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sábado, 2 de noviembre de 2019

VIDEO: DE ESTILO MALANDRO la "FURIA NEGRA",el CARTEL "POLINEGRO" de CABEZA de VACA TIENE CORRIDO...acumulan y acumulan "corridos".

En redes sociales circula un corrido como los que acostumbran los sicarios de los distintos grupos de criminales y Carteles del pais que hace alusión a la  “La Furia Negra” como también se le conoce a la "Fuerza Tamaulipas", un grupo policiaco de carácter estatal que opera en la entidad bajo la gestion del delincuente que llego a gobernador Francisco Javier Garcia Cabeza de Vaca y que dice enfrentar  a narcotraficantes,pero que en la realidad lastimosa ha sido exhibido compitiendo con el crimen en innumerables actos de allanamientos ilegales, extorsion,levantones y secuestros, montajes y asesinatos.

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En los últimos meses este grupo de policías que no se alinea con las peticiones de abrazos y no balazos que en el otro extremo de la estrategia fallida promueve el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) deja en clara la "estrategia" de Garcia Cabeza de Vaca,pues el corrido cuenta que los de "La Furia Negra" tienen como especialidad mandar con “la huesuda” (matar) a los criminales como ha quedado en evidencia en otros Videos,con recurrentes desencuentros donde han muerto muchos, muchos inocentes.

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Uno de los casos más sonados de intervención "polinegra"  fue la reciente masacre de Nuevo Laredo donde 8 personas fueron levantadas, luego masacradas con disparos en la cabeza, para enseguida montar un escenario de enfrentamiento que degenero ya en la orden detención de 7 policías que ahora son fugitivos y por cuyo actuar se infiere son "policias criminales combatiendo al crimen",de manera selectiva y como lo ordene su gobernador.

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Mas recientemente un AUDIO en la frontera chica de Tamaulipas exhibio la colusión de "puerco completo" con los delincuentes que dicen combatir.

NOTA RELACIONADA:

Fuente.-Medios/redes/

DESTINOS de PLAYA MEXICANOS y CIUDAD VICTORIA "COMPITEN" en el MUNDO como los "MAS VIOLENTOS" ...sol,mar,arena,balaceras y ejecuciones.


Michoacan, Jalisco, Sinaloa, Colima y Guerrero, estos son algunos de los estados que un día fueron paraísos turísticos y hoy se han convertido en estados plenamente controlados por los cárteles mexicanos. Tijuana, Acapulco, Ciudad Victoria, Ciudad Juárez e Irapuato están consideradas dentro de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, de acuerdo con un informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México.

Acapulco, antigua playa en la que los famosos tenían sus casas de veraneo, vive una de sus épocas más oscuras. Ejecuciones, multihomocidios, ataques a bares, secuestros, son algunas de las cosas que se viven en aquella ciudad guerrerense.

El pasado 9 de octubre, sujetos incendiaron un camión urbano de pasajeros en plena avenida Costera Miguel Alemán, la principal vía de Acapulco y una de las más vigiladas. Una semana después, una familia completa desapareció a manos de una organización criminal. Un mes antes, en el mismo día, se registraron ejecuciones y persecuciones en aguas del paradisíaco puerto.

Acapulco entró en un proceso de declive. La contaminación de sus mares, la basura de sus playas dejada por los turistas y la violencia generalizada en el estado ha dado como resultado su abandono, al menos del sector turístico internacional.

En los primeros 10 meses de 2019, ocho municipios con destinos de playa concentraron 3,352 homicidios (Foto: Cuartoscuro)

En respuesta, emergió otra joya del turismo: Cancún. Las ruinas mayas a su alrededor y la cadena de playas que lo rodean, entre ellas Playa del Carmen y Tulum, se habían convertido en atractivos destinos. Sin embargo, el narcotráfico también ha terminado por ahuyentar a los visitantes. De abril a septiembre de este año, Cancún registró 41.3 homicidios por cada 100,000 habitantes.

Una investigación hecha por El Universal muestra que, al menos ocho “paraísos” en México registraron tasas de homicidio por cada 100,000 habitantes tan altas que se contabilizaban entre las primeras 50 de todo el territorio nacional.

Los destinos se ubican en el litoral del oceáno Pacífico y el Caribe mexicano. Entre ellas está Playas de Rosarito, destino ubicado en costas de Baja California; Manzanillo, en Colima; Tijuana, en el estado de Baja California; Zihuatanejo, en Guerrero; así como Playa del Carmen y Cancún, en Quintana Roo.

En los primeros 10 meses de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, ocho municipios con destinos de playa concentraron 3,352 homicidios, más del 11% del total de estos delitos registrados en el país.

En 2019, México tuvo su inicio de año más sangriento de la historia (Foto: Reuters)

Playa del Carmen, un sitio que se había convertido para miles de turistas en el “mejor destino turístico de México”, también ha perdido su esplendor. En 2017, cinco personas murieran en un tiroteo dentro del bar Blue-Parrot, un incidente que se adjudicó una célula del Cártel de Los Zetas que quiere parte de las ganancias que aquí se generan. Desde ese año, ha ido disminuyendo su esplendor y actualmente ocupa un deshonroso décimo séptimo lugar entre los municipios más violentos en 2019.

Actualmente el país enfrenta una crisis que no sólo afecta a las playas paradisíacas de la Rivera Maya. Con 6.000 asesinatos en el primer bimestre de 2019, México tuvo su inicio de año más sangriento en la historia.

En el caso concreto de Quintana Roo, los homicidios dolosos se duplicaron al pasar de 359 casos en 2017 a 763 reportes en el 2018, lo que representó un aumento del 112%, de acuerdo con las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

La violencia del narco ha irrumpido en el mundo de lujo, de playas vírgenes, campos de golf, y tesoros naturales (Foto: Cuartoscuro)

Esta tendencia a la baja del turismo internacional también está confirmada para otros destinos del país, como Huatulco, Mérida, Tapachula y Villahermosa.

