Los hombres de negocios en México están tan preocupados por conseguir justicia que desde el último año opera aquí una empresa de espionaje con exfuncionarios del Mossad para combatir la corrupción, opacidad y amiguismos en el sector empresarial.
Manejan volúmenes de 50 millones de dólares por operación de servicios de inteligencia “a ritmos comerciales”, creando empresas o incluso identidades para poder conseguir la información que necesitan. Con este fin pueden hacerse pasar por una empresa de corte internacional o por un empresario excéntrico con una propuesta difícil de rechazar.
Analizan durante semanas el perfil sicológico de la persona a espiar con el objetivo de conocer sus hábitos, la provocan para que hable y transcriben todo hasta que encuentren algo que favorezca el caso en el que están trabajando. Dicen ser exfuncionarios de la agencia de inteligencia exterior del Estado de Israel, el Mossad, y ahora trabajan para la firma privada de espionaje Black Cube.
Fuentes cercanas a la empresa confirman a EL UNIVERSAL que esta compañía opera desde hace un año en México y que planea pronto abrir su cuarta oficina internacional, además de Tel Aviv, París y Madrid. Para Black Cube el mercado mexicano es interesante, por “ser una economía grande y con presencia de empresas multinacionales”.
Black Cube es una compañía de investigación privada fundada en 2010por antiguos analistas de inteligencia del Estado de Israel, señala su portal oficial. Podría trabajar en México con empresas del sector energético, minero y farmacéutico, explican las fuentes.
Lo que Black Cube hace es generar pruebas para juicios: los contratan corporativos, empresarios o despachos de abogados envueltos en algún conflicto comercial y les ayudan a ganar el litigio. Para que decidan entrar en un caso, debe haber al menos entre 20 y 50 millones de dólares por operación, ya que cobran entre 4% y 5% de lo recuperado.
Tienen distintas maneras de presentar las pruebas recopiladas: puede ser directamente, en un proceso judicial en el que se acuse, por lo regular, algún acto de corrupción; recurrir a un arbitraje internacional y a la prensa, o llegar con toda la información con el objetivo de iniciar un proceso de negociación.
En Panamá, un cliente de Black Cube tenía la impresión de que un juez estaba cometiendo actos de corrupción, por lo que llevaron al magistrado a España y lo reunieron, en un restaurante, con un “empresario ruso” que planeaba abrir un club nocturno en el país centroamericano. Durante la cita lograron grabar cómo el funcionario presumía su red de pagos a jueces y magistrados del órgano judicial en Panamá.
Otro ejemplo: un empresario israelí enfrentó una persecución mediática sobre sus negocios y Black Cube, a través de un agente encubierto, logró tener acceso a mensajes de WhatsApp sobre cómo el principal rival comercial del empresario había buscado crear malas noticias sobre sus negocios. Éstas son historias sobre el trabajo de Black Cube que se pueden leer en medios; sin embargo, sus trabajadores mantienen la identidad de sus clientes como confidencial.
Black Cube también trabajó con Harvey Weinstein, el productor de Hollywood acusado de acoso sexual en 2017 y cuyo caso provocó el movimiento #MeToo. Una fuente cercana a la empresa contó que ellos llegaron a este trabajo porque un despacho de abogados muy poderoso en Estados Unidos lo buscó y plantearon la idea de que era una persecución mediática.
En ese caso, Black Cube le pidió a una agente hacerse pasar como representante de un grupo defensor de las mujeres y se reunió con una de las principales voces en contra del productor, en espera de poder conseguir su versión y acusaciones, según The New Yorker y The New York Times. Tiempo después, la empresa israelí abandonó la operación y ofreció una disculpa. Recientemente, The New York Times explicó que si se lograba que la información de las periodistas sobre los casos de acoso no saliera, habría un bono.
Este verano, Black Cube demandó a una periodista israelí por calumnia cuando publicó un reportaje sobre la empresa, a la que se le ha acusado de espiar incluso a personal del gabinete del expresidente Barack Obama.
Fuentes cercanas a la compañía explican que no hay nada comprobado y que Black Cube no opera de forma ilegal, y reafirmaron lo que un juez en España dijo cuando hubo un caso en su contra: “Son agresivos, pero 100% legales. No es algo lindo, pero así es”.
La forma en la que trabaja la companía es con un esquema de 90 días para darle alguna solución al cliente.
En entrevista a Black Cube sobre su presencia en México, Giora Eilanda, exjefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel y asesor de Black Cube, habló brevemente con EL UNIVERSAL: explicó que trabajan en reunir evidencias para juicios y litigios, a fin de probar que los clientes han sido víctimas de manipulación, corrupción o soborno. El término usado en la industria de la inteligencia es smoking gun; es decir, encuentran la prueba irrefutable.
“[Trabajamos] gracias a la recopilación de información a través de fuentes de inteligencia abiertas, también conocidas como Osint (Open-source intelligence), y fuentes de inteligencia humana (Humint). Nuestros métodos y técnicas siempre han sido legales, de manera que la evidencia sea admitida y válida para el juicio. Evitamos involucrarnos en temas políticos; sólo nos dedicamos a temas comerciales”.
Black Cube también investiga actos delitictivos de guante blanco para conseguir contratos de manera ilegal, así como amañar arbitrajes o actos de corrupción. En el contexto nacional, en el que se han investigado este tipo de actos, como la Estafa maestra, las empresas fantasma del exgobernador Javier Duarte, la compra y venta de Fertinal y Agronitrogenados, se preguntó a Elianda si estarían dispuestos a sacar a la luz a funcionarios si los detectaran en sus investigaciones, a lo que respondió que Black Cube cooperaría con las autoridades encargadas del caso si se les solicitara.
Explicó que “siempre que haya grandes sumas de dinero en juego, habrá gente dispuesta a hacer el mal, incluso a cometer actos criminales”.
Tras el caso Weinstein, un comité de ética en la firma determina si se toma o no un proyecto: “Este comité tiene un formato para medir qué tan válida es la opción”, explicó una de las fuentes. Eilanda da certeza al comité y asegura que él mismo lo ha liderado.
El trabajo de Black Cube ha sido cuestionado en varios países debido a cómo consiguen su información, y medios israelíes han cuestionado cómo y con qué intenciones trabaja; no obstante, fuentes de seguridad consultadas por EL UNIVERSAL señalan que en México operan ya varias empresas de inteligencia con un esquema similar.
Fuente.-(imagen/ElMundo.es/)
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