Ser policía en México es una labor tremendamente compleja. No solamente lidian con criminales mejor armados que ellos, también carecen de equipo suficiente y en muchos casos tienen que pagar ellos mismos sus balas y la gasolina de sus patrullas. Si el escenario policiaco es difícil, el panorama de los policías de investigación es tormentoso.
Sus escritorios están llenos de expedientes que posiblemente jamás se aclaren. Al día les llegan decenas de casos sobre asesinatos nuevos mientras investigan avances en sucesos de hace meses o años. Sus salarios son muy bajos y en México tienen que poner dinero de su sueldo para imprimir correctamente cada expediente. Esta es la realidad que deja ver Animal Político en su nueva investigación titánica Matar en México: impunidad garantizada.
Un análisis profundo deja ver que del 2010 al 2016, México se ha convertido en un cementerio. Los cuerpos son tantos que es imposible ponerle atención a cada uno en morgues con sobrecupo. La labor de los policías de investigación (otra forma de decirle a los detectives del estado) es frustrante al no contar con el apoyo suficiente para aclarar casos que se amontonan en sus despachos.
En México se han llegado a reportar hasta 80 asesinatos al día. Muchos ligados al crimen organizado y a la violencia general que no ha sido detenida con las fallidas estrategias de seguridad implementadas por el priísta mexiquense. Para entender el día de un policía de investigación en este país es necesario recorrer kilómetros de carretera y visitas a oficinas durante todo el día. Ganan poco y no cuentan con la preparación para atender tantos casos de muertes violentas, por lo que la frase “esclarecer un homicidio es una excepción y no la regla” es completamente cierto.
Los datos sobre los muertos en México durante los últimos seis años son alarmantes. La violencia ya no es un asunto de zonas rojas en el país. Ahora existen casos de violencia desmedida en Ciudad de México, Nuevo León, Michoacán y hasta Colima. Los muertos son tantos cada día que resulta imposible que un solo agente investigue y solucione los casos en un tiempo promedio. Para lograr resolver todos los asesinatos en el país de 2010 al 2016 se necesitarían 124 años. Es decir, hasta el año 2142.
La crisis es enorme y muchas familias mexicanas se han tenido que hacer a la idea de que jamás se resolverá el caso en donde asesinaron a sus familiares. No es extraño ver escenas de cadáveres en carreteras, caminos e incluso las calles más concurridas de cualquier ciudad del país. Una mañana aparecen cuerpos desmembrados en plena Ciudad de México y a las pocas horas se reporta el asesinato de dos candidatas a cargos políticos en las próximas elecciones.
El problema no solamente se encuentra en la policía de investigación, los fiscales de cada estado también pasan por una crisis. Los sueldos, las posibilidades, las amenazas y las miles de muertes acumuladas en sus archivos no les permiten avanzar a tiempo regular en las carpetas de investigación. En muchos casos, lograr que la policía avance en el caso de algún familiar asesinado es cuestión de darle dinero extra a las comisarías.
Los agentes del ministerio público han mantenido tanta carga de trabajo que apenas logran resolver 1.8 casos al año, en promedio. Pero las cosas se ponen peor en estados como Guerrero, en donde la violencia desmedida ha obligado a empresas a retirarse y a familias a huir a zonas más tranquilas. En el estado que alberga a Acapulco, cada investigador policiaco tiene en promedio 906 casos pendientes. La cifra es colosal e imposible de solucionar, por lo que queda claro que el sistema de justicia mexicano actual es un completo desastre.
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