Aunque se unió a la revolución con la identidad con la que nació, siempre vistió como sus compañeros varones.
Amantes de la historia que alimentan las leyendas relacionadas a su memoria, comentan que Amelio era mujeriego, y que incluso no flaqueaba al momento de defenderse de ataques transfóbicos, aventando balazos para imponer respeto.
Cuando murió, se le concedió el derecho de hacerlo con el nombre por el que siempre decidió ser nombrado: Amelio.
Es por eso que popularmente se le reconoce el mérito de ser el primer hombre trans en lograr su cambio de nombre.
Originario de guerrero, nació en 1889 en un pueblo llamado Xochilpala.
En su niñez y juventud fue nombrado por su nombre acuñado al nacer.
Sin embargo y pese a la crianza cristiana y conservadora que se le dio, se caracterizaba por interesarse en actividades que no se consideraban propias de mujeres, tales como utilizar las armas y controlar caballos.
En 1912, cuando tenía apenas 23 años, se unió a la lucha revolucionaria adhiriéndose a las filas zapatistas. Su participación se centró en tareas de mensajería, contrabando de armas y víveres, lucha armada y misiones especiales.
El Coronel Amelio se defendía a balazos de la transfobia
Desde su ingreso a estos grupos bélicos, solicitó que se refirieran a él como lo que era, un hombre llamado Amelio.
Es cuando la leyenda en relación a su identidad comienza y se le atribuyen en la narrativa oral confrontaciones en las que los quienes no respetaban su nombre, se enfrentaban a su pistola.
Tenía una amistad muy cercana con el general Adrián Castrejón, quien era su jefe, así como con otros hombres inmiscuidos en la política.
Mantuvo relaciones sentimentales con varias mujeres, entre ellas Ángela Torres, con quien adoptó una hija, y Lupita Barrón.
En 1918, tras la victoria de Venustiano Carranza, se convirtió en soldado del Ejército mexicano.
Por ello se le permitió que su identidad masculina fuera reconocida de forma oficial en las filas militares y entre sus compañeros.
Ya después, el título de coronel le fue otorgado por sus compañeros del ejército zapatista, pero este no era reconocido por la Secretaría de la Defensa Nacional como un cuerpo militar.
Amelio con compañeros zapatistas, foto tomada de Youtube.Esto impidió que dicha instancia le pudiera conceder el título de manera oficial, ni tampoco se le otorgó una pensión militar.
Sin embargo, en su expediente en los archivos militares se encontraba un acta de nacimiento apócrifa que lo identificaba como Amelio Malaquías Robles Ávila.
Y después de esto, la Secretaría de la Defensa Nacional avaló la identidad de género de Amelio, y en 1974 lo condecoró como Veterano de la Revolución Mexicana, y no como veterana.
Fue condecorado como Veterano de la Revolución Mexicana antes de morir.Amelio falleció en 1984 y paradójicamente, pese a su empeño por ser reconocido como hombre, cinco años después de su muerte, la Secretaría de la Mujer de Guerrero, la Dirección de Culturas Populares del CONACULTA y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, abrieron las puertas de un museo llamado Amelia Robles.
Además, una escuela primaria en su pueblo natal lleva en su honor el nombre Coronela Amelia Robles.
Por lo que aun después de muerto, la pelea por el respeto de su identidad continua de la mano de los amantes del tema de la revolución.
Con información de: Secretaría de Cultura de Gobierno Federal/
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