“…Sentimos que era una buena oportunidad de presentarles a los millennials, que no vivieron lo ocurrido en 1994, un momento de la política que cambió el curso de la historia y que también está dando resultados ahora”. Así resume Hiromi Kamata, una de las directoras de Historia de un crimen: Colosio, el impacto y la trascendencia que esos hechos tuvieron en el alma de la nación.
En entrevistas con Proceso, el equipo de producción de Netflix relata los pormenores de su trabajo y las reflexiones que ese acontecimiento histórico despierta en el México actual. La serie se estrenará el viernes 22 de marzo, la víspera del 25 aniversario del magnicidio.
“Veo un México con hambre y con sed de justicia…”.
Es una voz en off del actor Jorge A. Jiménez, quien interpreta al candidato presidencial del Partido Revolucionario Intitucional (PRI) en 1994, Luis Donaldo Colosio. En la pantalla se advierte su figura sentada frente al escritorio, escribiendo un discurso.
En otra escena, un mitin en el Monumento a la Revolución, el personaje Donaldo completa la frase: “…De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades. Expreso mi compromiso de reformar el poder para democratizarlo y para acabar con cualquier vestigio de autoritarismo”.
Es la serie Historia de un crimen: Colosio, de ocho episodios, que se estrenará el viernes 22. Con este polémico suceso abrirá la primera historia, basada en hechos reales, de las varias que planea esta empresa estadunidense sobre crímenes cometidos en Latinoamérica
Según la trama, el 23 de marzo de 1994 Colosio se encuentra en un mitin de campaña en Lomas Taurinas, un barrio pobre de Tijuana, Baja California. A las 5:05 de la tarde, ya entre la gente, alguien le dispara al candidato en la cabeza. Su muerte fue anunciada horas después. Pero ¿quién lo mató y por qué? Estas preguntas resuenan en la cabeza de Diana Laura Riojas, su viuda, y en todo un país que no cree la historia que señala a Mario Aburto como el asesino solitario.
A Diana Laura le queda poco tiempo: el cáncer de páncreas la consume y en su lucha por encontrar la verdad tendrá que enfrentar muchos obstáculos. Contará con muy pocos aliados, pero descubre que Federico Benítez, jefe de la policía de Tijuana, también ha iniciado una peligrosa investigación para descubrir la verdad porque tampoco cree que el crimen fuera al azar.
En otra escena, un personaje muy parecido al expresidente Carlos Salinas de Gortari recibe a la viuda, quien baja de una avioneta, y le manifiesta: “Lo siento mucho, Diana Laura”.
Ella de inmediato le pregunta: “¿Quién fue, Carlos?”.
Las directoras de Historia de un crimen: Colosio son las mexicanas Hiromi Kamata y Natalia Beristáin. El guion y la investigación recayó en Rodrigo Santos (fue el shouwrunner,- quien carga con toda la responsabilidad), rubros en los que participaron Alejandro Gerber y Michael Lara. Los productores son Andrés Calderón y Juan Uruchurtu.
Entre otros actúan Jorge A. Jiménez, Ilse Salas, Alberto Guerra, Jorge Antonio Guerrero, Gustavo Sánchez Parra, Martín Altomaro, Ari Brickman y Lisa Owen, en ese orden de aparición.
Las directoras, así como Ilse Salas, quien interpreta a Diana Laura Riojas; Jorge A. Jiménez (Donaldo) y Jorge Antonio Guerrero (Mario Aburto), en entrevista con Proceso coinciden en que se debe revisar el pasado para comprender el presente.
Kamata, quien dirige los primeros cuatro capítulos, destaca: “Natalia, Rodrigo y yo sentimos que era una buena oportunidad de presentarles a los millennials, que no vivieron lo ocurrido en 1994, un momento de la política que cambió el curso de la historia y que también está dando resultados ahora”.
Se incorporó al proyecto porque “es un caso delicado, me interesa y ha estado ahí a pesar de que ya pasaron 25 años… Las ganas de hablar un poco de la historia de nuestro país, con la responsabilidad y el cuidado que, por supuesto, intentamos durante todo el proceso. Es un momento importante en la vida política de México para revisar ese año tan crítico para la nación. Fue devastador y como un parteaguas”.
