De Javier H Contreras, El miedo es el mensaje. La estrategia de comunicación del narcotráfico; y de John Gledhill, La cara oculta de la inseguridad en México –éste con traducción del inglés por Francisco J Ramos Mena–, son dos textos atractivamente dramáticos. Y vasos comunicantes del aterrador problema mexicano que va en aumento por la fallida estrategia policiaca-militar del peñismo.
Muy a pesar de “descabezar cárteles” como titulan su reportaje Astrid Sánchez y Fermín Rivera (El Universal, 29 de mayo de 2017), en su entrevista a varios ocupados en su crítica y otros directamente involucrados en combatir esa peligrosísima delincuencia de narcos y sicarios que siembra y cosecha para el consumo nativo y su exportación; mientras reciben drogas desde otros países para destinarlas principalmente al mercado estadounidense. El resultado es la creciente violencia sangrienta, con homicidios, secuestros, desapariciones forzadas. Y, sobre todo, el desafío a las instituciones del Estado; con el gobierno federal rebasado y la población víctima del miedo sepultando a sus muertos, o desenterrándolos de las fosas clandestinas, donde los desgobernadores y otros funcionarios los entierran para no dar cuenta de esos crímenes.
II. Estos libros de investigación ofrecen una “lectura” de nuestra realidad de todos los días y a toda hora; de las delincuencias “armadas hasta los dientes” con armamento superior al de los militares o en igualdad de circunstancias. En un mercado negro donde cualquiera compra un arma y alquila sicarios para eliminar a un enemigo o adversario. En casi 300 páginas Javier H Contreras rastrea: Los miedos en los medios. Sangre, lengua, religión y vida. La violencia: máquina humana. Esto para “demostrar que los medios de comunicación en México han sido rehenes de una estrategia de comunicación perversa de las bandas de narcotraficantes, y han sido utilizados como voceros, publicando mensajes y contenidos que les favorecen, por un lado, y desacreditan, por el otro, a los gobiernos explotando el sensacionalismo y el morbo entre la población. Si bien no es una acción –de los medios– intencional, sí ha resultado compleja, contradictoria y sumamente dañina a la sociedad”. Por su parte, en La cara oculta de la inseguridad, John Gledhill puntualiza “la importancia… de reconstruir un dominio público hoy devastado por las recetas neoliberales, reequilibrando la relación entre lo público y lo privado, y abordando las causas estructurales de la desigualdad”.
III. Así como examinar “las contradicciones de las políticas de inseguridad pública en México, centrándonos en procesos que se formulan en términos de ‘guerras’ y ‘pacificación’, enfocándonos en áreas de carácter rural, aunque también se refieren casos de ciudades de tamaño medio (en el entendido de que la mejor forma de atacar el crimen organizado es ‘seguir el dinero y no solo los productos)… Seguir el dinero probablemente nos conducirá a los niveles superiores de la política, los servicios de seguridad pública y el sistema bancario internacional, especialmente el sistema bancario de Estados Unidos”. Y para completar esa información está el libro: Vacíos de poder en México de Edgardo Buscaglia, donde expresa que “la democracia en relativo Estado de Derecho se define por la alta calidad de la gobernabilidad de sus instituciones públicas y privadas”. Y que no basta con el “espejismo” del Pacto por México, como de entender que el narcotráfico se da por problemas sociales; y atacando-resolviéndolos se reduce la violencia que ha provocado vacíos del poder del Estado. Se trata de evitar los abusos de las facciones políticas y del sistema político-económico; reducir la corrupción e imponer controles a la fuga del dinero mediante miles de empresas fachada. Así es como estos tres libros ponen de relieve la crisis que vive el país.
fuente.-
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