La violencia del narco ha irrumpido en el mundo de lujo, de playas vírgenes, campos de golf, y tesoros naturales que parecían estar fuera del radar de sangre que actualmente padece casi todo el territorio mexicano. Los homicidios dolosos son perpetrados en su gran mayoría por ajustes de cuentas del narco, que controla el tráfico de drogas, armas, personas, secuestro y cobro de piso en el país.

fuente.-

"AMLO en PICADA": ENCUESTA ADVIERTE CAIDA de la APROBACION PRESIDENCIAL...inicio con 80's y ya va en los 60's.

La #AMLOTrackingPoll es un ejercicio estadístico diario sobre la aprobación o desaprobación de la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, realizado por Consulta Mitofsky de Roy Campos para El Economista. De acuerdo con Campos, se trata de una medición digital de la función pública.

fuente.-

A "TEMBLAR CORRUPTOS": LEGISLADORES del PAIS "DAN SUPERPODERES" a la INTELIGENCIA FINANCIERA...para congelarles el dinero y extinguirles propiedades.

La Cámara de Diputados recibió del Senado una minuta que reforma la Ley de Instituciones de Crédito para darle a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) la facultad de congelar cuentas e iniciar procesos de extinción de dominio.

FACIL Y RAPIDO:

Cuando la iniciativa se discutió en el Senado, algunos legisladores acusaron que se trata de una reforma inconstitucional, ya que antes de bloquear cuentas, el Ministerio Público debe investigar.

El documento, que fue turnado a la Comisión de Hacienda, adiciona el capítulo V, denominado De la Garantía de Audiencia de las Personas Incluidas en la Lista de Personas Bloqueadas, mismo que contempla un solo artículo, el 116 Bis 2.

SE INCONFORMAN:

En él se establece que la Secretaría de Hacienda podrá introducir a una persona en la lista de bloqueos cuando cuente con indicios suficientes de que se encuentra relacionada con los delitos de financiamiento al terrorismo, operaciones con recursos de procedencia ilícita o ilícitos asociados con éstos.

Las modificaciones establecen que las personas que sean incluidas en dicha lista tendrán derecho de audiencia, para que dentro de un plazo de 10 días hábiles contados a partir de la notificación de la institución bancaria correspondiente, se manifieste por escrito o de forma verbal, ofrezca pruebas y formule alegatos.

fuente.-


GOMEZ MONROY y CABEZA de VACA en el "ENROQUE de la PANDILLA de CORRUPTOS" en TAMAULIPAS...google si tiene memoria.

Luego de la "promesa incumplida" en 2016 que ofrecía llevar al gobierno de Tamaulipas a los mejores perfiles, el gobernador hampón de la entidad Francisco Javier Garcia Cabeza de Vaca,volvio a enrocar a la "pandilla de cómplices" que le han sido útiles para saquear los recursos públicos,sin mayor atributo o talento pero con la garantía de ser sus incondicionales, listos para favorecerlo asi sea violentando la ley,enriqueciéndose y enriqueciendolo.

Y es que entre la serie de "cambios" publicitados ayer por el gobierno de la entidad para que "todo quede igual",destaca la figura de Mario Gómez Monroy ahora flamante SECRETARIO de EDUCACION que durante la gestion de Garcia Cabeza de Vaca como alcalde de Reynosa (2005-2007) fue Secretario de Administración y acusado de corrupción tras habérsele descubierto una  mansión de más de un millón de dólares en el 1308 de la calle Sabinal del exclusivo fraccionamiento Los Jardines de El Cimarron en la ciudad de Mission Texas,a una cuadras donde el mandatario tambien tiene su residencia.

Gomez Monroy es el mejor símbolo de esa corrupción que prevaleció durante la administración encabezada por el panista Francisco García Cabeza de Vaca y cuya estrategia ahora es replicada a cabalidad, que le ha permitido al gobernador amasar una fortuna que en 2016 ya era calculada en 951 Millones de pesos en  solo 11 años de servidor publico, ahora es mayormente escandalosa e inconmensurable, la Inteligencia Financiera Federal en cualesquier momento dará a conocer hallazgos de su fortuna y acusaciones formales.

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LA HISTORIA NEFASTA

En unos pocos años, este personaje pasó de ser despedido de la dirección administrativa del Hospital General de Reynosa por “pérdida de confianza”, al acumular una fortuna que le permitió que el 21 de noviembre de 2005 -a 11 meses de asumir su puesto- adquirir junto con su esposa, Gabriela de la Garza de Gómez, un terreno de 10 mil 575 pies cuadrados (982.26 metros cuadrados) con un costo de -por lo menos- 70 mil dólares (777 mil pesos).

El 19 de marzo de 2007, Gómez Monroy y su esposa obtuvieron un préstamo del Laredo National Bank por 458 mil 400 dólares (5 millones 88 mil 240 pesos), mismo que sería pagado en su totalidad el 19 de diciembre de 2007, cuando faltarán menos de 15 días para concluir la actual administración.

La transacción quedó plasmada en el documento 20077-1739790, que se encuentran en poder de este medio.

De acuerdo a la documentación presentada por este medio, el destino de estos recursos era pagar parte del costo de la construcción de una residencia que –de acuerdo al documento 2007-1742465, del que se tiene copia– tiene un costo 518 mil 45.50 dólares (5 millones 750 mil 305 pesos) y que se edificó el fraccionamiento Los Jardines del Cimarron.

