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miércoles, 22 de julio de 2015

"FELIPE CALDERON" se "ENDIOSO" con el "EJERCITO"....un "extracto" del libro "¿Que querían que hiciera ?".


Los guerreros aztecas contra arquetipos del traficante.- El presidente (Felipe Calderón Hinojosa) no escatimaba referencias que pretendían ser elogios para los militares: “Ustedes encarnan a los bravos guerreros aztecas”. Pero también les advertía sobre las repercusiones de actividades fuera de la ley.
En el discurso con motivo del Día del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana, el 19 de febrero de 2012, el último de su gobierno, reconoció que había elementos que traicionaron a la institución, pero que no se había tolerado ni se toleraría ese tipo de comportamiento y que a los responsables se les aplicaría la justicia y castigaría.
(…) Como parte del programa hubo una puesta en escena de los militares para que el presidente observara cómo funcionaba un puesto de control en el que se utilizaban aparatos especiales para detectar droga. En un vehículo donde se ocultaba la misma, presuntamente mariguana, el militar que interpretaba el papel de traficante estaba vestido según la imagen arquetípica que se tiene de ellos, incluso en el museo de la Sedena dedicado al tema del tráfico de drogas, es decir, con botas, sombrero y escuchando corridos de traficantes.
Final del sexenio.– En la última reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública que le tocó presidir en su sexenio, Calderón hizo un recuento de lo realizado. Casi lo mismo que había repetido anteriormente de manera sistemática desde el inicio de su mandato. Aseguró que al principio de su periodo de gobierno encontró poblados e incluso ciudades “presas de la violencia”, de ahí el empleo de los recursos del Estado para garantizar la seguridad de “las familias mexicanas”… Hizo un reconocimiento al trabajo de las fuerzas federales y locales. Afirmó que gracias al trabajo coordinado de las instituciones de seguridad ya se observaba, “por primera vez en varios años”, un decremento de 7% de los homicidios dolosos a nivel nacional en el primer semestre del año, comparado con el mismo periodo del año anterior. Y si se tomaba en cuenta otra clasificación, como la de “homicidios presuntamente atribuibles a rivalidad delincuencial”, la reducción era casi de 15%…
En su sexto informe de gobierno, el presidente mostró una vez más su apego al libreto repetido de manera obsesiva durante su mandato para imponer la visión oficial sobre las razones de la violencia. El país, dijo, ya no era sólo productor de drogas ilegales sino también consumidor… El presidente mencionó también el levantamiento del veto a la venta de armas de asalto en Estados Unidos en 2004, lo cual facilitó su adquisición por los traficantes y les dio mayor capacidad de fuego… Agregó a la lista la corrupción policiaca como una de las razones de la expansión de la delincuencia…
La corrupción en el sistema autoritario que predominó en el país no implicó crecimiento desmedido e incontrolable de la delincuencia…. Y sin ninguna prueba el presidente Calderón afirmó con desmesura: “En cierta medida, con la acción de las fuerzas federales y con el apoyo valiente de las comunidades, impedimos que los delincuentes tomaran el control del Estado mexicano”. Nunca ha habido ni hubo intento o indicio alguno de una organización o coalición de traficantes por controlar el Estado, a la manera de las guerrillas con objetivos políticos en ese sentido. Lo que sí ha habido y hay es una reconfiguración del campo político y del criminal y de la relación entre ellos que ha implicado varios escenarios posibles en diferentes partes del territorio nacional donde los grupos criminales tienen presencia…
El balance final.– En un discurso a finales del sexenio de Calderón, el titular de la Sedena, Guillermo Galván, habló de la delincuencia organizada como amenaza a la seguridad interior de México, de la determinación del presidente desde su primer día de gobierno para enfrentarla con toda la fuerza del Estado. Le atribuyó al presidente “visión de estadista”, en la que enmarcó su decisión de incluir a las Fuerzas Armadas para hacer frente a la delincuencia organizada.
(…) Con la excepción de los grupos sociales más radicales que pedían el retiro inmediato de las Fuerzas Armadas, los demás reconocían que eso no era posible y que el retiro debía ser paulatino, de preferencia con fechas precisas. Nadie tenía idea cómo hacerlo aunque no faltaban aquellos que invocaban fórmulas que presuponían una conversión mágica de los violentos al pacifismo…
(…) Criticado dentro de México por la estrategia de seguridad, el presidente Calderón era reconocido, apoyado y felicitado por empresarios, líderes políticos, mandatarios y funcionarios mexicanos y extranjeros, por ejemplo de Estados Unidos en innumerables ocasiones. En diciembre de 2007, poco después de presentar la Iniciativa Mérida ante el Congreso de Estados Unidos, el presidente George Bush Jr. dijo de su homólogo mexicano: “Quiero que sepa que admiro su liderazgo, su coraje y su duro trabajo”. El embajador de Estados Unidos en México, Antonio Garza, al hablar del récord de extradiciones, 80 sólo en un año, señaló: “Cotidianamente nos enteramos de los extraordinarios esfuerzos que desempeña el presidente Calderón y su administración para lograr que México sea una nación más segura y pacífica”.
