El choque entre una camioneta militar y una pick up en Escobedo es una postal perfecta del caos cívico-militar mexicano: huele más a descuido temerario que a simple accidente, pero tampoco faltan ingredientes de posible irresponsabilidad dolosa ante la impunidad que suele rodear a las fuerzas armadas.
Es importante señalar que el sexenio de Lopez “Hablador” y tan solo del 1 de enero de 2019 a febrero de 2024,la Secretaría de la Defensa Nacional,antes Sedena y ahora Defensa,ya habia destinado 458 millones 638 mil 121 pesos del dinero publico por concepto de pago de deducibles de seguro por unidades del Ejército accidentadas en 11 mil 387 percances vehiculares reportados, como cita EL UNIVERSAL+
La informacion publicada por EL Norte,refiere que el militar se pasó un semáforo en rojo—una jugada digna de quien cree que la ley es para los demás—y terminan cuatro personas golpeadas, entre soldados y civiles.
Irresponsabilidad o descuido
El hecho de saltarse un semáforo por parte de un conductor cualquiera ya sería señal de imprudencia, pero cuando se trata de un uniforme, el tufo a prepotencia e invulnerabilidad se vuelve imposible de ignorar.
Cruzar un alto, atropellando tanto la norma como el sentido común, sugiere algo más que un simple “ups”. Es imprudencia alimentada por la certeza de que el castigo, si llega, será cosmético.
Elementos de impunidad y contexto militar
En México, la militarización del espacio público ha traído consigo una curva de aprendizaje en materia de obediencia vial… que el Ejército parece reprobar con regularidad. Los elementos castrenses suelen gozar de una narrativa social de “intocables”, lo que provoca omisiones graves en controles y sanciones, dejando en el aire hasta investigaciones penales. La historia reciente está plagada de casos donde los soldados no solo tienen accidentes, sino que obstaculizan investigaciones, alteran escenas o simplemente quedan impunes.
¿Qué revela este choque?
- Falta de profesionalismo operacional: Si realmente se pasaron el alto, se exhibe que el entrenamiento en manejo urbano es una broma peligrosa.
- Déficit de supervisión y sanciones: Los estándares internos de castigo son mínimos, las investigaciones quedan en manos ciegan y la narrativa pública se diluye fácilmente en el olvido.
- El deslinde eterno: Todo queda “en manos de la autoridad”, lo cual en la práctica suele significar carpetazo o, en el peor de los casos, sanciones internas que jamás llegan al escrutinio público.
En conclusión: la escena apesta a irresponsabilidad amplificada por el contexto militar. No es un simple descuido, es la síntesis de la cultura de impunidad sobre ruedas. Y, claro, la irreverencia aquí sería preguntar: ¿Hasta dónde llegarían si en la camioneta contraria, en vez de civiles, estuvieran uniformados rivales? Quizá ni semáforo habría quedado para contarlo.
Con informacion: ELNORTE/

No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: