Los sobrevivientes a la 4T en la Secretaría de Hacienda no extrañan a Enrique Peña Nieto. Las diferencias entre el priísta y el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador, dicen, se notan hasta en los horarios de trabajo.
Aquellos que han compartido el Palacio Nacional con ambos presidentes, cuentan que Peña Nieto era un hombre de noche, gustaba de trabajar hasta tarde y eso hacía que los horarios de los burócratas de la SHCP se recorrieran hasta altas horas de la noche. Aún con horarios de entrada fijos, los de salida con Peña Nieto les hacían voltear constantemente a ver el reloj: diez, once, medianoche y, algunos días, las manecillas llegaban a marcar hasta la una o dos de la madrugada. Y, al otro día, empezaban de nuevo.
Con López Obrador, la historia es diferente. Por muy tarde, aseguran, salen a las siete de la noche. Les da tiempo, bromean, de tener vida fuera del edificio, que alberga los murales de Diego Rivera. El mismo donde vive, por primera vez desde hace 135 años, un presidente.
En el corazón del Centro Histórico, el presidente duerme temprano. Tiene que ver, explica personal de Hacienda, con que Andrés Manuel madruga demasiado, su trabajo empieza, incluso, antes de la conferencia mañanera de las siete de la mañana.
No lo ven moverse en los pasillos, tampoco ven a su familia andar en los jardines; las entradas al hogar de Andrés Manuel y de los trabajadores no son las mismas; la familia presidencial no se cruza con los burócratas.
ADIÓS ITAM, HOLA UNAM
Otro detalle al que hay que prestar atención al interior de la SHCP es el cambio en la elección del personal.
Si en las administraciones pasadas, sobre todo en las priístas, abundaban los itamitas laborando entre las paredes de la Secretaría, ahora se les ve escasos.
Aparentemente se acabó la era dorada en que los alumnos del ITAM, sobre todo los especializados en economía y finanzas, eran electos para unirse a las filas de dependencias federales, una tradición que inició con el exsecretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella.
Esta práctica continuó durante décadas y uno de los últimos personajes que invitaría a sus alumnos y amigos itamitas a afiliarse a la administración pública federal, fue el también exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray.
Ahora, en los salones de Palacio Nacional, los itamitas ya no son la mano de obra; en cambio, se ven a jóvenes recién egresados de diversas escuelas, aunque los que sobresalen en esta administración son los de la máxima casa de estudios. Ahora, los asesores, los especialistas de las finanzas públicas nacionales, salen de la UNAM.
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