Todo esto pudo lograrlo no obstante de acuerdo a la nómina del pasado Ayuntamiento panista (de la que se tiene copia), Gómez Monroy percibió un salario mensual de 24 mil 500 pesos más compensaciones, que iban de los 45 a los 55 mil pesos mensuales.

Nada mal para un servidor público que estuvo al frente de “la dependencia encargada de otorgar el apoyo administrativo a las diferentes áreas de la Administración Pública Municipal, mediante el diseño e implementación de los sistemas y procesos administrativos que permitan mejorar la calidad de los servicios que presta la Administración Pública Municipal, ejerciendo además el presupuesto de egresos aprobado, junto con las demás tareas que le encomiende expresamente el presidente municipal o le atribuyan las leyes y reglamentos vigentes”.

De hecho, y de acuerdo al salario que percibía cuando recibió el préstamo (80 mil 532 dólares al año) para poder conseguir los recursos necesario para la compra que hizo en apenas unos meses, Gómez Monroy necesitaba trabajar como secretario de Servicios Administrativos y ahorrar íntegro su salario por espacio de 7 años y 6 meses.

Sin embargo, no sólo pudo pagar el crédito y terminar de construir la casa y amueblarse (una erogación que rebasa los 618 mil 45.50 dólares o 6 millones 860 mil 305 pesos), sino que también la amuebló y adquirió tres vehículos de lujo que se pueden ver estacionados en las dos cocheras de la vivienda.

Entre ellos se encuentra un lujoso automóvil BMW 530i, color negro, placas 096-SHC, del Estado de Texas.

De acuerdo a la página de Internet de la compañía (www.bmw.com), este vehículo cuenta con una máquina de 3.0 litros y 255 caballos de fuerza. Entre algunas de sus características, el 530i viene equipado con el sistema “active cruise control”, que consiste en unos sensores ubicados en la parte frontal de la unidad que al detectar la presencia de otro vehículo y reducen la velocidad para generar una distancia segura entre los dos coches.

Esta y otras características propias de un automóvil de lujo son las que hacen que el 530i tenga un costo inicial de 47 mil 500 dólares (527 mil 250 pesos). La unidad está registrada bajo el nombre de Gabriela de la Garza Gómez, esposa del ex funcionario.

Pero éstas no son las únicas propiedades de Gómez Monroy, también está un departamento ubicado en el fraccionamiento River Oaks Garden -también en Mission-, que según registros oficiales es propiedad de Gómez Monroy desde el año 2004 y tiene un costo de 202 mil 40 dólares (2 millones 242 mil 644 pesos).

Además está la residencia que el ex funcionario tiene en la calle Octava, número 429, del fraccionamiento Las Fuentes, donde residió durante los años que fungió como funcionario público. 

Nada mal para alguien que entre los años 1999 y 2000, fungió como director administrativo del Hospital General de Reynosa, puesto que tuvo que abandonar por “pérdida de confianza”, generada por presuntos malos manejos de los recursos bajo a su responsabilidad, irregularidades que nunca pudieron ser comprobadas por lo que el hoy funcionario municipal no enfrentó ningún proceso penal o administrativo.

De hecho, las mansiones que hoy posée son muy diferentes a la modesta casa de de regulares dimensiones ubicada en el número 1280 de la calle Pedro J. Méndez, de la colonia Del Prado, que Gómez Monroy rentaba con su familia.

Blanca como el mármol

Para llegar a la mansión del ex funcionario público, hay que tomar el camino Glasscock hasta llegar al fraccionamiento Los Jardines de Cimarron, que es un exclusivo fraccionamiento privado.

Este conjunto habitacional se encuentra a un par de kilómetros de El Cimarron y Sharyland Plantation, dos de los más lujosos centros habitacionales del sur de Texas y que cuentan con campo de golf, country club, canchas de tenis, de fútbol, un lago artificial y otras instalaciones deportivas.

Es tan exclusivo, que los habitantes de Los Jardines de Cimarron deben de digitar una contraseña en el portón metálico del único acceso al fraccionamiento.

Sobre la calle Sabinal sobresale la enorme mansión color blanco que se encuentra identificada con el número 1308 y que es propiedad de Mario Gómez Monroy.

La vivienda -que fue edificada por la empresa Fuentes Construcciones LCC- cuenta con dos cocheras con capacidad para cuatro vehículos grandes cada una, un recibidor, dos estancias, sala, comedor, cocina, un segundo piso con por lo menos cuatro habitaciones y una enorme cúpula en la parte más alta.

De hecho la tarde que se visitó la mansión, se observaron tres vehículos de lujo estacionados en las cocheras de la residencia, incluyendo el BMW 530i color negro.

La mansión tiene en su exterior detalles en teja, la puerta principal está elaborada de madera y hierro forjado, además de que cuenta con grandes ventanales para dar vista al patio.

Aunque el 90 por ciento de la residencia está elaborada con madera, uno de sus muros fue levantado de concreto buscando dar mayor protección a la vivienda en caso de inclemencias climatológicas.

Considerando el precio del terreno donde se encuentra ubicada, el costo de la construcción de la residencia y el costo probable del amueblado de la misma, Gómez Monroy fácilmente puede presumir que es propietario de una casa con un costo cercano al millón de dólares.

Impunidad que ofende

Tras las denuncias de corrupción ,Mario Gómez Monroy nunca pudo explicar de dónde sacó el dinero para construir la mansión que actualmente ocupa con su familia.

De hecho, este ex funcionario tampoco pudo explicar porqué una empresa de su propiedad: “Impresiones DAC”, que se encuentra ubicada sobre el libramiento Luis Echeverría, frente al velatorio municipal, cobró cheques al entonces  Ayuntamiento de Reynosa por concepto de renta de lonas de plástico, donde llamaba la atención que en las facturas que “Impresiones DAC” presentaba y cobraba al Municipio panista , aparecia como su domicilio fiscal la calle Praxedis Balboa, número 1380 de la colonia Simón Rodríguez. En este lugar nadie conocia ni a “Impresiones DAC” o a su propietario, Mario Gómez Monroy.

