El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, tiene ideas muy definidas sobre las fuerzas armadas, sobre todo sobre el papel del Ejército en nuestra historia reciente.
Y no ha tenido empacho para expresarlo. A diferencia de otros mandatarios que han sido extremadamente cuidadosos con sus opiniones al respecto.
De ahí que impacte tanto escuchar que el Ejército no es perfecto, que tiene “manchas” …
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Esto a pocos días de haber nombrado a los próximos titulares de la Sedena y de la Semar.
En cuanto al próximo secretario de la Defensa Nacional, aseguró haber mandado hacer varias investigaciones, una de ellas con Derechos Humanos. Su elección fue un general divisionario, el más joven, Luis Cresencio Sandoval, con una hoja de servicio impecable, con experiencia, cuya arma de origen es la Caballería.
No fue nunca uno de los nombres mencionados como “finalistas”, filtrados obviamente por la misma Secretaría de la Defensa Nacional. Es decir, no estaba en la lista de generales que proporcionó el general Salvador Cienfuegos.
Su nombramiento ha recibido grandes apoyos de la sociedad, de los analistas en temas militares y dentro de las mismas fuerzas armadas. Sobre todo, entre quienes están profundamente disgustados con muchas políticas militares de este sexenio. Que no sea un militar del círculo cercano al actual titular de la Sedena se convirtió en una inmensa ventaja.
Es obvio que Sandoval viene con otra mentalidad. Y que debe haber entendido muy bien los propósitos militares de López Obrador. Baste recordar que la semana pasada, en Tamaulipas, afirmó que en su gobierno introducirá dos temas en las escuelas militares: El de respeto a los derechos humanos, y un código para regular el uso de la fuerza, para que no haya más masacres.
Esto significa un cambio abismal.
Recordemos que, durante su campaña política, López Obrador se manifestó en varias ocasiones contra el uso excesivo de la fuerza por los militares. Asimismo, ha reiterado que no utilizará a las fuerzas armadas para “reprimir al pueblo”, y ha repetido que el 68 es una mancha para el Ejército, aunque en realidad se refiere al papel que desempeñó el Estado Mayor Presidencial bajo el mando del general Luis Oropeza.
El perfil del general Luis Cresencio Sandoval tiene suficientes elementos para haber convencido a López Obrador de que se trata del hombre correcto para comenzar estos, inmensos, cambios militares. Se trata de modificar profundamente la doctrina militar de aniquilamiento al enemigo, que es común a todos los ejércitos del mundo.
El presidente electo también ha repetido que está cierto de la lealtad de las fuerzas armadas. El general Sandoval será un garante de esta lealtad que tendrá que pasar por una transformación inmensa, y que deberá manifestarse en una obediencia total a nuevas políticas, nuevos roles, nuevos desempeños que nunca imaginaron los militares que estarían obligados a desempeñar.
Frente a los grandes dueños del dinero, en Guadalajara, López Obrador afirmó que el Ejército no es perfecto, pero “ayudará a garantizar la seguridad” …
Fuente.-Isabel Arvide
@isbaelarvide
(Imagen/proceso)
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