La desafiante altanería de Elba Esther Gordillo, que al ganar su libertad acusó de traidor a medio mundo y ahora amenaza al periodista Carlos Loret con demandarlo por haberla “calumniado” y afectar su buen nombre, nos indica que no aprendió nada en cinco años de cárcel.
Igual de soberbia, de prepotente, de autoritaria.
No ganó una pizca de humildad para entender que el país ha cambiado y que no se le puede tomar el pelo a la ciudadanía de la forma en que lo hizo el lunes en su mensaje a medios.
Dejo aquí la extraordinaria reflexión de mi colega Francisco Zea, ante las cámaras de Imagen, sobre esos 12 minutos que le bastaron a Elba Esther Gordillo para recordarnos que con su salida de la prisión domiciliaria se caía la reforma educativa. Estoy de pie, dijo.
“La pregunta ahora es, de pie ¿para qué demonios?
“Yo nada más le quiero pedir algo (a los televidentes) que yo hice hoy por la mañana. Me puse frente al espejo y me quedé como cinco minutos, y de verdad me dije: cara de pen… no tengo. Hágalo usted también. Es importante porque creo que los mexicanos merecemos un poco de respeto.
“Una cosa es que la justicia no la haya podido procesar por la opacidad que permite la propia ley a las instituciones sindicales, porque no se permite que pueda haber una fiscalización de los dineros que entran a los sindicatos. Eso es una cosa muy distinta. Pero lo vimos en el propio expediente que nos explicó Noé Rivera en el 2011… de lo que pagaba la señora todos los meses: 100 mil dólares, 150 dólares a Neiman Marcus, a Sacks Fifth Avenue. Eso fue parte del expediente, eso no se borra, aunque no sea culpable de conformidad con la ley mexicana…
“Aquí el problema es que las cosas sucedieron y los atuendos que se pone la señora, de 300 mil, de 500 mil pesos, no los va a ver juntos un maestro en toda su vida; un maestro dedicado, un maestro de esos que con la cantidad de carencias que hay, todos los días se parte la madre frente a un grupo para poderle enseñar a un mexicano a ser mejor. (Ese maestro) no los va a ver juntos nunca… cuando tuvo el cinismo de decir que su casa de San Diego no vale cinco millones de dólares, sino que vale dos millones o un millón 700 mil dólares, que son casi 34 millones de pesos, que ningún maestro tampoco los va a ver juntos en toda su vida. Bueno, ni un maestro ni varias escuelas: eso es mucho más de lo que se les mete a muchas escuelas del país…
“Ahora resulta que estuvo usted más de tres años en la cárcel (cinco), y sale fresca, renovada… Perdóneme, pero esto es una maldita burla. Se supone que estuvo usted en la Torre Médica de Tepepan y después en hospitales privados porque se estaba muriendo… de risa se ha de haber estado muriendo, pero de nosotros. Se lo digo claramente: no somos imbéciles, no somos ‘pentontos’. Los mexicanos ya hicimos un ejercicio de ponernos cinco minutos frente al espejo y ver que no tenemos cara de idiotas”.
Tremendo el comentario de Francisco Zea. Pero acertado y lo pongo en mi columna porque lo suscribo plenamente.
Como también es fuerte el comentario de Carlos Loret, quien tiene toda nuestra solidaridad.
Que demande la señora, y que vuelva a salir en televisión, triunfante porque echó abajo la reforma educativa y recuperó su libertad.
Lo segundo no me incumbe y la verdad no me interesa.
Pero lo primero es un crimen: por alianzas políticas con el nuevo equipo gobernante, el sindicato de maestros con Elba Esther Gordillo al frente vuelve a tomar las riendas del destino de la educación en el país y, con ello, del destino de millones de niños que merecen un futuro mejor.
fuente.-Pablo Hiriart/
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