En la década de los 80, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) siguió puntualmente los pasos de Manuel Bartlett, el “poderoso Ministro del Interior” durante el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988). La agencia estadounidense sabía cómo la Secretaría de Gobernación infiltraba grupos opositores y arrestaba sin titubeos a cualquier sospechoso de subversión.
Así quedó asentado en 66 páginas de documentos desclasificados por la CIA a través de la Ley de Libertad de Acceso a la Información de Estados Unidos, a los que EMEEQUIS tuvo acceso.
En este documento de febrero de 1984 se hablaba de la rivalidad entre el "poderoso Ministro del Interior", Manuel Bartlett, y el presidente del PRI, Adolfo Lugo.
Los primeros datos que ofrece el expediente del actual titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se remontan a febrero de 1984, cuando la Dirección de Inteligencia de la CIA en Washington D.C. recibió un memorándum de actualización sobre México preparado por la Oficina de Análisis de África y Latinoamérica. El documento –enviado con copia a otras 44 oficinas en Estados Unidos– informaba sobre tópicos como empleo, acciones contra la corrupción, actividades de la oposición, política exterior, desarrollo financiero, temas de seguridad y asuntos políticos.
Para los agentes de la CIA, era obvio el descontento que había entre los mexicanos con el gobierno de Miguel de la Madrid: “Continúan los debates al interior del PRI para mejorar su imagen y preparar las elecciones intermedias de 1985. Incluso, aunque los candidatos del PRI ganaron la mayoría de las elecciones locales y estatales el año pasado, los líderes del partido están tratando de manejar la caída de los niveles de vida causada por la profunda recesión”.
“Rivalidades políticas y personales en torno a operadores políticos del PRI –apunta uno de los informes desclasificados–, particularmente en torno al presidente del partido, Adolfo Lugo, y al poderoso Ministro del Interior, Manuel Bartlett, están complicando la tarea, aun cuando la necesidad de cambio es profundamente reconocida”.
LA DFS NO VACILA
La CIA sabía perfectamente que la Dirección Federal de Seguridad (DFS), que estaba bajo el mando del secretario de Gobernación, era una de sus principales aliadas en el continente americano. Un informe del 25 de abril de 1984 llamado “Panorama de México” consignaba en su diagnóstico nacional de inteligencia un apartado sobre el ejército y las fuerzas de seguridad:
“La fuerza civil más efectiva en la seguridad interna es la Dirección Federal de Seguridad (DFS) subordinada a Manuel Bartlett, el secretario de Gobernación. La DFS tiene aproximadamente mil 300 agentes en sus cuarteles de la Ciudad de México y en las ramas que tiene en otros estados. Mejor armados y entrenados que el resto del personal de seguridad civil, el equipo de la DFS probablemente ha incrementado las operaciones de inteligencia encubierta en la frontera con Guatemala en años recientes y ha aumentado la infiltración en grupos de opositores políticos. La principal responsabilidad de la DFS es monitorear a disidentes sospechosos y a grupos de oposición con el propósito de descubrir e investigar cualquier posible esfuerzo subversivo. La DFS no vacila en conducir búsquedas y ataques e incluso detener e interrogar a individuos sospechosos de subversión”.
Las células insurgentes y los pleitos internos del PRI no eran la única prioridad de la CIA en el país. Entre los archivos sobre Manuel Bartlett también existe información sobre sus capacidades de liderazgo internacional demostradas en una conferencia mundial sobre población y sobre las relaciones que logró entablar con la iglesia en beneficio del PRI.
LA INFLUENCIA DE LA IGLESIA
Aquí se abordan las frecuentes reuniones de jerarcas católicos con Manuel Bartlett y Miguel de la Madrid.
El 1 de diciembre de 1986 los espías de la CIA escribieron un informe llamado “La iglesia mexicana: prospectivas de mayor activismo”, en el que reportaban a la Dirección de Inteligencia en Washington que los líderes regionales de la iglesia estaban poniendo a prueba los límites de su actividad política en el país a través de una aproximación sin confrontaciones con el régimen priista.