Luego de que concluyó la administración municipal panista encabezada por Francisco García Cabeza de Vaca. Durante ese tiempo, Mario Gómez Monroy no sólo terminó de construir su residencia en Los Jardines de El Cimarron sino que la pagó en su totalidad y ahora la multiplica a paso vertiginoso, el fin de sexenio esta próximo.

Fuente.-CONTRALINEA/ No. 31 / Julio 2008





viernes, 1 de noviembre de 2019

"EL AHORA es ELLA " y CUENTA su ROMANCE con un NARCOTRAFICANTE COLOMBIANO...lo trans no fue impedimento.

Los gángsters no son conocidos por sus actitudes progresistas. Esto es especialmente cierto cuando se trata de sexualidad; varias organizaciones criminales diferentes, desde la mafia italiana hasta la MS13, asesinan rutinariamente a cualquiera de sus miembros si sospechan que es parte de la comunidad LGBTQ.
Por eso, me sorprendió enterarme a través de un contacto colombiano mío, quien estuvo en una cárcel del Reino Unido por tráfico de drogas, que en su país de origen había conocido a una joven trans que tenía un romance muy abierto con un narcotraficante colombiano. Según la joven, él estaba profundamente enamorado de ella y era una relación muy aceptada por la mayoría de los miembros de su organización.
Fue una relación que surgió en parte debido a la severa dificultad de ella de crecer como una persona trans en un hogar conservador. Cuando era adolescente, Gabriela se vio obligada a abandonar su hogar debido al abuso que sufría a manos de su padre, un cristiano fundamentalista, y terminó en las calles. Dijo que un encuentro casual con un narcotraficante local cambió su vida, aun cuando el peligro y la violencia del narcotráfico siempre estuvieron presentes. Esto es lo que me contó.
Durante mis primeros años, nunca imaginé que me involucraría con narcotraficantes y que estaría en las calles. Mi papá era abogado y me pagó una escuela privada. Tuve una crianza cómoda desde el punto de vista económico, y mi vida habría sido relativamente fácil de no haber sido transgénero.
Supe que era una niña atrapada en un cuerpo masculino desde muy joven, y en secreto solía vestirme como niña en la casa de un amigo gay. Anhelaba poder hacer lo mismo frente a mi familia, y finalmente un día decidí que ya era hora de dejar de vivir una mentira y decirle a mi papá que era transgénero.
Decir que no lo tomó muy bien es un gran eufemismo. Es muy religioso y estaba furioso. Me golpeó despiadadamente y me llevó a su iglesia al día siguiente, donde trató de obligarme a aceptar un exorcismo para que expulsaran la homosexualidad de mi ser. Pensé que era algo ridículo y me negué, lo cual lo enfureció aún más. La situación se volvió tan insostenible que finalmente me fui de casa para vivir en las calles.
La primera noche no tenía dónde quedarme; dormí en un parque local, en el que me encontró una amiga transgénero al día siguiente y me llevó a conocer a una proxeneta que dijo que podría ayudarme a ganar algo de dinero. Se trataba de una mujer trans mayor que quería que vendiera mi cuerpo. Me negué rotundamente, así que me dio un cuchillo y un poco de gas pimienta y me dijo que en lugar de eso podía cuidar a las prostitutas y asegurarme de que nadie más, aparte de los clientes, llegara a las calles en que ellas operaban. También era responsable de robar a punta de cuchillo a los borrachos que por error pasaran por esas calles. Mi estilo era muy gótico en ese momento, así que solo Dios sabe lo que la gente debió haber pensado de esta pequeña chica adolescente que patrullaba las calles con un cuchillo. Seguramente mi aspecto era perturbador.
Después de un tiempo, pasé del robo en las calles al robo de tiendas a punta de pistola. Lamentablemente, las cosas que tuve que hacer para sobrevivir eran comunes para las personas en ciertas áreas de Colombia. Las calles en las que pasaba la mayor parte de mi tiempo eran extremadamente peligrosas, y la policía solía perseguirme cuando estaba con las prostitutas para golpearnos. Fue un período muy tenso e incierto de mi vida.
Afortunadamente, después de pasar meses en las calles, cuando tenía diecisiete años, mi suerte finalmente cambió. Un día, una SUV llegó a la calle donde operaban las trabajadoras sexuales, un chico descendió y le preguntó a la proxeneta si tenía alguna mujer trans disponible. Me vio y dijo que no podía resistir quedarse a fumar un cigarrillo conmigo. Me dijo que estaba muy solo y que necesitaba a alguien con quién pasar el rato. Hablamos y me dijo que se llamaba Carlos* y me llevó a comer algo. Luego me reveló que era una pieza importante en el mundo de las drogas.
