Todo se revuelve... para enseguida aclararse: El asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena por parte de la CIA; el homicidio del periodista Manuel Buendía; la triangulación de recursos del narco mexicano destinados a la contra nicaragüense con el concurso de esa agencia de espionaje; el entrenamiento de mercenarios centroamericanos en ranchos mexicanos, desde los cuales, por cierto, también despegaban aviones cargados de droga hacia Estados Unidos; los nombres de los hermanos Raúl y Carlos Salinas de Gortari como presuntos implicados en asesinatos, la protección de la DFS a delincuentes...
En entrevista con Proceso el exagente Héctor Berrellez habla de todo esto, confirma su denuncia de que la CIA mandó matar a Camarena y cuenta paso a paso lo ocurrido.
LOS ANGELES.- Durante más de un cuarto de siglo el gobierno estadunidense sepultó toda información relativa al asesinato del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena, cometido en Guadalajara en marzo de 1985. No es para menos: de haberse destapado la cloaca, el nombre que hubiera quedado peor parado sería el de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), implicada en los hechos más turbios del narcotráfico mexicano.
En una prolongada entrevista con Proceso, Héctor Berrellez, uno de los tres exagentes federales estadunidenses que la semana antepasada señalaron a la CIA como autora del asesinato de Kiki Camarena (Proceso 1928), abunda en el tema.
Habla con fundamento, toda vez que supervisó la Operación Leyenda, articulada por la agencia antidrogas estadunidense (DEA) precisamente para investigar el secuestro, tortura y asesinato de Camarena Salazar.
Berrellez, ahora dueño de una empresa de entrenamiento y asesoría en seguridad y estrategia, recibe en sus oficinas en California al corresponsal para contarle los detalles alusivos a dicho plan, que llegó a la siguiente conclusión: la CIA se coludió con el Cártel de Guadalajara para eliminar a Camarena.
El nombre de Buendía
“Fui director de la Operación Leyenda, creada para investigar el secuestro, tortura y homicidio de Enrique Camarena Salazar. Trabajé en la DEA 27 años. No doy esta información porque quiera glorificarme o favorecer a algún grupo político de Estados Unidos. Tampoco por dinero. Lo que digo lo digo de corazón, porque tengo información y la he tenido desde que me retiré de la DEA (en 1996); la traigo clavada como una espina y quiero desahogarme”, aclara. “Voy a decir sólo lo que sé y voy a explicar cómo y por qué lo sé, pues para mí es muy importante la credibilidad.
“Como supervisor de la Operación Leyenda y de la investigación, tuve acceso a la agenda de Kiki Camarena, la cual me entregó la oficina de la DEA en Guadalajara. “La agenda tenía muchos nombres y números telefónicos. Uno de ellos, el de Manuel Buendía. Cuando empecé la investigación ese nombre no me decía nada. “Cuando pregunté quién era Manuel Buendía me dijeron que se trataba de un periodista mexicano asesinado por la CIA y por la Dirección Federal de Seguridad (DFS) de México.”
–¿Quién le dijo esto? –le pregunta el reportero.
–Fuentes mexicanas que obviamente conocían el asunto.
–¿Le dijeron por qué lo mataron?
–Investigué y llegué a la conclusión de que lo mataron porque publicó unas columnas en las cuales acusaba a la DFS de proteger a narcotraficantes, y a la CIA de estar asociada con la Federal de Seguridad en negocios turbios. Incluso identificó por nombre a algunos agentes de la Agencia Central de Inteligencia. Berrellez hace una pausa y vuelve al caso Camarena:
“Dejando de lado lo de Buendía, porque no era mi asunto, iniciamos las investigaciones sobre el caso de Kiki. Sospechábamos de los narcotraficantes más notorios de entonces: Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, del Cártel de Guadalajara.
“Los investigamos, comprobamos (sus delitos) y los arrestamos. Por esa investigación minuciosa supimos en dónde habían interrogado y matado a Camarena: una casa perteneciente a Rubén Zuno Arce en la calle Lope de Vega, de Guadalajara. Ahí se halló sangre, vellos, huellas digitales y muchas pistas más. “Descubrimos así que una de las personas que habían estado allí era el hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros. Y también hallamos rastros de sangre de Camarena y de otras personas, entre ellas del piloto mexicano Alfredo Zavala.” –¿Camarena estaba registrado como agente de la DEA ante la Secretaría de Relaciones Exteriores? –se le pregunta.
