Los cárteles mexicanos siguen siendo “la principal amenaza narcotraficante criminal” para Estados Unidos. “Ningún otro grupo está actualmente posicionado para desafiarles”, asegura de nuevo la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), en su informe Evaluación sobre las Amenazas del Narcotráfico, publicado ayer.
La DEA destaca en su informe que si bien los asesinatos relacionados con narcotráfico tienen “proporciones epidémicas” en México, el volumen de violencia en Estados Unidos se reduce a niveles casi ínfimos para “evitar la detección y escrutinio” de las fuerzas de seguridad de la Unión Americana. “Son poco frecuentes y, normalmente, referentes a incidentes entre narcotraficantes [de carácter individual]”, explican.
El reporte de la DEA sobre los cárteles en México es prácticamente igual al de años anteriores, pues en él señala a seis organizaciones criminales que dominan el territorio.
Según la DEA, los cárteles mexicanos son dueños de los corredores de tráfico de droga en la frontera sur de Estados Unidos. Su “continuo crecimiento” —expandiendo su “influencia criminal” con alianzas con otros cárteles, bandas criminales y pandillas— ha permitido que sus exportaciones “en cantidades significativas” de todo tipo de droga se mantengan inalterables o incluso hayan aumentado.
Todos estos cárteles están escondidos principalmente en poblaciones de alta densidad de mexicano-estadounidenses. Mientras las tareas de producción están gestionadas desde México, la distribución está coordinada por miembros de los cárteles en EU, en sus centros de poder (normalmente grandes ciudades que dominan como sus plazas).
La venta es realizada por pequeñas bandas locales o pandillas. Este tipo de estrategia, además de ampliar el mercado y las zonas de influencia, permiten a los miembros de los cárteles aislarse del contacto con las autoridades y evitar arrestos durante incautaciones.
La DEA advierte que el Cártel de Sinaloa mantiene su expansión a nivel internacional, en comparación con sus rivales.
Pese a las disputas internas, derivadas de la detención y posterior extradición a Estados Unidos de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, en enero de 2017, la oficina antidrogas reveló que el grupo criminal sigue exportando al vecino país del norte cantidades “al por mayor” de metanfetamina, marihuana, cocaína, heroína y fentanilo, por puntos de cruce ubicados a lo largo de la frontera de México con California, Arizona, Nuevo México y el oeste de Texas.
Las drogas introducidas, subrayó la DEA en el documento, son distribuidas en ciudades como Chicago, Phoenix, Los Ángeles y Denver, por los aliados del Cártel de Sinaloa distribuidos en la Unión Americana.
La dependencia recordó que el grupo criminal actualmente encabezado por los hijos de El Chapo, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán, en alianza con Ismael El MayoZambada, controla el tráfico de drogas en varias regiones de México, principalmente a lo largo de la costa del Pacífico.
En segundo lugar, la DEA ubicó al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), liderado por el michoacano Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, al que cataloga como el grupo más reciente, pero el de mayor capacidad de fuego y rápido crecimiento en México y Estados Unidos.
Para las autoridades estadounidenses, la rápida expansión del CJNG se debe a los violentos enfrentamientos con sus rivales, así como con las fuerzas de seguridad estatales y federales.
Indicó que esta organización tiene presencia en Los Ángeles, Nueva York, Chicago y Atlanta, así como en 22 de los 32 estados de México.
Detrás del CJNG, la DEA coloca al Cártel de Juárez, liderada en su momento por Amado Carrillo, que “recientemente amplió el tráfico y distribución de cocaína y metanfetamina” hacia Denver, Chicago y Oklahoma City, a través de la frontera de México con El Paso, Texas.
Sobre el histórico Cártel del Golfo, la dependencia estadounidense afirmó que mantiene su operación en Tamaulipas y al igual que el Cártel de Juárez, incursionó recientemente en el tráfico de heroína y metanfetamina.
“Contrabandea la mayoría de sus envíos de drogas al sur de Texas, a través de la región fronteriza entre el Río Bravo, Valle e Isla del Padre Sur. El Cártel del Golfo mantiene una presencia en Atlanta y tiene centros de distribución clave en Houston y Detroit”, subrayó la agencia antidrogas en su informe.
La DEA ve a Los Zetas como un cártel “disminuido significativamente en los últimos años”.
Sus integrantes, explicó en el informe, “trafican cocaína, heroína, metanfetamina y marihuana a través de centros de distribución clave en Laredo, Dallas y Nueva Orleans, y tienen presencia conocida en Atlanta”.
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