(…) En 2008, a nombre de empresarios del sector turístico de Estados Unidos, España, Arabia Saudita y México, Roberto Ordorica declaró: “No ceda, señor presidente, en su propósito de ganarle la guerra a la delincuencia… mañana, entre muchas cosas, el pueblo de México le estará eternamente agradecido”. Y en 2010, el expresidente Salinas dijo que Calderón había sido “muy valiente al enfrentar el narcotráfico, porque es un problema de seguridad nacional y por lo mismo tiene que combatirse”. El entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, señaló: “El PRI está a favor de la lucha que hace el Estado mexicano para combatir al crimen organizado; (fue una decisión) acertada involucrar al Ejército en esta tarea, pero es algo que no puede ser permanente”. El senador Manlio Fabio Beltrones (PRI) fue más allá y declaró que la estrategia “deberá continuarla cualquier gobierno del partido político que sea que gane las elecciones en 2012”. Por su parte, el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard (PRD), afirmó: “A Calderón hay que reconocerle la resolución de entrarle. Tampoco está bien que digamos que no simplemente porque estamos en posiciones políticas distintas… tampoco me parece que sería justo decir que falló el Ejército, que falló la Armada
(…) Ante empresarios de la Concamin, el presidente Calderón dijo que no había en el debate público “ninguna alternativa verdaderamente distinta, viable y clara a lo que se está haciendo hoy; al contrario, lo que hemos escuchado son voces que señalan que hay que reforzar lo que se ha venido haciendo”…
En el gobierno de Calderón el tema de la seguridad fue central. Se le dio mucha publicidad a los operativos policiales y militares contra la delincuencia organizada en diferentes partes del país, a la exhibición de presuntos traficantes muertos o detenidos, de funcionarios de alto nivel acusados de haber protegido a organizaciones criminales, que posteriormente saldrían libres por falta de pruebas, de armas de diversos calibres, drogas de distinto tipo, aeronaves decomisadas, laboratorios, etc. Los medios de comunicación tuvieron material en abundancia para sus notas cotidianas… Hubo una sobresaturación de notas sobre todos esos aspectos.
A pesar del balance lamentable en términos de homicidios y violencia, una encuesta de opinión reflejaba una visión “buena” del presidente a finales de su administración (52.9%), aunque disminuida comparada con la de inicios del sexenio (64.1%), y menor a la de su predecesor en el mismo periodo. En noviembre de 2006, la gente consideraba la inseguridad (25%, contra 2.3% en el rubro “narcotráfico”) como un problema más importante que la crisis económica. En 2011 (34.6%, y 6.6% “narcotráfico”) “y en 2012 (32.4%, y 5.4% “narcotráfico”) la inseguridad siguió siendo percibida como el problema principal. Calderón obtuvo un reconocimiento en “combate a la delincuencia” (40.3% en noviembre de 2012), mejor que Fox en noviembre de 2006 (35.3%)…
Otros datos de encuestas sobre percepción de inseguridad mostraron una alta aprobación en el nivel nacional a la utilización de las Fuerzas Armadas contra los traficantes en enero de 2007 (84%), y una reducción en octubre de 2012 (69%). Aunque en el norte del país la aceptación fue más alta (82.1%), seguida por el sureste (73%), el Bajío (64.6%) y el Centro de México (49.8%). En el norte, 71% señaló en marzo de 2012 que le gustaría que el gobierno federal realizara operativos contra el crimen en su región. Pero en el país 46% (23% en enero de 2007) consideró que los operativos habían sido un fracaso y 31% un éxito (47% en enero de 2007). Al plantear el combate al crimen como “guerra”, 54% dijo que los criminales la ganaron en el sexenio contra 18% a favor del gobierno. En cuanto a las medidas para combatir la inseguridad que la gente aprobaría destacan las siguientes: aumentar castigos (90%), establecer retenes (83%), pena de muerte (74%) e incorporar militares a la policía (78%). El 81% estuvo de acuerdo en aumentar el número de soldados en las ciudades (marzo de 2012).
Legalizar las drogas en marzo de 2012 tuvo una aceptación más baja (23%) que permitir la presencia de agentes estadunidenses (28%) y negociar con las organizaciones criminales (25%). Mientras que legalizar la mariguana (no “las drogas”), en octubre de 2012, tuvo una aceptación de 35.2%. Respecto al balance al final del sexenio en el combate al crimen organizado, 55% dijo que el presidente no había tenido éxito, 30.5% que sí y 14.5% no supo o no contestó…
Era claro que las percepciones de los círculos ilustrados y críticos de la estrategia del gobierno federal eran distintas a las que reflejaban las encuestas, que mostraban las visiones de una población quizá más pragmática y conservadora que apoyó medidas del gobierno federal de manera diferenciada –los porcentajes de aceptación de la utilización de las Fuerzas Armadas por zonas del país es ilustrativa – porque no veía alternativas viables en lo inmediato en su entorno, dadas las percepciones y la realidad sobre la corrupción de las policías, con cierta esperanza de que mejoraran las condiciones de seguridad, con una mayoría desilusionada al hacer el balance del sexenio, y poco más de una tercera parte que mostraba optimismo acerca de las acciones del gobierno entrante, aun antes de conocer sus planes y mucho menos la aplicación de los mismos y los resultados.
* Fragmentos del libro “¿Qué querían que hiciera?” Inseguridad y delincuencia organizada en el gobierno de Felipe Calderón, puesto en circulación por Grijalbo. Proceso los reproduce con permiso del autor y la editorial. Título de la redacción de PROCESO.
Fuente.-

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