–Exacto. Tenía su carnet. No tenía pasaporte diplomático porque en aquellos tiempos (el gobierno de México) no los daba.
“Relaciones Exteriores nos daba un carnet y con éste nos garantizaban protección, privilegios similares a los de un diplomático. Eso traía Kiki.”
Operación Padrino
“Todos decían que a Kiki lo habían matado por lo del descubrimiento del rancho El Búfalo. Nosotros sabíamos que no era cierto”, señala Berrellez.
“A Kiki lo señalaron porque era muy inteligente. En una reunión en la embajada de Estados Unidos en México hizo notar que a los narcos les estábamos descubriendo, confiscando o destruyendo mucha droga y eso no los afectaba. Propuso entonces decomisarles el dinero, pegarles donde duele. Su idea se presentó en Washington y allá gustó.”
–¿Quién era el administrador de la DEA en Washington?
–Jack Lawn. Él ordenó una operación de intercepción de llamadas telefónicas. Así se lanzó la Operación Padrino.
“Interceptamos las llamadas de los narcotraficantes más importantes de Bolivia, Perú, Colombia e incluso España. Así supimos exactamente cómo movían el dinero.”
Berrellez cuenta que en 1984 y 1985, gracias a la idea de Camarena, la DEA realizó entre 200 y 300 decomisos de dinero del narco en diversas plazas.
–¿A cuánto ascendió lo decomisado con la Operación Padrino?
–Creo que fueron más de mil millones de dólares. Pegamos duro.
–¿Por qué se da a conocer esta información 28 años después del asesinato de Camarena? –pregunta el reportero.
–Porque controlaron la investigación. Cuando se trató el tema de la CIA me dijeron que dejara eso en paz. La investigación fue muy controlada desde Washington.Tenemos jefes, ¿no? También hay temor. Yo vivo en Estados Unidos. No estamos hablando de África.
Tras matizar lo anterior, Berrellez vuelve al tema de la Operación Leyenda: “Sospechábamos que el asesinato de Kiki no era por el asunto del Búfalo sino por la idea de la Operación Padrino.
“Con la Operación Leyenda interrogamos a testigos, personas de las cuales sabíamos que habían estado presentes cuando torturaron a Kiki Camarena. Eran dos.”
–¿Quiénes?
–Dos exjudiciales de Jalisco. Uno de ellos viajó en un carro, un Valiant azul, donde iban agentes de la DFS, incluso el jefe de ellos: Sergio Espino Verdín. Él testificó detalle tras detalle...
“Contó que a las ocho de la mañana llegaron a la casa de Lope de Vega porque se iba a hacer un operativo. Contó que poco antes de la una de la tarde llegó un americano: ‘Apúrense. Camarena va a salir ahorita, va a juntarse con su esposa para almorzar. ¡Pero ya, rápido, porque lo podemos perder!’, les dijo.
“Cinco federales abordaron sendos autos para ir al consulado de Estados Unidos en Guadalajara, en la calle Libertad. Pusieron un carro en cada esquina, y el Valiant en el que iba el testigo interceptó a Kiki cuando el americano lo señaló. “Espino Verdín y otros agentes se bajaron del auto y le dijeron: ‘Somos agentes federales –le enseñaron sus credenciales– y el comandante quiere hablar contigo’. “Kiki accedió pero quiso comunicarse antes con sus superiores. No se lo permitieron. Lo arrestaron. No opuso resistencia. Le pusieron una chaqueta para taparle la cara. Lo llevaron a la casa de Lope de Vega, lo sacaron del carro y le vendaron los ojos.
“Ahí llegó Caro Quintero, le dio una patada a Camarena y lo tumbó. ‘Así te quería tener, hijo de tu chingada madre’, le dijo, según uno de los testigos. Lo levantaron, ya vendado, y lo metieron a uno de los cuartos de servicio.
“Cortaron el cordón de los cortineros y con eso lo amarraron; primero de los pies y luego de las manos, por atrás; quedó hincado. Para entonces los agentes de la DFS ya habían puesto en el cuarto un equipo de grabación. Era un interrogatorio policiaco.
