad. Como ha ignorado toda esta situación y parte de esta violencia también él la ha generado, porque al atacarnos públicamente abrió las puertas a distintos tipos de violencia hacia nosotros como medios de comunicación. Los que en más riesgo estamos somos los de provincia. Los más abusados, los que más agresiones recibimos y los que más muertos registramos. Es lamentable, pero lo más triste es el estado de silencio en el que tenemos que seguir trabajando a pesar de todo”, concluye la periodista.
Estado de silencio continuará este 2024 su recorrido por distintos festivales y su director espera que el último trimestre de este año se pueda conseguir estrenar el documental en salas de cine.
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