“Este enfoque de no-confrontación parece tener al menos una modesta recompensa para los líderes de la iglesia católica mexicana, quienes han sido capaces de desarrollar buenas relaciones de trabajo con las élites del gobierno. Las consultas frecuentes entre los líderes clericales y el gobierno permiten a la iglesia una influencia indirecta en los asuntos nacionales y locales. De acuerdo con fuentes confiables de la embajada, el cardenal Corripio se encuentra una vez cada dos semanas con el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett. Encuentros entre Corripio o Prigione y el presidente Miguel de la Madrid han sido arreglados con poca anticipación”.
Ese era el cuarto año del gobierno de Miguel de la Madrid y, pasadas las elecciones intermedias, la jerarquía priista comenzaba a prepararse para la carrera del destape, el ritual en el que después de un tiempo de grilla y deliberación el presidente de la República –jefe máximo del partido– decidía quién sería su sucesor.
VEÍAN A BARTLETT COMO PRESIDENTE
Durante el penúltimo año de gobierno, las fuentes de la CIA indicaban que Bartlett podría ser el elegido. Esas fuentes no sólo eran los espías que escuchaban detrás de las puertas de la aristocracia priista, eran también recortes de periódicos sobre lo que acontecía más allá del Río Bravo.
Uno de esos recortes tiene fecha del 24 de mayo de 1987 y está firmado por Jack Anderson y Dale Van Atta, dos de los más informados periodistas del Washington Post.
“Nuestras fuentes en la Ciudad de México y en varias agencias de inteligencias de occidente dicen que las probabilidades en este momento favorecen al Ministro del Interior, Manuel Bartlett. Y si tuviera la suerte, Bartlett sería por mucho la mejor opción para los intereses de Estados Unidos (...) Fuentes internas nos dicen que Bartlett ha acumulado vastos archivos confidenciales de líderes políticos y cualquier otra persona con influencia política en México (...) Bartlett es descrito como un ‘compañero astuto e inteligente’ por un funcionario de EEUU que estudió en México. Él es duro y no tiene sentido del humor, como corresponde a la cabeza del Ministro del Interior, el cual hace todo el trabajo sucio que el partido necesita”.
Uno de los archivos desclasificados incluye una nota del Washington Post en la que se señalaba que Manuel Bartlett sería el elegido de Miguel de la Madrid.
PROLIFERABA EL ESPIONAJE INTERNACIONAL
El general Jorge Carrillo Olea, subsecretario de Gobernación con Miguel de la Madrid y director fundador del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), considera que las condiciones que llevaron a México a convertirse en un blanco de la CIA tienen su origen en el último tramo de la Segunda Guerra Mundial.
“La guerra reveló una cualidad de México que es la proximidad con los Estados Unidos –señala Carrillo Olea–. En los años previos a la guerra no había una necesidad de un sistema de advertencias de enemigos. Termina la guerra y viene la Guerra Fría. En ese momento se genera en México una proliferación de servicios extranjeros enorme, había para los años 60, 70, no menos de unos 10 o 20 países representados por sus servicios de espionaje. Los Estados Unidos eran el usuario natural del territorio mexicano”.
Pero la presencia de la Agencia Central de Inteligencia ya estaba consolidada desde antes de que tomara posesión el gabinete de Miguel de la Madrid. En ese entonces, el Palacio de Cobián –a través de su Dirección Federal de Seguridad– era pieza clave para la operación de los agentes estadounidenses en México.
“Había un grupo de agentes al servicio de la CIA y esos se movían en un nivel distinto: no acudían a pasar lista, ni obedecían, ni les daban órdenes ni nada, una veintena de gentes que manejaba la CIA que tenían una oficina-residencia en Anzures. Ahí vivían y ahí las CIA los manejaba como quería, aunque eran agentes de la DFS”, recuerda Carrillo Olea.
La CIA fue creada en 1947, al terminar la Segunda Guerra Mundial, y esto dio pie al surgimiento de otros organismos de inteligencia como la Dirección Federal de Seguridad (DFS) con el objetivo de combatir directa e indirectamente las amenazas del comunismo que provenían del otro lado de la cortina de hierro durante la Guerra Fría.
EL PAPÁ DE BARTLETT
En México, además de alertar sobre los enemigos externos, la DFS también se hizo cargo de los trabajos sucios de la política doméstica y, curiosamente, antes de estar bajo el mando superior de Bartlett, vigiló a su padre, Manuel Bartlett Bautista, en los años 50, casi después de su creación.
