Entre las armas que llegan a los delincuentes no solo están las que ingresaron ilegalmente al país. También hay pistolas y rifles de alto poder que los policías terminaron perdiendo o que fueron robadas a los elementos o incluso a las armerías.
El estudio “El tráfico legal e ilegal de armas a México” mostró –a partir de cifras oficiales– que de 2010 a 2016 se robaron o extraviaron 20,066 armas de fuego legales. Se trata de armamento que la Sedena adquirió en el extranjero para ser vendido a las distintas fuerzas de seguridad pública del país.
De acuerdo con Chávez Vargas, llaman la atención los siguientes casos: Guerrero, donde el 20 % del armamento que se ha recibido de parte de la Sedena a los policías locales se ha perdido; Tamaulipas, donde el 11 % de las armas recibidas fueron extraviadas o robadas, así como la Ciudad de México, donde hay más de 5 mil armas perdidas, 8 % de las que se han recibido.
La investigadora advirtió que es muy probable que un número importante de estas armas haya terminado en manos de la delincuencia ya que, por si fuera poco, no hay un seguimiento adecuado de las mismas.
“Hay un claro descuido y negligencia de las autoridades e incluso no podemos descartar que aquellos estados que tienen un porcentaje importante de armas extraviadas pudieran tener un patrón de sustracción de estas armas y que muy probablemente dichas armas terminen en manos del crimen organizado. Porque además no hay un seguimiento puntual de lo que sucede con las armas extraviadas y no hemos podido averiguar dónde terminan”, expuso.
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