Tatiana Clouthier, hoy senadora, se convirtió en el eje de las pasiones de sus compañeros de partido, Morena. Primero, los altos mandos femeninos, la marginan por ser mujer. Segundo, por haber nacido en pañales de seda y tercero por que dice lo que piensa, sin pedir permiso a los dueños del partido.
Esto son factores que hablan de falta de disciplina; una disciplina que está sobre los ideales y pensamientos de los súbditos partidistas. Las libertades están por debajo de los caprichos de los mismos dirigentes o “ideólogos”. Así ocurría en la Rusia socialista o en el México priista.
Tatiana, hija de “Maquio”, el malogrado candidato presidencial panista, quien se distinguió por el uso de un lenguaje directo y consenso contra los abusos de poder, desde la Presidencia de la República. Esto se lo heredó a sus hijos, quienes militaron también en Acción Nacional.
Ahí, tampoco fueron bien vistos. La herencia política de Clouthier los hacía intocables por los vientos ideológicos encontrados y definidos por el dirigente en turno. Igual que los Gómez Morín, hasta los Calderón, Zavala y otros más, tenían libertades, hasta que eran acallados en la repartición de posiciones electorales.
Por allá en a mediados de los ochentas, supe de Tatiana en París. Ella era bien conocida ya que apoyaba a sus compañeras mexicanas que, la mayoría de las veces, estudiaban postgrados o simplemente sus carreras, con apretados presupuestos y becas. Algunas, las colocaba como niñeras temporales para cuidar a niños de turistas.
Al paso del tiempo, las fricciones al interior del PAN la convirtieron en una roca en los zapatos de los dirigentes en turnos; la mayoría arribistas del poder y del dinero.
En los noventas conoció a Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien estableció una sólida amistad que la llevó con el tiempo en un acercamiento familiar con el actual Líder del Ejecutivo, quien le escuchaba atentamente sobre sus comentarios políticos y sociales.
Esto, claro, no era bien visto por el círculo rojo de AMLO, que veía desplazada su influencia. Aparentemente, era inofensiva para el grupo, as que en la campaña tuvo un papel protagónico con el apoyo de Beatriz. Incluso la convertiría en senadora y, en el gabinete de AMLO como subsecretaria de Gobernación, que no cuajó.
Desde su escaño, Tatiana expresa su punto de vista sin limitaciones. Critica al partido en el gobierno, lo que llevó a su dirigente, Yeidckol Polevnsky, a acallarla y materialmente correrla de Morena; convertirla como paria partidista.
Y, la dirigente morenita aprovechó para corregirle la nota al secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, al decirle que es una locura el sacar la tropa de las calles.
Yeidckol es muy transparente. Denota las diferencias al interior de Morena y sus simpatías personales. Se convierte en un factor de división partidista y un, problema para López Obrador ya que no tiene la cercanía suficiente con él como para ser el personero; el mensajero, pues.
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