El balance de solo 24 horas en la región retrata una realidad insoslayable: a pesar de la presencia reforzada de mas de 10 mil elementos de la Guardia Nacional ,en la zona de la Autopista del Sol, el hallazgo de dos cuerpos desmembrados en bolsas negras vuelve a evidenciar la incapacidad o abierta ineficiencia de la respuesta gubernamental y militar frente al escalamiento de la violencia en Guerrero.
Tan solo en Acapulco se registraron 13 asesinatos en un solo día, cinco de ellos decapitados—una cifra que por sí sola relega al papel los comunicados oficiales sobre “presencia de fuerzas federales” como garantía de seguridad. La percepción y la realidad para la ciudadanía es demoledora: hay más elementos armados, pero también hay más muertos, más desmembrados y todavía más impunidad.
El operativo, lejos de disuadir el crimen, parece espectador de una criminalidad que se envalentona, dejando mensajes de terror, cuerpos desmembrados y una sociedad en estado de alerta permanente. Estos hechos abonan al sentimiento de que la estrategia de militarización no solo ha fracasado, sino que a menudo solo maquilla el fondo del problema: un control territorial cada vez más desafiante por parte de células criminales, a plena luz, en las principales vías de comunicación.
Es innegable el fracaso institucional cuando en cuestión de horas se amontonan asesinatos perpetrados con saña, y los encargados de la seguridad apenas atinan a recoger los restos y emitir boletines. Urge, pues, abandonar los discursos autocomplacientes y reconocer con crudeza: la violencia no se combate solo con patrullaje ni con cifras, sino con estrategia real, coordinación genuina y resultados palpables para quienes hoy solo encuentran cadáveres en bolsas en sus caminos cotidianos.
Con informacion: ELUNIVERSAL/
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