“Fueron ellos, los de la DFS, quienes hicieron los interrogatorios iniciales. También Ernesto Fonseca estaba allí. Los dos testigos eran gente de Fonseca, eran de laJudicial de Jalisco, de homicidios, gente de Gabriel González González pero que él asignaba para proteger a los narcos.
“Fonseca dijo: ‘Ahorita voy a venir; los dejo encargados, muchachos. No lo torturen mucho’.
“Se fue y entonces estos dos testigos se quedaron en el cuarto con Kiki y le empezaron a hacer preguntas. Las grabaciones de ese interrogatorio las he oído cien veces. Fue cuando llegaron los cubanos.”
–¿Cuántos?
–Dos o tres. Uno de ellos comenzó a interrogar a Kiki. Esto nos lo contó uno de los testigos: “Llegaron unos cubanos con los agentes de la DFS y uno de ellos estaba interrogando a Camarena”.
“Como a los seis meses de que el primer testigo nos contó esto llevamos al segundo...”
–¿Puede darnos el nombre de los dos testigos?
–No. Pobrecitos, tienen miedo.
“Cuando tienes la declaración de un primer testigo”, sigue Berrellez, “dudas, no sabes qué es cierto. Por ello como a los seis meses trajimos al segundo testigo. Éste nos contó cómo llevaron a Camarena a Lope de Vega, lo vendaron y lo ataron; igualito a lo que nos dijo el primero. Le preguntamos por las personas que estuvieron allí y nos dijo que El Güerón fue quien maltrató más a Camarena. ‘¿Quién más?’, le pregunté. Me informó: ‘Llegaron unos cubanos. No los conozco; eran dos o tres y había uno que interrogaba mucho a Kiki’.”
Félix Rodríguez
“Los testigos no conocían el nombre de Félix (Ismael) Rodríguez. Le pedí a mi equipo que investigara qué cubanos había en México.
“Uno de los contratistas que trabajaba con la CIA (de él sí te voy a dar el nombre, porque ya testificó: Victor Lawrence Harrison) me dijo: ‘Rodríguez es el que maneja en México los campamentos de los contras, donde llegan los aviones cargados de droga. Los campamentos están en Veracruz, en un rancho de Caro Quintero. Están usando una aerolínea de Juan Ramón Matta Ballesteros llamada Setco. Y en esa aerolínea usan a los pilotos para llevar armas a Nicaragua, para los contras. Pero además esos pilotos llegan a México, cargan coca en sus aviones y luego llegan a bases militares norteamericanas, donde no tienen que pasar por la aduana’.
“Pedí una fotografía de Rodríguez. Luego pusimos una línea de distintas fotos, entre ellas la del cubano.
“Le dije al primer testigo: ‘¿Ves aquí a una persona que haya interrogado a Kiki Camarena? Si la ves en estas fotos, pon debajo tus iniciales y la fecha’.
“Este testigo puso sus iniciales y la fecha en la foto de Félix Rodríguez.
“Días después le pedí lo mismo al segundo testigo. De inmediato me dijo: ‘Este cubano’.
“Pero después llegó otro informante, quien también estaba ligado con la DFS y la CIA en el tema de los contras. Me dijo: ‘Lo único que le voy a decir es que el piloto que sacó de México a Caro Quintero después del asesinato de Camarena es un americano’. Le pregunté si estaba seguro. ‘¿No era un cubano?’, le insistí, pero confirmó: ‘No era cubano, era un americano, un gringo de ojos azules; güero’. ‘¿Y por qué lo sacó?’ ‘Porque trabaja para ellos, para los cubanos y para la CIA. Incluso el avión en el que sacaron a Caro Quintero era de la CIA’. Se refería a Setco.
“Decidí investigar a esos pilotos. Se lo propuse a mis jefes en Washington y me dijeron que no: ‘A esos pilotos no los vamos a interrogar ni vamos a dejar que los interrogues, porque están trabajando para Estados Unidos. Enfócate nada más en los narcos’.
“Hay otro antecedente por el cual yo tenía muchas sospechas. Yo estuve como jefe de la oficina de la DEA en Mazatlán en 1986 y 1987.