Bartlett Bautista gobernó Tabasco entre 1953 y 1955, cuando se vio obligado a renunciar en medio de intrigas que ya se dejaban ver en un expediente personal elaborado por los espías de la DFS días antes de que tomara posesión del cargo. EMEEQUIS tiene una copia del archivo.
El 12 de diciembre de 1952, el agente Medardo Molina reportó: “Muchos comentarios se hacen del futuro mandatario de Tabasco, algunas personas aseguran que con Don Adolfo Ruiz Cortines en la Presidencia de la República y con el Lic. Bartlett en el Gobierno del Estado esperan a Tabasco 6 años de progreso, otros dicen que la edad avanzada y la enfermedad del corazón del Lic. Bartlett impedirán a este gobernar Tabasco como son sus deseos. Sus enemigos políticos permanecen callados”.
Caracterizada por un marcado anticomunismo al igual que la CIA, la DFS no sólo se encargó de las labores de espionaje político, también fue responsable de la eliminación de células guerrilleras a través de su Brigada Blanca. Hubo torturas, asesinatos, encarcelamientos, desapariciones forzadas.
LAS TORTURAS
Álvaro Mario Cartagena López, alias “El Guaymas”, un guerrillero que perteneció a la Liga Comunista 23 de Septiembre que operó en México entre 1973 y 1983, sufrió en carne propia los métodos de los esbirros de Gobernación.
Los métodos utilizados por la DFS con sus compañeros eran humillantes: toques en los genitales, ahogamientos, golpes, negligencia médica, tormentos psicológicos, privación de alimentos. “La tortura era tan fuerte que algunos aventaban (delataban) compañeros. Llegaban a un grados las pinches calientes (torturas) que el bato los soltaba. Ya estaba un movimiento álgido, ya había muchas brigadas (de la Liga Comunista) en México y tenían que terminar con esos porque podían crear un movimiento más grande”.
“De la Liga no existe un dirigente vivo ¿Por qué? ¿A qué le tenían miedo?”, se pregunta “El Guaymas” sentado en una silla de su comedor, lejos de las muletas que lo ayudan a caminar después de haber perdido una pierna que se le gangrenó por durante las torturas sufridas a manos de soldados y agentes de la DFS en el Campo Militar Número 1 a finales de los 70.
TRES DÉCADAS DESPUÉS
Pese a los pronósticos de la CIA, el “poderoso Ministro del Interior” no logró obtener la candidatura presidencial y ésta la fue dada al secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari. Para 1988, Bartlett fue acusado por la oposición de haber operado un fraude electoral desde la Secretaría de Gobernación para que ganara Salinas, quien a su llegada al gobierno le otorgó la Secretaría de Educación Pública.
Hoy, a 32 años de ser el favorito de la CIA, Manuel Bartlett se ha convertido en una pieza fundamental del gobierno de izquierda de Andrés Manuel López Obrador. Pasó de ser el candidato que más convenía a los intereses de Estados Unidos a plantarles cara a las corporaciones más poderosas de ese país para renegociar contratos de gasoductos y ahorrarle a México 4 mil 700 millones de pesos, según sus propios cálculos.
Es también uno de los funcionarios más cuestionados por su pasado y su presente. Su papel en la cuestionada elección de Carlos Salinas de Gortari lo persigue, pero también el señalamiento del equipo del periodista Carlos Loret de Mola de poseer 25 propiedades con un valor de 800 millones de pesos a través de prestanombres, por las que acaba de ser exhonerado por la Secretaría de la Función Pública con instrucción presidencial.
EXHONERACION EXPRESS 4T:
El gobierno que dice lo investigaba es también el gobierno que hace unas semanas decidió condecorar a Rosario Ibarra de Piedra, madre de uno de los desaparecidos por el viejo régimen al que perteneció y madre también de la actual titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Rosario Piedra Ibarra.
Así vive hoy el ministro favorito de la inteligencia estadounidense: navegando entre sus propias contradicciones.
EMEEQUIS solicitó la posición de Manuel Bartlett sobre los documentos desclasificados por la CIA, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
Con informacion de:@maumondeo
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