La primera mitad de la serie, dice, está muy apegada a los hechos:
“Estuvimos en un desarrollo bastante largo, de cuatro meses de investigación, de estudio, de revisar todo el material que había en la Procuraduría General de la República… cuanto artículo nos encontramos, libros y material de video de las televisoras.
“También hubo un ligero, pero muy ligero, acercamiento al PRI, porque no queríamos basarnos en la versión que ellos tenían del caso. Igualmente hay ficción al principio, pero hacia el final, digamos, nos dimos más libertad. En realidad todo es narrado a partir de Diana Laura y del policía de Tijuana José Federico Benítez. La voz de la viuda nos interesaba a todos y nos cuestionamos: ¿Y esa familia que fue completamente afectada? Nos pareció humano abrir esa vertiente de la historia.”
Dice que el productor Uruchurtu tuvo un acercamiento con el hijo de Colosio, “por respeto, para avisarle que preparábamos una serie, y creo que también la actriz Ilse Salas”.
Ficción y memoria
Kamata, nacida en la Ciudad de México en 1982, comenzó su carrera como asistente de dirección en 2002 en varias productoras de publicidad. Dirigió el episodio siete de la segunda temporada de Niño Santo y Diablo guardián.
Por su parte Beristáin (Ciudad de México, 1981), quien ha participado como directora en series de televisión como El secreto de Selena y Luis Miguel, además de ser realizadora de las películas No quiero dormir sola y Los adioses, menciona que “justamente la arista de narrar la historia a través del lado mucho más íntimo y de un personaje como el de Diana Laura, me intrigó mucho”.
“Siempre que pienso en ella –abunda– me conmueve mucho saber que ya estaba desahuciada, que padecía una enfermedad dolorosísima. Sabía que su marido probablemente llegaría a la Presidencia y lo apoyaba, lo acompañaba, sabiendo que ella no iba a estar en ese momento. La posibilidad de abordar la política desde ese lado me pareció muy bien, es un lado en el que me puedo conectar. Pero los vericuetos, las estratagemas de la política y la podredumbre que ahí se mueve, con todo eso no me conecto.”
Relata que fue invitada por el productor Juan Uruchurtu:
“A diferencia de otros trabajos en los que he participado en televisión, cuando me buscan para sacar los capítulos adelante, aquí Juan me llamó casi desde que estaban empezando a escribir los guiones, entonces pude involucrarme mucho más creativamente en el proceso, desde la escritura del guion, pasando por la selección del elenco. Y en un trabajo en conjunto sobre la imagen que finalmente tendría el proyecto con el fotógrafo, la otra directora y el diseñador de producción.”
–¿Qué reto le produjo el tema?
–Siempre he pensado que México es un país que no tiene memoria, que el mismo Estado se ha encargado de hacernos una sociedad de memoria muy corta, y por eso permitimos 80 años de priismo. Nuestra capacidad de retención, de análisis y de preguntarnos que pasó antes, para saber por qué estamos viviendo hoy así, es una asignatura pendiente. Y a través de la ficción se pueden abrir estas preguntas, son ventanas para entender la nación que estamos viviendo hoy día.
“Es muy difícil pensar en el México de 2019 si no miramos hacia 1994, si no entendemos y nos preguntamos qué pasó ahí. Por un lado hay esa necesidad de abrir esas preguntas y de creer que la ficción tiene ese poder, además de traer un tópico como éste. Dices ‘Colosio’ y pensamos que todo mundo lo ubica perfectamente, pero la verdad es que para las generaciones más jóvenes probablemente es un nombre que les suena, pero no comprenden el peso histórico de aquel momento. Es importante para los votantes de 18 años, quienes en las elecciones pasadas votaron por primera vez.”
Otro atractivo del proyecto, explica, es que el universo de la política, que suele ser absolutamente masculino, es abordado por dos directoras, además de que no es “sólo un thriller político sobre el caso, sino tratarlo desde un punto de vista más humano y personal desde el personaje de Diana Laura”.
–¿Le gustó que Historia de un crimen: Colosio fuera en esa línea? ¿Narrada precisamente por ella y el policía Benítez, quien fue acribillado con una metralleta la noche del 28 de abril de 1994?
–Los dos ejes de la serie son Diana Laura, interpretada por Ilse Salas, con un trabajo realmente espectacular, y después está José Federico Benítez, quien llevaba el caso del asesinato de Colosio en Tijuana. A éste lo recrea el actor Alberto Guerra. ¿Por qué nos vamos a meter con Colosio a narrarlo desde la ficción, cuando es un tema tan documentado? Uno se va a YouTube y se encuentra el video del momento en que sucedió ese asesinato infame.