Carlos y yo comenzamos a salir y me pagaba un apartamento. De hecho, era muy romántico y me llevó por todo el país con él. Íbamos en moto a las montañas y mirábamos juntos las estrellas por la noche. Tenía un jacuzzi en su casa, y solíamos relajarnos ahí juntos, escuchando jazz y deep house. Me gustaba mucho el house en ese tiempo, y también iba a raves con él, flanqueados siempre por su equipo de seguridad. Tal vez no lo creas, pero Colombia tiene una muy buena escena rave.
Rara vez vi el lado más oscuro de él, aunque hubo una ocasión en la que pude verlo muy de cerca. Él ofreció una fiesta en su casa y una mujer que había bebido demasiado y consumido muchas drogas comenzó a gritar y vociferar toda clase de cosas. Carlos y sus amigos se empezaron a preocupar de que ella revelara actos que pudieran incriminarlos, por lo que uno de ellos me escoltó fuera de la habitación para que no viera lo que le sucedería.
Nunca volví a ver a la mujer. Había rumores de que Carlos había matado a muchas personas y organizado importantes operaciones de contrabando de drogas que implicaban llevar cocaína al extranjero en avión, por lo que supongo que sea lo que sea que le haya sucedido a esa mujer, no fue agradable.
Sin embargo, él era muy amable conmigo y nunca intentó ocultar nuestra relación. Me presentó a todos sus socios, quienes me aceptaron bien una vez llegaron a conocerme. El hecho de que yo fuera transgénero pronto se convirtió en un detalle incidental. Aunque todavía hay muchas personas en el bajo mundo local que tienen puntos de vista negativos sobre las personas transgénero, me gustaría pensar que el hecho de que yo saliera con Carlos derribó algunas barreras y disminuyó el estigma asociado con salir con mujeres trans. Obviamente, algunas personas aún nos desprecian, pero el cambio es un proceso gradual.
Tres años después, en 2013, nuestra relación llegó a su fin cuando me mudé a Nueva York para vivir con mi madre. Ella se enteró de que yo había estado viviendo en las calles y estaba muy preocupada por mí. Me pidió que volara a Estados Unidos y me quedara con ella, y acepté porque quería mejorar mi inglés. También me gustó la idea de un cambio de escenario; nunca antes había estado en Estados Unidos y me emocionaba la idea de pasar tiempo ahí.
Cuando le dije a Carlos que me iba del país, se volvió loco y comenzó a disparar contra su casa. Fue aterrador, pero sabía que no me haría daño. Supongo que cada persona tiene una forma distinta de manejar las rupturas, y esa fue simplemente su forma de lidiar con ello.
Disfruté vivir con mi madre, pero después de un tiempo ella volvió a Colombia y me dejó a mi suerte nuevamente. Durante ese tiempo, utilicé las habilidades criminales que había perfeccionado en las calles de Colombia y comencé a vender benzodiacepinas y anfetaminas para mantenerme. Pronto me di cuenta de que el mundo de las drogas era mucho menos feroz en los Estados Unidos que en mi país natal. Fue relativamente sencillo en comparación, y terminé ganando más de 1.000 dólares por semana.
A principios de este año utilicé el dinero que gané vendiendo droga para financiar una visita a Colombia y ver a mis amigos y familiares, y a las pocas semanas de regresar, noté varias señales de que Carlos había mandado gente a seguirme.
Noté que por donde yo estaba pasaban las mismas tres SUV todo el tiempo y a unos personajes de aspecto dudoso que me miraban cuando estaba en los raves. Supuse que tenía que ver con mi ex, así que lo llamé y me dijo que había enviado a sus guardaespaldas para cuidarme y que me extrañaba y que quería que nos viéramos. Estuve de acuerdo, y él me recogió en su carro.
Carlos empezó a llorar en el momento en que la puerta del carro se cerró y me rogó que volviera con él. Dijo que estaba saliendo con alguien horrible y que quería terminar la relación y volver conmigo. Yo tenía novio en Nueva York, así que le dije que sería mejor que siguiéramos siendo amigos. Rompí con ese novio poco después, lo cual significó no volver a Estados Unidos, pues ya no tenía motivo para volver, pero tampoco reanudé mi relación con Carlos. Dicen que nunca hay que volver con un ex, y creo que es un buen consejo.
Sin embargo, todavía lo respeto mucho porque siempre me trató bien y me ayudó cuando estaba en una situación desesperada. A pesar de la actividad a la que se dedica, aún tiene muchas cosas buenas y nunca lo olvidaré. Ahora que tengo veinticinco años recuerdo mi tiempo con él como una etapa divertida de mi vida, llena de glamour pero también con un ligero toque de peligro. Ciertamente fue una gran experiencia y me alegra haberla tenido.
Fuente.-