“Ahí llegaron varios informantes que me dijeron que había una pista y un campamento a un lado del rancho Las Cabras, de Antonio Toledo Corro (exgobernador de Sinaloa), afuera de Mazatlán. Y en esa pista estaban bajando aviones americanos que sacaban grandes cantidades de cocaína.
“Los informantes me llevaron a ese campamento con la pista clandestina. Y en efecto había aviones grandes. Tomé fotos.
“Cada mes teníamos juntas en la embajada. En una de ellas les dije a los jefes: ‘Tengo estas fotos de un campamento donde hay aviones americanos que supuestamente están sacando mucha coca’. Me dijeron: ‘Déjalo en paz. Es un campamento para entrenar a los contras’.
“Ya era mucha información sobre la CIA y los cubanos, que estos además andaban en México con credenciales de la DFS. Teníamos que hacer algo. Por ello recluté como informante a un excomandante de la DFS, Federico Castel del Oro, pues quería saber cómo trabajaba esa corporación con la CIA.
“Le pregunté a Castel cuál era la función de la DFS y me contestó: ‘Cuidar a los narcos. Cuando me mandaron de México a Guadalajara como director de la DFS, me dio órdenes José Antonio Zorrilla Pérez. Tenía que estar ahí para proteger a los narcos y ver que el dinero se repartiera bien, para los de arriba, los políticos’. “Además me contó que todos los comandantes de la DFS en las plazas cumplían órdenes de México. ¿Cómo crees que podían tener tantos plantíos en El Búfalo.” –¿Zorrilla Pérez?
–¡Claro! Con lo que me contó Federico las cosas comenzaron a tener más sentido. “Cuando estuve en México hice amistad con Guillermo González Calderoni. Él se peleó, según me dijo, con Raúl, el hermano del entonces presidente Salinas de Gortari. Me contó que la bronca fue por no reportar la cuota como se tenía que reportar.
“Me contó más: ‘Ellos mandaron matar a dos políticos del PRD en Monterrey. Mandé gente que los matara por órdenes de Carlos y Raúl Salinas’. También aseguró que ellos mandaron asesinar a José Francisco Ruiz Massieu. ‘Al Joto’, así me dijo. ‘Esos (Carlos y Raúl Salinas de Gortari) eran bien sanguinarios y me acusaron a mí, me fincaron cargos y fue cuando me fugué’.
“Me pidió que lo sacara. Mandé un jet y lo llevaron a Los Angeles.
“Estando Guillermo en Estados Unidos me dijo: ‘Me hiciste un gran favor al
sacarme de allá y te voy a decir algo: Salte de esa investigación que traes, lo del homicidio de Camarena, por favor... te vas a apestar y de todas maneras no vas a sacar nada’.
“‘¿Qué traes?’, le pregunté. Y estaban unos americanos conmigo cuando lo dijo: ‘Mira, ustedes mismos mataron a Kiki; los americanos mataron a Kiki y no se hagan pendejos. A ti nada más te están usando’.
“Le pedí a Guillermo que me hiciera el favor de repetir lo mismo pero en inglés, para que lo oyeran mis camaradas. Y lo dijo en inglés.
“Poco después Guillermo se fue a Texas y allá se encontró con Phil Jordan. “Pasado un tiempo Jordan me habló y me dijo que Guillermo estaba preocupado por mí. Me contó que González Calderoni le había dicho que a Kiki lo había matado la CIA y le dio muchos detalles.
“‘¿Qué te dijo?’, le pregunté a Jordan. ‘Que todo mundo sabía en México, entre los comandantes, que Félix Rodríguez había dado la orden a Matta Ballesteros, y Juan Ramón voló de Honduras a México para darle la orden a Fonseca y a Caro; que ellos y la DFS tenían que levantar a Kiki. Era nada más para interrogarlo, para que divulgara sus fuentes’.
“Ahora sale a la luz que liberan a Caro Quintero y la DEA no quiso decir nada.” –¿Por qué?
–No sé, pero la prensa de Estados Unidos me pidió una reacción a esa liberación porque la DEA en Washington no quería hablar. Dije que cómo era posible que liberaran a un perro rabioso, a un psicópata que hasta le metió un palo de escoba por el recto a Kiki Camarena.