Pone de relieve la ardua investigación que efectuó el equipo de escritores con el showrunner:
“Cuando tuve la primera reunión en la oficina de producción, la cantidad de bibliografía, documentos, videos y fotos con la que salí de ahí era muy vasta. Pero al final lo importante es recordar que es una ficción, o sea, este proyecto, si bien está cimentado en hechos reales (el asesinato de Colosio, Carlos Salinas de Gortari en el poder, la puja que hay con Ernesto Zedillo, Mario Aburto en la cárcel, la muerte de Diana Laura), todo lo que sucede en las oficinas de la Presidencia, de la casa de Diana Laura y Colosio y la casa de la familia Aburto, es ficticio.
“No hay nada que esté sustentado en ningún escrito, entrevista o demás, y nos permite abrir preguntas, porque para nada estamos resolviendo el caso. Hay un asesino confeso en la cárcel, no estamos abriendo hipótesis nuevas, creo que sería incluso inmoral hacerlo.”
Con todo, refiere, “estoy muy orgullosa del proyecto. Es una serie con un nivel de producción altísimo. Veo los videos de Lomas Taurinas, los comparo con lo que nosotros filmamos y hay una cosa como muy fidedigna de la imagen, la recreación de época y el vestuario, de todo el trabajo de arte”.
“Diana Laura”
Desde que se enteró de que estaban grabando una serie acerca del atentado de Colosio, Ilse Salas peleó el casting “con los dientes” –como dicen en su gremio–, porque no se parece mucho a Diana Laura.
“En 1994 contaba con 13 años –recuerda– y nunca dimensioné la importancia política que tuvo ese suceso entonces, pero sí me acordaba muy bien de él.”
Al principio le daba pánico que se mostrara a una mártir: “No conocía mucho de la biografía de Diana Laura, pero se me antojaba que cobrara importancia el personaje femenino; que fuera alguien más interesante de lo que hemos visto en los medios o lo que vimos entonces. No me equivoqué, porque una vez que empecé a averiguar más sobre ella, descubrí que era muy inteligente, también muy ambiciosa, que estuvo muy de cerca en la carrera de Luis Donaldo y poseía una fortaleza que vale la pena recalcar”.
–¿Cómo fue su investigación? Parece que se contactó con los hijos de Colosio, Luis Donaldo y Mariana.
–Primero, el grupo de escritores que encabeza Rodrigo Santos, el showrunner de la serie, lo conozco bien desde hace mucho. Es muy inteligente y súper serio; sabía que se había tomado la investigación en serio. Eso me dio mucha confianza. Igual los demás escritores, Alejandro Gerber y Michael Lara. Nos dieron toda una Biblia de México del año 1994, no sólo políticamente sino todo un contexto de la época. Empezaron las pláticas, los ensayos y las lecturas, las mil teorías que se discutieron. No sabes a quién creerle y también se ha caracterizado la política mexicana por mentir. Entonces mi investigación fue de estos tres escritores y una relación muy cercana con ellos.
“Y acabé acercadome a los hijos de Colosio porque, siendo mamá, no concebía representar a Diana Laura cuando sé que sus hijos están hoy en día. No sé, sentía una especie de compromiso moral, por lo menos conseguir sus números y decirles: ‘Oigan, con todo el respeto del mundo voy a representar a su mamá, ¿hay algo que quieran contarme?’. Porque voy a hablar finalmente de algo íntimo. Nadie sabe qué tanto lloraba en su casa, qué tanto discutía.
“Conseguí el número del político y académico Agustín Basave y platiqué en su casa lo que él vio estándo cerca de Luis Donaldo, de lo que sabía de Diana Laura. Me enseñó libros y fotos, eso fue muy importante para mí. Gracias a él me pude acercar a Luis Donaldo hijo y a Mariana. Nunca nos pudimos ver porque creo que él estaba en plena campaña en Monterrey. Nos comunicamos por chat. Me conmovieron mucho las respuestas de los dos.”
–¿Le preocupa que van a ver la serie políticos que estaban activos en 1994?
