Si para el nuevo gobierno federal el tema de la inseguridad en México “es lo que más preocupa” a sus habitantes, sobre todo en lo que tiene que ver con los homicidios cometidos con algún tipo de arma de fuego, en el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024 —delineado por Andrés Manuel López Obrador y su equipo— no se dedica ni una sola mención a la forma en que se buscará frenar el flujo de armamento que procede desde las fronteras, particularmente con Estados Unidos hacia territorio mexicano.
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“El nuevo gobierno de la República debería aprovechar esa buena relación que desde Estados Unidos se presume que habrá con México, para entablar una política, no sólo migratoria, sino de cómo se buscará frenar el flujo de armas de ese territorio al nuestro”, adonde llegan más de 200 mil al año de manera ilegal.
“Las armas que llegan de Estados Unidos, hay que recordar, a México son con las que matan en México y Centroamérica, donde también hay crisis de inseguridad, y motivo por el que se está dando este fenómeno migratorio”, señala —en entrevista con Crónica— Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC).
“Necesitamos, si no los pormenores, claro está, al menos sí que haya, que se exprese que un planteamiento al gobierno estadunidense sobre el tema.
“El nuevo gobierno nos debe garantizar que vamos a contar con fronteras seguras para impedir el ingreso de armas de Estados Unidos que se usan por la delincuencia en México para matar, y hay que señalar que esas armas también llegan a Centroamérica, región que enfrenta una crisis de inseguridad”, agrega Rivas.
Apartado 6: Emprender la reconstrucción de la paz
En el Plan Nacional de Seguridad y Paz se resalta que en 12 años “la estrategia policial y belicista ha dejado una tragedia humana y social de dimensiones incalculables: más de 200 mil personas asesinadas y más de 37 mil desaparecidas”, de éstas casi cinco mil son menores de edad, un número difícilmente calculable de desplazados por la violencia y millones de personas que han debido modificar sus patrones de vida para protegerse. No sólo se alentó la espiral de violencia desde el poder público sino que instituciones y efectivos de corporaciones de seguridad se convirtieron en protagonistas de esa violencia, como lo documentan miles de denuncias recabadas por organizaciones oficiales y sociales de derechos humanos. Con la estrategia actual, México ha sido convertido en un país de víctimas”, se indica en la estrategia de gobierno.
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