“Los reporteros me cuestionaron sobre las razones por las cuales lo habían liberado: errores legales. Les dije que le preguntaran al gobierno de México. “Cuando dije esto los periodistas me preguntaron por qué ahora lo liberaban y mi respuesta fue: porque el PRI regresó a la Presidencia. El PRI no puede manejar el caso Caro Quintero porque está detrás de su dinero. Que al PRI le hacen cosquillas las manos para quitarle el dinero a Caro Quintero. La última vez que vi el saldo de las cuentas bancarias que tiene Caro en Luxemburgo, tenía más de 4 mil millones de dólares. Y también otra cuenta con una suma mayor, que nunca se le decomisó, en Suiza.”
–¿Cuánto dinero tenía en la otra cuenta?
–No me acuerdo. Te mentiría si te doy una cifra precisa, pero eran varios miles de millones de dólares, sumas tremendas.
El suplicio
–¿Por qué mató Caro Quintero a Camarena?
–Se le pasó la mano. Los dos testigos que estuvieron ahí nos contaron que vieron cuando lo torturaron. Incluso que El Güerón (llamado Antonio Fonseca y a quien nunca arrestaron) se subió a una cama, juntó las rodillas y se dejó caer sobre las costillas de Kiki. Se las rompió.
“Fue cuando en realidad se puso mal Camarena. Después regresó Ernesto Fonseca y preguntó cómo estaba Kiki. Uno de los testigos le informó que estaba todo jodido, que lo habían chingado.
“Fonseca salió del cuarto y le dijo a Caro Quintero: ‘Hijo de tu chingada madre, te estás pasando’. Discutieron a gritos y decidieron traer a Álvarez Macháin a la casa.
“(El doctor) Álvarez Macháin traía también credencial de la DFS. Llegó a la casa, vio a Camarena y le dijo a Fonseca: ‘Jefe, está muy mal’. Fonseca le preguntó si lo podía ayudar y Álvarez Macháin le señaló que la única manera de salvarlo era llevarlo a un hospital.
“Los de la DFS dijeron que eso no se podía y fue cuando Fonseca le dijo a Caro Quintero: ‘Ya ves, hijo de la chingada; tú vas a cargar con esta cría’, y le dio una cachetada. ‘Eres un idiota; esto no debió pasar. Pero tú te vas a quedar con este problema’.
“Fonseca entonces les dijo a los testigos: ‘¡Vámonos a la chingada, aquí se va a hacer un pedote!’ Se fue a su casa, donde comenzó a drogarse. A sus pistoleros les dijo: ‘Esto va a valer madre’. En la casa de Lope de Vega la gente de Caro Quintero se ensañó con Kiki.”
–¿Cómo murió Camarena?
–Le dieron con una barreta en la cabeza.
–¿Lo mataron en la casa de Lope de Vega?
–En el carro. Los sacaron de la casa (a Camarena y a Zavala) y los echaron al carro. Iban vivos los dos. Los mandaron enterrar, pero Kiki iba agonizando y uno de los sicarios conocidos como los Tierra Libres, no me acuerdo cómo se llama, le dio con la barreta en la cabeza y lo mató. Pero el piloto iba vivo. Lo enterraron vivo en el mismo hoyo que a Kiki.
–Se dice que Félix Rodríguez los quiere demandar a usted y a Jordan por las declaraciones a Proceso y a Fox News sobre el caso CIA-Camarena.
–No le tengo miedo. Esperaré con mi equipo de abogados y todas las evidencias que tengo de lo que investigué en la Operación Leyenda. Vamos a ver quién sale más quemado con el asunto de la CIA, los contras y todo lo demás.
Mártir, con verdades a medias
Jorge Carrasco Araizaga
A un informe especial del Senado estadunidense, elaborado a lo largo de dos años para indagar la trama del caso Irán-Contras (la triangulación ilícita de recursos para abastecer a la contrarrevolución de Nicaragua), le faltaron dinero y tiempo para asomarse a lo ocurrido al sur de su frontera: el asesinato de Enrique Camarena, agente de la DEA que sí había descubierto esa relación insana del narcotráfico latinoamericano con la inteligencia de Washington. Al “thriller” Camarena-Caro Quintero-CIA se le suman nuevos elementos, algunos de los cuales apuntan incluso a los servicios secretos de Israel y a un par de extraños accidentes aéreos fatales.
