Si de verdad Samuel García todavía aspira a la candidatura presidencial por Movimiento Ciudadano debe de modificar su estilo personal de gobernar y moderar, sobre todo, su discurso. Nadie quiere, en 2024, a un gángster.
Es curioso que Samuel García esté a la búsqueda de la candidatura presidencial de Movimiento Ciudadano, al mismo tiempo que su gobierno extorsiona, chantajea y compra voluntades a sus rivales políticos en Nuevo León.
Más sorprendente todavía que Dante Delgado, el líder nacional naranja, quien se precia de ser custodio de la legalidad, promueva la candidatura de un personaje que ha hecho de la ilegalidad, y de la falta de respeto a la clase política, su primitivo y fracasado modus operandi.
El choque entre el gobernador neoleonés y los legisladores del PRIAN alcanzó ya su clímax con un descarado y abierto hostigamiento de la administración Fosfo Fosfo, contra aquellos políticos que no le cumplen a Samuel García sus caprichos, que incluyen la petición de un Fiscal a modo y un presidente del Congreso de filiación emecista, aunque el partido naranja sea minoría.
En pocas palabras, el ejecutivo de Nuevo León quiere que le entreguen el control de los poderes legislativo y judicial, para tener un control absoluto del Estado. Eso, por definición, se llama tiranía.
Sus primeras acciones al tomar posesión hace casi dos años incluyeron la compra abierta, con dinero en efectivo, de legisladores priistas y panistas. Algunos chaquetearon, pero no se alcanzó la meta para contrarrestar al ‘prianismo’ de mayoría.
Vinieron después los alcaldes del PRI y del PAN a los que les ofreció presupuesto generoso, si abandonaban a sus partidos y se afiliaban a Movimiento Ciudadano. Logró convencer a algunos y a los demás -la mayoría que se sostienen en el PRI y en el PAN- los castiga cerrándoles las llaves del presupuesto.
Y si quiere una prueba del agresivo lenguaje empleado por Samuel García, en contra de quienes no piensan como él, aquí les va una muestra:
No conforme con usar el dinero como moneda de cambio, el gobernador de Nuevo León y aspirante naranja a ocupar Palacio Nacional lanzó una ofensiva contra decenas de políticos, legisladores que no ceden a sus exigencias, incluyendo a familiares y amigos, utilizando para el chantaje y la extorsión a su Unidad de Inteligencia Financiera Estatal, al Sistema Estatal de Administración Tributaria y a los organismos del medio ambiente.
Las agresiones van desde auditorías draconianas hasta el mandar un camión de basura para tirar desperdicios a la puerta de la casa de un legislador o el envío de un paquete de droga por mensajería, buscando inculpar por narcotráfico a un líder de partido opositor.
Digan lo que digan las encuestas, la imagen del gobernador Fosfo Fosfo va en caída libre, sin que sus genios del Cártel Jalisco Nueva Comunicación atinen a encontrar la fórmula para evitar lo que ya se vislumbra como un gran descalabro para quien era una joven promesa.
Tan burda y manipuladora es la comunicación para encumbrarlo como candidato presidencial, que difunden videos de Samuel García haciendo “Milagros” para millones de mexicanos que -dicen sus comunicadores- ya le están copiando todos los demás gobernadores.
Tan solo en su discurso del pasado 8 de septiembre, el gobernador de Nuevo León dijo que “los chilangos” están distraídos en “zonceras de la sucesión presidencial”, dijo que “las corcholatas” y “El Fenómeno X” dan pena ajena, llamó “viejillos” a los ex gobernadores de Nuevo León que dice que no hicieron ni una carretera en 40 años -hecho que es falso-, además de llamar “tintos, obsoletos y arcaicos” a los alcaldes del PRIAN que no quieren colaborar con él, sin dejar a un lado a los articulistas a los que calificó de “güeyes” que se creen especialistas en política.
Lamentable que, ante tanta afrenta, Dante Delgado guarde un silencio cómplice. Triste que el líder de Movimiento Ciudadano se convierta, con su inmovilidad, en su cómplice frente a semejante ilegalidad. Y peor todavía que le dé cuerda presidencial a quien evidentemente no actúa con cordura.
Si de verdad Samuel García todavía aspira a la candidatura presidencial por Movimiento Ciudadano debe de modificar su estilo personal de gobernar y moderar, sobre todo, su discurso.
La política es el arte de tender un puente entre lo deseable y lo posible. El estilo de Samuel García no es deseable y tratar con él se hace imposible.
Ya bastante tenemos con cinco años de un presidente que hizo de la siembra de odios una cosecha de tempestades, un tirano que despotrica cada mañana contra quienes no piensan como él y que hizo de la radicalización política su estandarte para dividir a toda una Nación.
Nadie quiere, en 2024, a un gángster en la Presidencia. Ojalá que lo entienda a tiempo el gobernador de Nuevo León.
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