“Que se chicharroneen, no los vamos a sacar, ellos iniciaron, que se mueran, que se quemen. Escuchar eso para mí es un maltrato y un abuso, porque tenemos que experimentar la crueldad de un ser humano que no quiere ayudar a otro, en ningún momento nos ayudaron”, afirma Kelly Ospina, originaria de Colombia, de 26 años y quien vive en Estados Unidos, desde hace un año y cuatro meses.
La joven aún recuerda los momentos que vivió en el incendio de la estancia migratoria provisional de Ciudad Juárez, Chihuahua, el 27 de marzo de 2023. Las autoridades federales decidieron no reconocer a Kelly como víctima del siniestro junto a sus primas.
“No fui reconocida como víctima, sino como testigo, estoy en terapia, mi vida no es la misma desde ese instante, este tipo de cosas no deberían pasar”, expresó.
Comparte que el incendio ocurrió en cuestión de segundos, todo se llenó de humo en el centro de detención y la joven y sus primas tomaron sus pasaportes mientras las mujeres que se encontraban encerradas empezaron a gritar.
“La custodia se fue, empezamos a gritar: ¡No nos queremos morir!, ¡Ayúdenos!, regresó la autoridad de migración y abrió; nos sacó en una fila hasta las gradas, salimos agachadas, el humo no nos dejaba ver”, resaltó.
Ospina destacó que seguían custodiadas para que no escaparan, las encerraron en una especie de jaula a la intemperie, con frío hasta la madrugada, Kelly vio ahí como sacaban a los migrantes muertos.
“Empezaron a sacar uno por uno, enfrente de nosotras, ya estaban muertos; nunca vimos que ofrecieran primeros auxilios, el trauma de percibir todo eso fue horrible”, recordó.
“Éramos 30 las mujeres que estábamos en la estancia, en un lugar pequeño, sucio, con condiciones indignantes, una hora antes del incendio sacaron a otras 15, algunas llevaban días sin bañarse, con su periodo, sin tener las condiciones necesarias”, resaltó.
En su ayuda llegaron activistas de una fundación por las mujeres por la madrugada, pero la fiscalía primero tomó sus declaraciones y las autoridades correspondientes les ofrecieron entonces una visa humanitaria.
“Por limpiarse las manos, nos ofrecieron una visa humanitaria, dijeron que traían buenas noticias, no teníamos la intención de quedarnos en México”, aseveró la joven.
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