Estados Unidos hizo de Enrique Camarena un mártir de su política antidrogas basándose en verdades a medias. En la investigación especial del Senado sobre el caso Irán-Contras soslayó “por falta de recursos” la relación del Cártel de Guadalajara con los narcotraficantes centroamericanos y cubano-estadunidenses colaboradores de la CIA e implicados en la muerte del agente de la DEA.
El encargado de sortear lo ocurrido con Camarena en México fue un personaje ahora de primer nivel en el gobierno de Barack Obama: el secretario de Estado, John Kerry. Éste encabezó a finales de los ochenta la investigación senatorial sobre el Irán-Contras, la operación ilegal de tráfico internacional de drogas y armas del gobierno estadunidense con la que se topó el agente de la DEA cuando indagaba a los narcotraficantes mexicanos.
La indagatoria del Senado quedó incompleta también pues no incluyó la muerte de un actor central de la ilícita operación: el agente israelí Amiram Nir, fallecido el 30 de noviembre de 1988 en un sospechoso accidente aéreo en Michoacán, donde operaba como “empresario aguacatero”.
Kerry se encargó de la investigación del Irán-Contras en su calidad de presidente del Subcomité sobre Terrorismo, Narcóticos y Operaciones Internacionales del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos. Otro de los miembros de ese comité era el actual vicepresidente Joe Biden.
El entonces presidente de ese Comité, Claiborne Pell, pidió a Kerry investigar el escándalo de la operación ilegal ordenada por el gobierno de Ronald Reagan para traficar armas de Irán hacia los contrarrevolucionarios de Nicaragua, con el apoyo de los servicios secretos de Israel y de narcotraficantes latinoamericanos. Después de dos años de investigación, en abril de 1989, Kerry dio a conocer un informe sobre las relaciones entre la política exterior estadunidense y el tráfico de drogas de América Latina a Estados Unidos. En su reporte, fechado en diciembre de 1988, dejó fuera a México pese al asesinato de Camarena en Guadalajara, en marzo de 1985.
Washington atribuyó el homicidio a los líderes del ya desaparecido Cártel de Guadalajara: Rafael Caro Quintero; Miguel Ángel Félix Gallardo, El Padrino; y Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto. Pero como lo revelaron Proceso (1928) y la televisora estadunidense Fox News, en el crimen estuvo implicada la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con el apoyo de narcotraficantes que facilitaron la operación Irán-Contras.
Kerry inició la investigación en 1986, un año y medio después del asesinato de Camarena. De acuerdo con el exagente de la DEA Héctor Berrellez, encargado de la Operación Leyenda desplegada por Estados Unidos en México tras el crimen, los jefes del Cártel de Guadalajara no actuaron solos, sino con el apoyo de la CIA y de la Dirección Federal de Seguridad, la policía secreta del régimen priista.
El ahora secretario de Estado estadunidense evitó indagar esos hechos conocidos ahora, 28 años después. En su informe dijo que el subcomité “no tuvo tiempo ni recursos” para concentrarse en otros países, como México, Paraguay, Perú, Bolivia y Brasil.
En el caso de México se limitó a decir que el reporte de 1989 sobre la Estrategia para el Control Internacional de Narcóticos de Estados Unidos reiteró su preocupación de que la corrupción relacionada con las drogas estaba socavando el cumplimiento de la ley en el país.
Citó ese documento al decir que un año antes hubo en México un incremento de narcotraficantes colombianos, implicados inicialmente en facilitar el traslado de cocaína a Estados Unidos, y se limitó a decir que el nivel de corrupción en el país era una “preocupación prioritaria” de Washington.
No dijo nada más y la historia de lo ocurrido con el agente de la DEA en México la armaron el gobierno y la prensa estadunidenses para responsabilizar únicamente al Cártel de Guadalajara, en particular a Caro Quintero. El excapo fue liberado en agosto pasado por la justicia mexicana, pero Estados Unidos dice que lo quiere juzgar en su país, por lo que ya solicitó a la Procuraduría General de la República su detención con fines de extradición.
Lo que sabe Caro Quintero de lo ocurrido con Camarena puede comprometer más a Estados Unidos, aunque Kerry haya evadido cualquier relación de los narcotraficantes mexicanos y de la CIA en la operación Irán-Contras.
