Ya iba avanzado septiembre y el todavía presidente Andrés Manuel López Obrador insistía, cuando estaban definiendo a los miembros del nuevo gabinete presidencial: “Harfuch no, para eso le dimos la senaduría”.
Pero la entonces presidenta electa cedió lo que tuvo que ceder para mantener a Harfuch: Sí, el expresidente llevaría mano en la designación de los titulares de las carteras de operación política; sí, habría reforma judicial, por más que desafiara la lógica y la naturaleza misma de la estructura republicana; sí, los organismos autónomos, que fueron pilar de la era democrática del país, serían borrados para siempre. Sí, le cedía incluso el control de la aplanadora de Morena y aliados en el congreso durante el procesamiento de esas reformas. “Pero Harfuch se queda”.
La versión proviene del mismísimo staff presidencial y la cuenta un damnificado político al que le negaron cierta posición de gran relevancia política en la Ciudad de México, la cual también fue cedida al arbitrio de AMLO a cambio de que Omar García Harfuch se quedara en el gabinete presidencial como titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPPC).
SEGUNDO VETO
No era la primera vez que el tabasqueño vetaba al nieto del general Marcelino García Barragán para ser promovido políticamente. Ya en el proceso de designación de candidato de Morena al gobierno de la Ciudad de México para el pasado proceso electoral, AMLO inclinó el pulgar hacia abajo para eliminar a Omar García Harfuch de la nominación.
A lo largo de su gestión, la entonces jefa del gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, había impulsado la candidatura de Harfuch para sucederla en la capital. Cuando llegaron los tiempos políticos, el nieto del general se separó de su cartera de seguridad pública en la Ciudad de México, y se fue a hacer campaña: armó grupo, conectó con bases morenistas, y ganó la encuesta, el método dispuesto por AMLO para definir candidaturas.
Pero al final, la voluntad del entonces presidente se impuso, le quitó a Harfuch la candidatura a la jefatura de gobierno y nombró candidata a Clara Brugada como la abanderada de Morena a dicha posición. Harfuch y Claudia habían visto frustrados sus objetivos políticos.
“Por eso, en la campaña, el encono entre Claudia y Clara Brugada no era una invención de los medios, era real”, subraya la fuente. A Claudia le habían eliminado su alfil. Pero había que transigir y mantener tranquilo al caudillo tabasqueño, porque estaba en juego la nominación de Claudia.
Con informacion: Emeequis/
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