"CULIACAN la CIUDAD RE-SIGNADA": UNA CIUDAD con MIEDO DENTRO de OTRA CIUDAD de MIEDO...y un desgobierno que aterroriza

En el cuento “Pruebas”, George Steiner hace que su personaje, Carlo Tessone, un obsesivo corrector de estilo e implacable cazador de erratas, piense a la ciudad como un “palimpsesto desconchado y constantemente renovado”. 
De algún modo, la ciudad es un texto que se escribe incesantemente sobre otro texto que a su vez fue escrito sobre un texto anterior. Desde luego que no pensaba en eso cuando, pasadas las horas de pánico y confusión del día anterior, recorría algunas calles y avenidas de Culiacán, camino al lugar donde trabajo, el viernes 18 de octubre. Una ciudad semidesierta, con vehículos calcinados a los lados de las calles, envuelta en una calma tensa que afortunadamente no fue presagio de una nueva tormenta. Lo pienso ahora, con más calma, cuando releo el cuento de Steiner y releo a mi ciudad signada con las marcas funestas dejadas por esa tarde. Si como quería alguna literatura gótica decimonónica la ciudad moderna es un palimpsesto, a la ciudad de Culiacán se le agregaron hace unos días nuevos signos, marcas en las que habrá que hurgar para conocer el sentido, si es que algún sentido tiene, de esta garrapateada y roja reescritura.
Culiacán es ya desde hace tiempo una ciudad con miedo, y en algunos de sus episodios álgidos, una ciudad del miedo. La estructura del miedo está físicamente impresa en los cenotafios que marcan la fisonomía de sus calles, banquetas y bulevares. De acuerdo con el periodista Adrián López Ortiz, 2,800 cruces de metal, madera o cantera configuran el memorial visible de nuestro drama cotidiano. Y el miedo está impreso también en  las ecologías de ese curioso híbrido urbano en que se ha convertido esta capital en nuestros días: en la “bunkerización”, como ocurre en buena parte del país, de cada vez más zonas residenciales como respuesta a la inseguridad y como mojonera física y simbólica que fija la frontera entre las dos ciudades, la de la exclusión y la impunidad y la de los muros protectores a la manera de las ciudades renacentistas de las que habló Montaigne en su diario de viajes. Entonces las ciudades se amurallaban por temor a la peste, la guerra y las luchas religiosas en la Europa del siglo XIV al XVII, hoy las ecologías urbanas del miedo en lugares como Culiacán responden a un temor que, a diferencia de lo conjeturado por Jean Delumeau en su ya clásico El miedo en Occidente, no se puede nombrar con palabras como El MalEl Diablo o Las Brujas. Es la angustia provocada por un caos que no se puede nombrar a menos que nos nombremos a nosotros mismos.
Con todo, como escribió Élmer Mendoza en su columna periodística en El Universal (sábado 19 de octubre), la gente de Culiacán “nunca había vivido algo así. Sentir amenazada su vida, la de sus hijos, la de sus padres y la de sus abuelos. Hemos tenido días infaustos, no digo que no, pero el pasado fue el mismo infierno.”. Y sí, he residido en Culiacán 54 de mis 59 años  de vida. Nunca había vivido una situación de tanto pánico, confusión y estupor colectivos como ese 17 de octubre, el Jueves Negro de Culiacán. Los resortes mentales del miedo se activaron súbitamente ese mediodía en las calles, las plazas comerciales, los restaurantes, los centros de trabajo, los hogares, en todas partes.  Resortes permanentemente tensos que brincaron al conocerse, muy pronto, de qué iba la cosa: en un operativo pésimamente planeado, habían capturado a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, y la ciudad fue literalmente tomada por los grupos armados que finalmente forzaron su liberación.
Quien esto escribe iba llegando apenas a su domicilio cuando empezaron a fluir los mensajes por Whatsapp: gente armada hasta los dientes está ocupando zonas estratégicas de Culiacán, amedrentando a la población con ráfagas de balas, despojando de sus vehículos a particulares, bloqueando entradas, enfrentando a los militares en escenarios riesgosos para la seguridad de los civiles. Como cualquier otro día, mi hijo mayor había ido por su hermana al edificio del Instituto Sinaloense de Cultura, ubicado en la zona centro de la ciudad. Ya venían de regreso, salieron de la zona de riesgo minutos antes de quedar atrapados en las refriegas y en medio de los disparos cruzados. En el camino se toparon con varios convoyes de vehículos tripulados por gente del Cártel de Sinaloa, pero pudieron arribar a casa con bien. Era un día soleado y luminoso que desde ese momento  transcurrió en un tiempo denso y agitado, como si un viejo dolor hubiera vuelto súbitamente a aparecer, a hacerse sentir con mayor intensidad. Lo demás es cosa sabida. Ahí están los testimonios periodísticos, las crónicas hechas en caliente, las imágenes de los videos, las fotos de espesas humaredas aquí y allá, el persistente metralleo alertándonos a todos y obligándonos a autodecretar estado de sitio y, poco después, toque de queda. Lo que siguió fue una tarde con los nervios de punta, pendientes del teléfono, de las noticias por radio y televisión, arriesgándonos a recibir el impune golpe de las fake en las redes sociales (no, no había muerto el hijo de Joaquín Guzmán; no, no habían hecho estallar pipas de combustible en colonias populares; no, no habían asesinado a familias de militares; no, no habían tomado las instalaciones de la Novena Zona Militar. Ya la realidad era suficientemente atroz y la potenciábamos con videos, noticias e imágenes extrapoladas).