Incluso, el ahora encargado de la política exterior de Estados Unidos matizó la participación del cubano anticastrista Félix Ismael Rodríguez en ese tráfico ilegal del gobierno de Ronald Reagan y su operador, el coronel Oliver North. En el reporte del subcomité que encabezaba, Kerry identifica a Rodríguez como un veterano de la frustrada invasión de Bahía de Cochinos, en 1961, con la que Estados Unidos pretendía una contrarrevolución en Cuba para derrocar a Fidel Castro.
Confirma que se trataba de un antiguo oficial de la CIA asignado por Oliver North en septiembre de 1985 –medio año después del asesinato de Camarena– al mantenimiento de las operaciones de suministro de armas a los contras en la base de la Fuerza Aérea de Ilopango, al oriente de la capital salvadoreña.
El exagente de la DEA Héctor Berrellez señala al cubano-estadunidense como agente de la CIA y partícipe en la muerte de Camarena, así como en la entrega de dinero del tráfico de drogas a los contras. Pero Kerry desestimó señalamientos en ese sentido. Uno de ellos, el del exnarcotraficante Ramón Millán Rodríguez, quien habló de una reunión en Miami, efectuada en junio de 1987, para ofrecerle una ayuda de 10 millones de dólares a favor de los opositores armados al régimen sandinista.
Matta Ballesteros
Lo que no pudo ocultar el informe de Kerry, ante las evidencias de su propio gobierno, fue la participación del narcotraficante hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros en el complot internacional armado por la administración Reagan ante la prohibición del Congreso estadunidense de vender armas a Irán, país con el que Washington no tenía relaciones diplomáticas y estaba en guerra con Irak. Reagan completó la operación mediante la entrega de ayuda financiera a la contra con dinero del narcotráfico y el tráfico ilícito de armamento a Irán.
Socio del Cártel de Guadalajara, Matta Ballesteros fue también señalado por Berrellez como proveedor de dinero al exagente cubano de la CIA Félix Rodríguez para entregárselo a los contras, y como participante en la operación de secuestro, tortura y asesinato de Camarena.
En su reporte, Kerry confirmó la colaboración de Matta Ballesteros en el Irán- Contras, con el apoyo incluso del Departamento de Estado, que ahora encabeza. Dice el reporte que esa dependencia encargada de la política exterior de Estados Unidos “seleccionó cuatro compañías para dar asistencia humanitaria a los contras”.
Las compañías fueron Setco Air, propiedad de Matta Ballesteros; Diacsa, empresa aérea de Miami propiedad de los narcotraficantes Floyd Carlton y Alfredo Caballero; Frigorífico de Punta Arenas, operada por narcotraficantes cubano- estadunidenses que no identifica, y Vortex, otra firma aérea propiedad en parte del también narcotraficante Michael Palmer.
En total esas empresas recibieron 806 mil 401 dólares del Departamento de Estado. Setco, la empresa de Matta Ballesteros, cobró 185 mil 924 dólares para el transporte de “ayuda humanitaria” a los contras entre finales de 1985 y mediados de 1986.
Dijo Kerry que el subcomité “no obtuvo respuestas claras” de por qué el gobierno estadunidense seleccionó a esas empresas para que recibieran recursos públicos. Antes de que el Departamento de Estado contratara a Setco, la empresa de Matta ya era proveedora de los contras. A principios de 1984 fue la principal compañía usada por aquellos en Honduras para el transporte de equipo y personas: al menos un millón de municiones, alimentos, uniformes y otros pertrechos militares, según consigna el informe de Kerry. Setco también recibió recursos a través de las cuentas secretas de Oliver North en sus operaciones ilegales.
La relación de Estados Unidos con Matta Ballesteros se acabó tras el asesinato de Camarena y sólo entonces el gobierno estadunidense hizo valer la clasificación del narcotraficante hondureño como un “infractor de la DEA clase 1”.
