El documental de Hasta los dientes, de Alberto Arnaut, se unió al catálogo de Netflix hace unos semanas con el fin de que más personas puedan ver una de las consecuencias que tuvo la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón, la del uso de la fuerza del Ejército mexicano hacia civiles, justo cuando ahora la Guardia Nacional llega a las calles de México.
MASACRE TRAS MASACRE:
La guerra contra el narcoiniciada durante el sexenio de Felipe Calderón sumó 104 mil 794 carpetas de investigación por homicidios dolosos, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Sin embargo, esto es sólo una cifra, que aunque alarma, no exhibe de raíz todo el dolor y la injusticia que hay detrás de este número.
El jueves pasado, Javier Francisco Arredondo Verdugohabría cumplido 34 años de edad, pero la guerra contra el narco le arrebató la vida. El estudiante de doctorado de excelencia de la carrera de Ingeniería Mecatrónica del Tecnológico de Monterrey, junto con su gran amigo Jorge Antonio Mercado Alonso, fueron asesinados por balas detonadas de elementos del Ejército mexicano el 19 de marzo de 2010, cuando salían de estudiar de la biblioteca a las a las 00:38 horas. Era época de pruebas finales.
“El saldo de la balacera de anoche fue de dos sicarios muertos”, se leía y se escudaba en todos los medios, pero no, eran Javier y Jorge, dos jóvenes a los que a decir de las autoridades portaban armas y no mochilas.
En este caso ahonda el documental que arribó a Netflix Hasta los dientes, del director Alberto Arnaut Estrada, quien inició el rodaje como un homenaje a Javier, su amigo de la infancia. No obstante, el objetivo del filme cambió cuando se dio cuenta de las injusticias que rodeaban el asesinato de estos jóvenes, y la impunidad de las autoridades en la guerra que inició un Gobierno.
“La guerra contra el narcotráfico trajo una violencia impresionante y sobre todo una serie de violaciones a derechos humanos entre las cuales están el asesinato y las ejecuciones extraoficiales de Jorge y Javier, pero por supuesto que nos son las últimas. Se desató toda una serie de violencia, por ejemplo hay datos impresionantes que nos hablan de que los homicidios cuando Felipe Calderón llegó a la Presidencia iban para abajo los índices de homicidios, estábamos pasado por una de las épocas donde menos personas se asesinaban en la historia de nuestros país. A partir de la llegada de Calderón y el nacimiento la guerra, los indicios incrementaron muchísimo. Yo creo que Felipe Calderón tiene una responsabilidad incluso penal y que debería ser juzgado por habernos metido en esta vorágine de violencia y violaciones a derechos humanos”, dijo Alberto Arnaut en entrevista para SinEmbargo.
“Calderón es el responsable fundamental del asesinado de Jorge y Javier, si bien el gatillo fue jalado por militares con nombre y apellido, sin duda quien es el responsable máximo de haber sacado al Ejército a las calles a patrullar sin tener la preparación adecuada para ello, pues es Felipe Calderón. Al final de cuenta es a quien debemos responsabilizar por todas las muertes y desapariciones de esta guerra porque si él hubiera tomado una decisión responsable y hubiera optado por otra estrategia de seguridad, pues difícilmente hubiéramos entrado en esta vorágine de violencia”.
El documental inicia con la búsqueda de los familiares. No era normal que no contestaran sus teléfonos, que no avisaran. Eran jóvenes tranquilos que buscaban un doctorado, sólo eso los tenía en esa ciudad, pues habían tenido que dejar sus hogares para cumplir sus sueños.
Como en toda búsqueda, las primeras horas eran vitales para hallarlos. La violencia de las últimas semanas en Monterrey tenía en vilo a las familias que esperaban encontrar respuesta de las autoridades, pero que en su lugar hallaron que incriminaban a los jóvenes y que si no hubieran insistido, hoy todavía seguirían buscándolos.
“Las familias comenzaron a buscar a Jorge y a Javier muy pocas horas después de su asesinato y las autoridades tanto del Tecnológico de Monterrey como niveles del gobierno municipal, estatal y federal, todo el mundo les decían que se trataba de dos sicarios, que no se preocuparan que Jorge y Javier deberían estar en algún lugar por ahí escondidos, pero cuando finalmente encuentran los cuerpos pues lo que se dan cuenta es que si ellos no hubieran encontrado a tiempo los cuerpos muy probablamente se hubieran ido a la fosa común, y Jorge y Javier hubieran quedado como desaparecidos, entonces esto nos habla de del tipo de involucramiento que tienen las autoridades justamente en estas cosas de desaparición forzada, porque bien pudo haber sucedido eso también, que las familias no hubieran encontrado los cuerpos y que Jorge y Javier quedaran como desaparecidos y eso hubiera ido respaldando esta versión por todo mundo, por todos los medios de comunicación, por las autoridades, incluso por el Tecnológico de Monterrey”.