II

Pienso ahora en mi vida en Culiacán, repaso los episodios que he vivido en esta ciudad en la que nací a principios de 1960. Cotejo mi experiencia del tiempo y concluyo que es cierto: en Culiacán, ciudad del miedo, jamás habíamos pasado por algo así.
Viví la fama de Tierra Blanca en los sesenta y principios de los setenta, siendo adolescente y estudiando la secundaria justamente en esa colonia formada por gente que migró del medio rural al urbano, sector separado del asentamiento original por un río, el Tamazula, que simbolizaba la separación de las dos ciudades: de un lado, la del villorrio decimonónico con sus edificios históricos, sus clubes, sus redes de sociabilidad básicas y su lirismo poético y musical transportado por las melodías del bolero romántico, combinada hacia el sur con la ciudad del incipiente modernismo desarrollista y su economía agroexportadora y de servicios; y del otro, la ciudad premoderna e híbrida, sembrada con la semilla de la migración interna, con casas en las que no faltaban los corrales de animales de cría y los “chirrines” interpretando corridos, y en la que se levantaban las grandes residencias de arquitectura sincrética habitadas por los primeros “gomeros” como se dio en llamar a quienes lucraban con el cultivo de la amapola y la comercialización ilegal de su producto, la goma de opio, siempre en trato con compradores gringos.
Viví desde mediados de los setenta el anclaje definitivo de la triste leyenda negra que todavía pesa sobre Culiacán y Sinaloa, aquellas fechas en las que los grupos dedicados a esta actividad realizaban sus ajustes de cuentas en plena avenida Álvaro Obregón, la principal arteria vial de la ciudad. Esos días en que Culiacán fue conocida, debido al título de un reportaje realizado por la revista Contenido, como la “Chicago chiquita”.
Viví la “Operación Cóndor” de mediados de los setenta a mediados de los ochenta, desplegada a partir del acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos y con la intervención de las fuerzas armadas federales y cuerpos policiacos de la Procuraduría General de la República (la llamada “Judicial”) en la destrucción de sembradíos de amapola y mariguana en la sierra de Sinaloa, Durango y Chihuahua, el conocido como “triángulo dorado” en el que se producía el 70 por ciento de la droga en México, con su cauda de consecuencias desde el incremento de la violencia que bajó de los Altos a las ciudades de la región, el traslado de una parte de la organización sinaloense a Jalisco y las transgresiones a los derechos humanos puntualmente documentadas en diversos medios y registros públicos (2,000 comunidades, rancherías y caseríos desaparecidos en esa zona, de acuerdo con el comparativo de los censos de población de 1970 y 1980, y 85 por ciento de los reclusos en el Instituto de Readaptación Social de Sinaloa en Aguaruto, Culiacán, identificados como jornaleros).
Viví ya adulto, enterándome en los ochenta y los noventa del crecimiento y consolidación de una organización que racionalizó su actividad con el surgimiento del Cártel de Sinaloa, su expansión hacia otros lugares del país, la vertiginosa ampliación de su esfera de negocios a nivel internacional, sus pugnas y posterior división que dieron lugar a la creación de nuevos cárteles. Mis oídos dieron fe del paso del corrido inaugural “Contrabando y traición” al paradigmático “Jefe de jefes”, ambos compuestos e interpretados por Los tigres del norte, uno a principios de los setenta y otro al iniciar los ochenta, uno contando una historia de despecho montada sobre un trayecto de viaje con una carga de drogas (Camelia La Texana asesinando por celos a su socio Emilio Varela después de repartirse las utilidades de la transacción), y otro cantando la reseña del jefe-de-jefes-señores-me-respetan-en-todos-niveles, elogio de una mafia organizada que otorga y quita prestigios y vidas, bienes y plazas. Escuché esas tonadas brotando en altos decibeles de autos del año circulando por las calles y avenidas de todo Culiacán.
Con el siglo XXI fueron del conocimiento público las disputas por el control de la organización en Sinaloa, pasando por las sucesivas aprehensiones, escapes y reaprehensiones de Joaquín Guzmán Loera. Los túneles de Culiacán supieron de eso. Fui testigo directo de las marchas que demandaban su no extradición a los Estados Unidos con miles de personas, algunas con sus familias, avanzando por la avenida Obregón. Las convocatorias a las llamadas “chapomarchas”, ocurridas inmediatamente después de la primera reaprehensión de Guzmán Loera el 22 de febrero de 2014, así como las manifestaciones realizadas el 26 de febrero de ese mismo año en Culiacán, Guamúchil y Mocorito, echaron mano ya de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Fueron convocadas sobre todo en publicaciones de Facebook y mensajes de WhatsApp. En Twitter se difundió la noticia compitiendo “a nivel mundial solamente con la caída de la red de mensajería instantánea más famosa, el WhatsApp” (“Redes sociales, la herramienta para reunir a miles en las ‘chapomarchas’ de Culiacán”, nota de Daniela Lazcano, diario Viva Voz, Culiacán, Sinaloa, 5 de marzo de 2014; también se puede consultar “Convocan en Sinaloa a tercera marcha de apoyo a ‘El Chapo’”). Los mensajes de Facebook se trasladaron a las camisetas y pancartas en las que, entre otras cosas, se leía: “No queremos otra guerra, liberen al Chapo”, “¡Al Chapo se le quiere y se le respeta más que a muchos políticos!”, “Sinaloa es tuyo, Chapo”. Lo sé muy bien, pues lo atestigüé desde la puerta del Palacio de Gobierno Municipal, ubicado en la misma avenida Obregón, en donde entonces laboraba.

III

La ciudad fue siempre escenario de estos episodios que dejaron una impronta visible en sus espacios: en el auge y declive de la colonia Tierra Blanca (en donde, como dice el corrido “La mafia muere” de Los cadetes de Linares: “las mansiones que fueron de reyes/ hoy se encuentran muy abandonadas”), el centro penitenciario local y sus motines y fugas, las vendettas sangrientas en cualquier lugar de la capital sinaloense, las flamantes camionetas lanzando a los cuatro vientos las notas de los narcocorridos a todo volumen, las cicatrices más que metafóricas de un buen número de cenotafios inscritos en el equipamiento urbano, la proliferación de residenciales cerrados y con medidas de seguridad extrema, la gente simpatizante de El Chapo Guzmán marchando por las principales avenidas, los nuevos panteones con ostentosas construcciones funerarias.
Lo ocurrido el Jueves Negro abulta el palimpsesto inscribiendo nuevas grafías en la ciudad. Empezando por el espacio en que dieron inicio los acontecimientos. Y lo primero que hay que aclarar es que, contra lo que se ha escrito en tantos reportajes y artículos periodísticos en el país y el mundo, el traído y llevado “Fraccionamiento” Tres Ríos no es tal cosa: es un amplísimo sector de la ciudad. Si no se entiende eso, no se entenderá el fragoroso inicio de los hechos del 17 de octubre en Culiacán. En ese extenso sector hay por lo menos 15 fraccionamientos, ahí se ubica el principal espacio recreativo de la ciudad (el Parque Las Riberas), los más importantes centros comerciales (empezando por la Plaza Fórum en la que tuvieron que pernoctar clientes guareciéndose de la tremolina), parte de las instalaciones hoteleras y de negocios, una zona de Ciudad Universitaria en la que se encuentran las facultades de Humanidades, Ciencias Políticas, Estudios Internacionales e Informática. Se le conoce como Tres Ríos porque eso es lo que comprende: la vasta franja ribereña del Río Humaya, el Río Tamazula y el Río Culiacán con una longitud de 22 kilómetros.
En Nombre de perro (2012), novela del escritor (culichi si los hay) Élmer Mendoza, Susana Luján, una mujer que tiene largo tiempo viviendo en Estados Unidos, dice al regresar a su ciudad natal: “Cómo se ha modernizado la ciudad, a pesar de lo que se dice de la violencia la veo llena de vida”. Acaso la paradoja que encierran ciudades como Culiacán, se resuma en este tipo de expresiones que ciertamente son frecuentes en sus visitantes: Culiacán se ha modernizado, pero quien la conozca verá en su superficie las cicatrices de viejas y nuevas heridas: “Estoy en Culiacán/ la ciudad es una frase tachonada”, dice un poema de Jean Turpy, filósofo y poeta guerrerense, culichi por adopción. Quizá sea hora de asomarnos a esos tachones, a las manchas de los borrones y las huellas visibles de una tremolina que va y viene, que ha signado y re-signado a la ciudad, que ha signado y re-signado a la gente de Culiacán. 
Ronaldo González Valdés
Sociólogo y ensayista. Entre sus libros, Sinaloa: una sociedad demediada, Juan Pablos editores, 2008, y La cultura en Sinaloa. Narrativas de lo social y la violencia, H. Ayuntamiento de Culiacán, colección Palabras del Humaya. Su último libro publicado es Dispersa andadura, ISIC-Secretaría Federal de Cultura, México, 2017.