El reporte de Kerry apenas dedica un párrafo al asesinato: “En marzo de 1985 el agente de la DEA Enrique Camarena fue secuestrado y brutalmente asesinado en México. Camarena investigaba las actividades de Ramón Matta Ballesteros y Miguel Ángel Félix Gallardo al momento de ser secuestrado. Ambos, Ballesteros y Gallardo, fueron considerados socios en una gran organización de tráfico de cocaína que trabajó a través de México hacia Estados Unidos. En seguimiento del asesinato de Camarena, la DEA comenzó una intensa búsqueda de Matta”.
Pese a caer de la gracia de Estados Unidos, el narcotraficante hondureño no fue detenido sino hasta 1988, tres años después del asesinato. Contrario a la presión que ejerció contra México, el gobierno estadunidense evitó hacer lo mismo con el gobierno de Honduras, uno de sus aliados en el propósito de derrocar a los sandinistas y apoyar a los contras. El ejército hondureño detuvo a Matta en abril de 1988 y de inmediato lo envió a República Dominicana y de ahí a Miami, donde fue detenido y procesado.
Conexión israelí
El informe del Senado estadunidense sobre el Irán-Contras evitó también al operador israelí del tráfico de armas, el agente Amiram Nir, quien falleció en Uruapan en un accidente aéreo el 30 de noviembre de 1988, un mes antes de que Kerry firmara su reporte, en el cual el nombre del operador israelí ni siquiera se mencionó.
Después de sus actividades al servicio del Irán-Contras, Nir apareció en México como socio principal de una empresa exportadora de aguacates: Nucal. En uno de sus viajes entre Uruapan y el Distrito Federal murió en un accidente cuando viajaba en una avioneta Cessna T-210 propiedad de la empresa Aerotaxis de Uruapan, con la matrícula XA-HAQ.
La prensa michoacana habló de una falla mecánica de la avioneta, que al intentar aterrizar de emergencia se fue a pique en un barranco cerca de Ciudad Hidalgo, en el noreste del estado. Nir se había embarcado con una identidad falsa.
Sus restos fueron identificados por un ciudadano argentino, Pedro Cruchet, quien declaró a la policía michoacana que Nir era francés y estaba en México como turista; sin embargo el gobierno de Michoacán informó que éste tenía un pasaporte emitido en Tel Aviv con una visa entregada por el consulado de México en Londres, apenas unos días antes del accidente.
La prensa internacional dio a conocer que se trataba de un asesor del entonces primer ministro de Israel, Isaac Shamir, y estaba vinculado con el caso Irán- Contras.
La historia de Nir y su papel en los servicios de inteligencia y espionaje de Israel la dio a conocer el periodista galés Gordon Thomas en su libro Mossad. La historia secreta, publicado en 1998, 10 años después de la sospechosa muerte de quien fue pieza clave en la operación ilegal.
Cuenta que el cuerpo de Nir fue llevado a Israel y que más de mil personas acudieron al funeral, entre ellos el ministro de Defensa, Isaac Rabin. Según Gordon, el jefe del Ejército israelí se refirió a la misión de Nir como “labores secretas todavía no reveladas”.
Asegura que para el Mossad (el servicio secreto de Israel) su agente fue asesinado por la CIA a fin de asegurarse de que no habría problemas para Reagan y su vicepresidente George Bush en el juicio contra Oliver North.
Dice el periodista especializado en espionaje internacional: “Un apoyo a esta teoría lo aportó el comandante naval norteamericano que había acompañado a Nir a Teherán en su misión para liberar a los rehenes (estadunidenses) de Beirut.
“La historia del comandante se refería al hecho de que Nir había conocido a George Bush, entonces vicepresidente, el 29 de julio de 1986, en el hotel Rey David de Jerusalén, donde lo había puesto al corriente sobre la operación de venta de armas a Irán, vía Israel.”
Al parecer Nir grabó en secreto la conversación y la tenía como prueba para relacionar a Bush con el canje de armas por rehenes. En esa reunión también estuvieron Charles McKee y Matthew Gannon, oficiales de campo de la CIA, quienes murieron días después de Nir también en un accidente aéreo: el 21 de diciembre de 1988 el vuelo 103 de Pan-Am explotó en el aire cuando volaba sobre la ciudad escocesa de Lockerbie. Tres años después de su muerte, la casa de Nir fue asaltada. De ella robaron grabaciones y documentos.
fuente.-Reportaje ContenidoEdicion 1929/publicada 2013.
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