Recientemente, las “fiestas de botox” se han popularizado. Su auge ocurrió en Reino Unido y cada vez hay más personas que quieren inyectarse la sustancia para verse mejor.
Rachael Knappier, de 29 años, acudió a uno de esos eventos por invitación de una amiga. Tomó un par de copas de vino y se sintió lista para la cirugía estética al ver a las demás mujeres en espera de ser intervenidas.
No obstante, la joven terminó en la sala de Urgencias. Le inyectaron el botox en una arteria y su labio se hinchó dos veces el tamaño normal.
Cuando comenzó a tener la reacción en su boca, Rachael consultó a la supuesta médico que le inyectó botox. Ella le dijo que tenía una reacción alérgica. Sin embargo, la internaron de emergencia en un hospital londinense.
Knappier descubrió después que la mujer que le inyectó la sustancia no estaba certificada y, de hecho, acababa de salir de prisión.
Tras el suceso, la joven promovió una petición para que sólo personal certificado pueda realizar cirugías estéticas.
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