"AUSTERIDAD VS. EFICIENCIA": CULIACAN y las "HORAS PERDIDAS" EXHIBIERON la NECESIDAD de un PRESIDENTE "BIEN COMUNICADO"...seguridad y austeridad se confrontan.

Una de las razones que justifica, y no sólo en México, que el Presidente goce de un avión privado bien equipado es que esto le permite permanecer comunicado e informado incluso en horas de vuelo. Hay, al menos 24 países que cuentan con una aeronave para el traslado de su mandatario, entre ellos Cuba, Bolivia, Venezuela y Honduras.

Esto por si se requiere tomar decisiones urgentes mientras se traslada de un lugar a otro cuando enfrenta momentos de tensión alguna zona del país. ¿Pensó en ello Andrés Manuel López Obrador antes de poner en venta el avión presidencial y decidir usar vuelos comerciales?

Culiacán, las horas perdidas

El pasado 17 de octubre, Culiacán vivía una jornada prolongada de balazos entre las fuerzas de seguridad y grupos del crimen organizado y Andrés Manuel López Obrador tuvo que permanecer incomunicado al menos cerca de dos horas mientras se trasladaba en un vuelo comercial de la Ciudad de México hasta Oaxaca.

Como reveló una entrevista que se le hizo antes de abordar el avión, el presidente viajó -con la idea equivocada- de que su gabinete de seguridad ya había informado al país lo que estaba pasando en Sinaloa, pero no fue así. El mensaje se daría cuando él se encontraba justo en el momento del trayecto.

Sin servicios de telefonía o internet, López Obrador no pudo escuchar en vivo que el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, afirmó en video grabado y difundido a los medios que los hechos en Culiacán fueron resultado de un patrullaje de rutina y no de un operativo, palabras que fueron desmentidas al día siguiente por el propio mandatario federal. 

El avión presidencial que López Obrador se niega a usar, y que lleva más de ocho meses abandonado en un hangar de Estados Unidos, fue adaptado con Internet y comunicación satelital durante todo el viaje, así como sistemas anti espionaje, de acuerdo con un reporte oficial de 2016.

Esto permite que el Presidente se mantenga todo el tiempo comunicado e informado sobre lo que acontece minuto a minuto en el país.

Esto es especialmente relevante durante desastres naturales, estallidos sociales o, como en este caso, un operativo para detener al líder de uno de los cárteles más poderosos de la historia de México. 

En este caso, además del operativo, la ciudad de Culiacán estuvo sitiada durante varias horas del día y la noche por un fuego cruzado por las detonaciones de armas de uso exclusivo del Ejército y otras de alto calibre. Todo esto, en puntos importantes de tránsito para la población sinaloense. 

Y aún así, López Obrador decidió no usar un avión con red satelital de comunicación; por el contrario, decidió no ir a Sinaloa e insistió en usar un vuelo comercial para trasladarse de la Ciudad de México a Oaxaca. Como si nada pasara... 

Pero dice que ya tiene teléfono satelital

Siete días después de los hechos en Culiacán, la prensa preguntó directamente a AMLO: ¿qué pasaría cuando no se puedan comunicar con el presidente? ¿Quién es la persona designada para tomar una decisión? ¿Sería la secretaria de Gobernación o en quién ha pensado?

El mandatario respondió: “por lo general siempre estoy al tanto, siempre estoy comunicado. Digo que tengo un iPhone 21, no es así. Tengo un teléfono normal, como lo tienen todos, funcionan afortunadamente bien en donde hay conectividad, porque (...) no hay internet en el 75 por ciento del territorio nacional; pero ya tengo un teléfono satelital y tengo comunicación permanente, no hay problema por eso”.

Pero luego cayó en contradicción, pues explicó que el gabinete de seguridad le informó lo que estaba sucediendo en Culiacán antes de subir al avión, por lo que al llegar a Oaxaca ya sólo confirmó que esos datos también se dieran a conocer a los habitantes. 

Y en conferencias anteriores primero dijo que en esos casos no se informa “porque hay una recomendación general, un lineamiento que se aplica. Le tengo mucha confianza al Secretario de la Defensa”.

Pero ahora nos sale con que siempre estuvo enterado. ¿Qué fue lo que realmente pasó en Culiacán el pasado 17 de octubre? ¿Cuál es la versión oficial de los hechos? ¿Qué tan enterado estuvo López Obrador de todo lo que sucedió ese día?

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