Horacio Triana, conocido como “el zar de las esmeraldas”, aceptó haber enviado cocaína a Estados Unidos y asesinar testigos en su contra ante una corte del sur del estado de Florida. Además, se comprometió a colaborar con las investigaciones judiciales de su caso.
En agosto de 2017 Estados Unidos pidió en extradición a Triana junto con José Rogelio Nieto y los hermanos esmeralderos Pedro, Omar y Gilberto Rincón, asociados con grupos paramilitares señalados de conspirar para traficar drogas hacia territorio norteamericano por medio de una red que se extendía a Colombia, Venezuela, México, Haití y República Dominicana. Cuatro de ellos se encontraban recluidos y uno se desempeñaba como concejal de Maripí, Boyacá.
Pedro Rincón, alias “Pedro Orejas”, socio principal de Triana, está recluido en una prisión en Estados Unidos desde agosto de 2018. Luego, en enero de 2019, Horacio Triana fue extraditado al mismo país para finalmente responder ante la justicia norteamericana, en donde el pasado 15 de noviembre admitió cargos.
Luego de la muerte del antiguo líder del negocio de las esmeraldas en Colombia, Víctor Carranza en 2013, Triana se convirtió en el nuevo “zar de las esmeraldas”. En 2016 fue capturado en Boyacá por homicidio agravado y porte ilegal de armas, después de que se comprobó que estuvo detrás de un atentado contra Hernando Sánchez, uno de sus rivales esmeralderos.
Análisis de InSight Crime
Horacio Triana es el primer esmeraldero extraditado a Estados Unidos que acepta cargos por narcotráfico y conspiración en contra de la nación norteamericana. La alianza de los esmeralderos con el paramilitarismo y el narcotráfico surgió por la necesidad de seguridad luego de que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) invadieran el territorio minero, antes de firmar el acuerdo de paz.
Durante décadas, los grupos criminales han sido atraídos por la industria esmeraldera de Colombia, dado que está poco regulada por el Estado y proporciona una fácil manera de lavar dinero del narcotráfico.
A finales de la década de 1990, Horacio Triana, pieza clave del clan Rincón —grupo que controlaba varias minas en la zona esmeraldera— hizo parte de una negociación en donde, a cambio de seguridad, vendieron pequeñas participaciones en sus minas para que los narcotraficantes lavaran su dinero proveniente de las drogas.
Según el diario El Espectador, ante la llegada de las FARC y el cobro de vacunas tanto a narcos como a esmeralderos, Pedro Nel Rincón decidió tomar medidas drásticas pidiendo ayuda a socios aliados con los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). “Este acuerdo entre los Rincón y las AUC permitió la exportación de miles de kilogramos de cocaína desde Colombia para su eventual importación a Estados Unidos”, señala el diario.
Esta es la segunda vez que Colombia extradita a un importante líder del violento negocio esmeraldero, después de Pedro Orejas. Aunque su proceso judicial en Estados Unidos no confirma sospechas de acciones ilegales en torno al comercio de las esmeraldas, esto puede, posiblemente, dar pie a una nueva cadena de acusaciones para los esmeralderos en el futuro.
La permanente violencia es un signo de que la industria de las esmeraldas sigue estando invadida por intereses criminales y lejos del control del Estado. El primer jefe esmeraldero desapareció hace mucho tiempo, pero a Colombia le queda mucho trabajo para lograr recobrar el control de la industria en el país.
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