–Al principio sí. Pero no estamos realizando un juicio irresponsable o poniendo a culpables sin ninguna información realmente estudiada y cuidada. En series históricas, que hablan de temas tan delicados, siempre hay abogados alrededor. Entonces me fui relajando cuando vi que ahí estaban. Además, lo que me tocó representar es la intimidad de Diana Laura, como la parte más humana de todo este cochinero. También me dejan un poco fuera de esa ecuación a la que nadie quiere pertenecer.
Remata: “Es un cliché, pero creo que es verdad que para entender nuestro presente hay que revisar nuestro pasado. Es muy doloroso entender cómo se ha movido la política mexicana y cómo estamos en riesgo permanente, aún en estos días, de que siga siendo así, poco clara para todo el mundo. Hay un poder muy fuerte que desconocemos los ciudadanos de a pie. Todas las piezas que se mueven están observadas por figuras muy poderosas y que muchas veces no sabemos ni quiénes son. Creemos saber, pero no lo podemos afirmar. Y debemos seguir esas piezas. Yo creo que lo de Colosio fue el inicio de lo que vivimos actualmente. Destapó la violencia cínica y no sé en qué momento va a dejar de ser así”.
La víctima, el asesino y las dudas
El actor coahuilense Jorge A. Jiménez, intérprete de Colosio, opina que la serie “va a proporcionar información, porque ya pasaron 25 años”. Y subraya que en aquellos años no había redes sociales:
“No estaba la información tan al alcance de todos. Lo que nos proporcionaban los periódicos era lo que era, y lo que nos informaba la televisión. En esa época faltó información un poco más extensa de la problemática. Yo no estaba enterado. Pasaron muchos años y se van olvidando las cosas.”
–¿Cómo se preparó para representar a Colosio?
–El principal desafío era darle vida a alguien que existió en realidad y aparte fue muy conocido, y que en su momento sacudió al país. A uno como actor le tocan personajes ficticios y propones cómo camine o hable; para ello se toman ciertas características de diferentes personas que uno va conociendo. En este caso ya estaba (definido todo eso) y era una responsabilidad ser lo más apegado que se pudiera, no se trataba de crear una copia porque tampoco estoy de acuerdo en eso; tratas de ponerle algo de ti. Pero debía realizarlo bien y para ello hay que investigar, ver su forma de expresarse
“Debía encontrar un balance entre un político y un ser humano. Tuve que revisar revistas, videos… de éstos hay pocos, pero debia estudiar sus gestos, movimientos, tono de voz, y ahí sólo se veía a un político. Debía hablar con los productores, el escritor y las directoras… compartimos varias cosas y se creó el personaje.”
Desde su perspectiva, “este proyecto va a mover muchas cosas”.
Por su parte, el actor mexicano Jorge Antonio Guerrero (“Mario Aburto”) estaba sin cabello cando realizó el casting porque así lo exigía su papel en otra serie, y se puso una peluca: “Pensaron que era mi pelo”, dice, y caracterizó al personaje.
Comenta que, según la investigación realizada, en el magnicidio se involucraron tres chavos parecidos a Mario Aburto. “Yo recreé también a los otros dos –añade Guerrero–. Mario es uno de los personajes más misteriosos que he realizado. Se le conoce a partir de que se ve involucrado en el homicidio. Fue muy desafiante en términos psicológicos.”
La investigación también fue un reto:
“Aburto cambia su discurso a cada rato, y es porque piensa diferente a cada rato. ¿Qué debe pasar para que alguien jale el gatillo contra una persona que está representando un cambio, no sólo social sino institucional? En 1994 era muy chico; entonces hubo una devaluación de nuestra moneda y supe que mi papá, por ejemplo, tuvo que trabajar en una gasolinería y hablaba muy bien del candidato. Mario es el asesino confeso, pero ¿quién jaló el gatillo?
“Pensé en ir a verlo en algún momento. Sabemos que está preso en Tabasco, pero quise ser muy respetuoso de su figura porque de pronto entramos en esta disposición interpretativa y podemos cometer ciertas faltas. Podemos caer un poco en la insensibilidad buscando una narrativa. Quizá después me gustaría conocerlo, ya fuera del proyecto, porque sabía que también me podía afectar muchísimo verlo.”
Para él, la historia mexicana siempre parece incompleta:
“El asesino confeso es Mario y no sabemos si realmente fue él, pero ya sabemos algo. Sin embargo, siempre queda como un rescoldo, existe algo que no queda completamente claro.”
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