El perfil del actual Diputado de Morena, Humberto Armando Prieto Herrera ,es el de un político con trayectoria zigzagueante: de panista juvenil a operador actual de Morena en Tamaulipas, con la mira siempre puesta en Reynosa y en la grilla de alto voltaje. Nació en Sonora, pero ha hecho carrera política y legislativa en Tamaulipas, representando primero al PAN (fue diputado federal por el II Distrito en la LXII Legislatura, 2012-2015), destacando por iniciativas para frenar el alza a las tarifas de electricidad y revertir el IVA fronterizo, aunque sin mucho éxito parlamentario, pero ganando reflectores mediáticos.
En los años recientes, Prieto Herrera es diputado local por Morenay líder de la bancada en el Congreso de Tamaulipas. Ahora, su principal frente es su viejo “aliado-enemigo”: Ismael García Cabeza de Vaca, emblemático apellido del panismo tamaulipeco, conocido más por su apellido y controversias que por efectividad legislativa.
El choque es de antología: Prieto, desde Morena, no pierde oportunidad para recordarle a Cabeza de Vaca los presuntos amparos y ausencias, criticando su “vergüenza de pedir protección para no trabajar”, mientras capitaliza políticamente el desgaste del panismo local.
En síntesis: ambos comparten ese ADN del chapulinismo tamaulipeco, pero ahora, desde trincheras opuestas, Prieto parece cobrarle cada viejo pleito político a Cabeza de Vaca. La diferencia es que uno aprendió a nadar de azul a guinda, mientras el otro sigue intentando flotar con escándalos a cuestas. El Congreso local, así, se vuelve de nuevo un ring de expanistas convertidos en gladiadores morenistas o en dianas de la crítica mediática local.
El hampa_ro
Cuando un diputado solicita un amparo para no asistir a trabajar, como lo hizo Ismael García Cabeza de Vaca, el mensaje político y ético es explosivo: significa que está usando una herramienta legal (el amparo) no para defender derechos vulnerados por un acto de autoridad, sino como excusa para eludir o retrasar sus obligaciones como legislador, justificando ausencias ante el Congreso.
El fondo de la petición es claro: Cabeza de Vaca argumentó que existían causas legales o riesgos contra su persona, y por ello buscó protegerse de posibles sanciones derivadas de no presentarse a sesiones, mientras sigue cobrando y manteniendo fuero. Sin embargo, desde la perspectiva política y social esto resulta en un acto de cinismo y privilegio, pues transmite que las leyes y figuras judiciales pueden usarse para anteponer intereses personales por encima de la representación popular y el trabajo legislativo, pavimentando así la desconfianza ciudadana en la clase política.
El hecho, lejos de ser un caso aislado, revela un vacío ético y legal: el reglamento del Congreso establece causales y procedimientos claros para justificar ausencias, pero recurrir al amparo para blindar faltas recurrentes es una interpretación forzada de las garantías constitucionales, rayando en el abuso de la ley para evitar rendir cuentas y cumplir con el encargo para el que fue electo.
En resumen, pedir un amparo para no presentarse a trabajar como diputado lanza la señal de que el cargo es una trinchera para defender intereses personales, más que un compromiso de representación frente a la ciudadanía y el deber de legislar,asi que no la chi…fle Diputado,que es cantada.
Con informacion: HoyTamaulipas/

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