El cometido del filme se fue transformando. La idea de limpiar sus nombres creció con todo el apoyo de ambas familias y ahora había otras preguntas por responder: ¿Qué pasó esa noche?, ¿cómo fueron asesinados?… y la búsqueda formal de justicia.
“Fue muy triste para todas las personas que estaban alrededor de Jorge y Javier porque sin duda sabían que tenían grandes proyectos de vida, y el enterarse que estos grandes proyectos habían sido frustrados, pues fue un dolor y una pérdida muy grande. Para nosotros era importante justamente, pues al menos con esto y a partir de mi relación con Javier, definir que estas personas, como las cientos de miles que han sido asesinadas y las decenas de miles que han sido desaparecidas”.
Hasta los dientes es el trabajo de siete años de Arnaut, en el que se acercó a las familias y testigos del caso para entrar a las entrañas de un hecho que violó los derechos de dos jóvenes inocentes con un futuro prometedor. Más que ofrecer cifras, el director da identidad a Javier y Jorge, humanizándolos al conocer sus metas, sus gustos.
“Es importantísimo humanizar a las personas, que no solamente sean cifras sino que se les entienda como personas de carne y hueso, pero no sólo eso, sino personas que además son queridas, son extrañadas, y cuyas muertes, asesinatos, desapariciones, lo que les haya sucedido, afecta a todo su entorno. Afecta a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, a sus maestros”.
A nueve años de este suceso, y al documental que revivió este caso, el pasado 19 de marzo Olga Sánchez Cordero, titular de la Secretaría de Gobernación (Segob) ofreció una disculpa pública a los padres y reconoció que Javier y Pedro eran estudiantes de excelencia y no sicarios:
“Señora Rosa, señor Joel; señora Aide y señor Aurelio Javier: a nombre del Estado Mexicano les ofrezco una disculpa pública por la violación a sus derechos en el marco del uso excesivo de la fuerza por el que fueron privados de la vida sus hijos Jorge Antonio y Javier Francisco por los elementos del Ejército Mexicano. Por la violación de su derecho de acceso de justicia y de conocer la verdad sobre los hechos […]. Les ofrezco una disculpa por el daño a la imagen, el honor y la buena fama de Jorge Antonio y Javier Francisco, derivadas de las falsas acusaciones y la alteración de la escena de los hechos”, dijo Sánchez Cordero.
Las familias fueron reconocidas después de nueve años de lucha constante, pero su misión no acaba ahí, pues aunque hay seis elementos del Ejército detenidos, no hay sentencia, y quienes dieron las órdenes aún están libres.
“Sabemos que faltan muchas cosas por hacer, hace falta una reparación integral que consta de muchos elementos, pero también falta que los responsables sean sentenciados, porque si bien hay seis militares que han sido acusados e imputados por el asesinato de Jorge y Javier, pues estos todavía no tiene sentencias. Además faltan aquellos responsables intelectuales más allá de quienes jalaron el gatillo, de quienes dieron la orden de matar a Jorge y a Javier, o quienes la orden de que el Ejército mexicano actuara de esa forma porque los que hemos visto es que por lo menos en ese momento en Monterrey en esos meses, el Ejército mexicano cada vez que se encontraba con una situación así de herir sin querer a personas inocentes, en lugar de reconocer su responsabilidad, lo que hacían era asesinarlos y hacerlos pasar por sicarios. Hay varios casos donde sucede los mismo justamente en esas mismas semanas”.
Hasta los dientes es un filme que se le financió con el apoyo del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), pero que llegó a conocerse gracias al festival Ambulante, y ahora, después de ganar como Mejor Largometraje Documental en los Ariel 2019, se une al catálogo de Netflix con el objetivo de llegar a más personas, y más cuando la Guardia Nacional del Gobierno federal ya custodia las calles.
“La película la hicimos para que la pudiera ver la mayor cantidad de gente posible, y que reflexionaran en torno no sólo a la vida de Jorge y Javier, sino justamente al torbellino de violencia en el cual nos metió Felipe Calderón con su estrategia de supuesta seguridad. Para mí es importante que los vean para que también reflexionemos sobre los riesgos de la militarización del país, si bien podemos hablar de que sí fue un avance, por lo menos para el caso que el Estados Mexicano reconociera las violaciones a los derechos humanos, en el caso de Jorge y Javier, pues también fue una gran decepción que en el diseño de la Guardia Nacional se optara nuevamente por la militarización del país y por dejar nuestra seguridad en manos personas que no tiene la preparación en la vocación de cuidar a la sociedad civil, porque es eso en gran medida el problema, que el ejército no está preparado para realizar labores de la policía”.
Fuente.-
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