El hijo del senador de Morena, Napoleón Gómez Urrutia“Napito”, ha presumido en redes sociales la propiedad de al menos 31 vehículos, algunos de ellos de carrera y alto rendimiento, cuyo precio de venta parte de los dos millones de pesos cada uno.
En la colección de Napoleón Gómez Casso figura un Scion FR-S.
El listado incluye automóviles y camionetas Audi, Mercedes Benz clase E, Land Rover, Mustang, BMW, Porsche, Mitsubishi Lancer Evolution X y Nissan GT-R. Incluso creó un canal de YouTube para mostrar sus “juguetes”.
Napoleón Gómez Casso, “Polo” para sus amigos, ha exhibido tener también 7 motocicletas (entre ellas una Ducati y otra BMW), 2 cuatrimotos y 6 bicicletas de alta gama.
Mercedes Benz Clase E, propiedad del hijo del senador de Morena.
Hay registro de su participación en foros de aficionados y coleccionistas de automóviles, en los que relata cómo va vendiendo y comprando vehículos, comenta sus experiencias al volante, y se queja de los estrictos límites de velocidad en Canadá, donde vivió con su padre después de que hace más de una década el hoy senador Gómez Urrutia huyó de México, acusado por trabajadores mineros de robarse 55 millones de dólares del sindicatoque encabezaba, asunto del que fue exonerado años más tarde.
Es tal la riqueza que exhibe en redes sociales, que un usuario le preguntó irónicamente al hijo del senador si era contrabandista de droga o traficante de personas.
El hijo de Napoleón Gómez Urrutia se presenta como empresario, inversionista, y tan pronto su padre entró al Senado en la elección de julio de 2018, creó dos empresas dedicadas justo a las actividades que regulan las dos comisiones del Senado que su papá integra: Minería y Energía.
Toda esta historia está sustentada en documentos oficiales y forma parte del reportaje “Emperador Napoleón”, de Arelí Quintero y Miguel Castillo Chávez, que se presentará hoy a las 13:00 horas en el programa a mi cargo “Así las cosas con Loret” en W Radio.
Un Audi 2011 se encuentra entre los 31 vehículos.
La investigación documenta el camino seguido por el tercer Napoleón de la dinastía, sus lujos y caprichos, y la constitución de las empresas que amplían el poder familiar, así como las propiedades inmobiliarias del clan en México y Canadá, con valor superior a los 150 millones de pesos
CON ADN CRIMINAL:
Napoleón Gómez Urrutia no es un senador más. Después de años de autoexilio en Canadá, fue el presidente López Obrador quien lo rescató, lo llamó perseguido político y lo hizo senador. “Napito”, como se le conoce porque heredó el sindicato minero de su padre Napoléon Gómez Sada, es considerado como la punta de lanza del lopezobradorismo para controlar la vida sindical del país. Una especie de Fidel Velázquez, no del PRI sino de Morena: ya fundó la central obrera Confederación Internacional de Trabajadores (CIT) que busca ocupar el lugar de la vieja Confederación de Trabajadores de México (CTM) en tiempos del PRI, y es presentado como el gran representante del “nuevo sindicalismo de la Cuarta Transformación”.
Con la herencia paternal de un sindicato y la dinámica empresarial de su hijo, el senador Napito completa el tridente: poder sindical, poder político, poder económico.
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