Alec Baldwin estaba en el plató de su película más reciente, un wéstern de bajo presupuesto titulado Rust. Preparaba una escena en la que su personaje, un forajido canoso llamado Harland Rust, se encuentra en una pequeña iglesia de madera, acorralado por un alguacil y un agente de la Oficina del Alguacil, y decide intentar escapar dando tiros.
Los miembros del pequeño equipo —incluyendo al director de la película, la directora de fotografía, el camarógrafo y el supervisor del guion— se agruparon en torno a Baldwin dentro del plató estrecho y austero. El lugar de rodaje es un extenso rancho en las afueras de Santa Fe, Nuevo México, donde Hollywood ha enviado a algunos de sus mejores actores a portar sombreros vaqueros y enfundar armas en pistoleras de cuero para rodar wésterns desde 1955, cuando Jimmy Stewart grabó allí El hombre de Laramie.
La luz entraba por las ventanas de la iglesia, proyectando rayos oblicuos en el polvo que se arremolinaba sobre los bancos. Cuando cayó una sombra, el equipo tuvo que ajustar el ángulo de la cámara.
Entonces, llegó el momento de que Baldwin, de 63 años, quien estaba sentado en un banco de la iglesia, ensayara su escena: un primer plano de su mano mientras cruzaba lentamente por el pecho, sacaba un revólver Long Colt calibre 45 de una funda de hombro y lo acercaba al lente de la cámara. Según los documentos judiciales, se le dijo al equipo que el arma estaba “fría”, es decir, que no contenía municiones reales. Pero en realidad, según los investigadores, estaba cargada con un cartucho real. El error resultó fatal.
De pronto, se oyó un fuerte ruido que “sonó como un látigo y luego un fuerte estallido”, según dijo a un detective el director, Joel Souza.
La directora de fotografía de la película, Halyna Hutchins, de 42 años, quien estaba de pie a pocos metros de Baldwin, a la izquierda de la cámara, tocó su torso y empezó a retroceder a tientas, pues la había alcanzado mortalmente una bala de plomo en el pecho, que, según los investigadores, la atravesó y luego hirió al director de la película, Souza, de 48 años.
El escenario de la pequeña iglesia donde se estaba rodando la escena.Credit...Jae C. Hong/Associated Press
Las preguntas de por qué había municiones reales en un plató de cine, donde suelen estar prohibidas, y de cómo llegó a manos de un actor un revólver cargado con una bala letal han iniciado una complicada investigación mientras la policía de Nuevo México intenta determinar si la negligencia en el plató de Rust alcanzó el nivel de crimen. Esto ha planteado preguntas sobre la seguridad de las armas de fuego en los platós y sobre si se siguieron los procedimientos adecuados en Rust, una producción problemática en la que algunos miembros del equipo habían renunciado antes del rodaje.
Baldwin habló por primera vez de manera pública sobre el tiroteo el sábado. Le dijo a fotógrafos que seguían a su familia en Vermont que le habían ordenado no hablar de la investigación, pero que estaba preocupado por el marido y el hijo de Hutchins.
“Era mi amiga”, dijo a los fotógrafos, en un video que apareció
en TMZ. “Éramos un equipo muy bien compaginado que estaba rodando una película en conjunto y entonces, ocurrió este horrible suceso”.
Baldwin, quien dijo que dudaba que la producción se reanudara, describió el disparo como un “evento que ocurre una vez en un billón” y comentó que estaba interesado en una conversación sobre la limitación de las armas de fuego en los platós. “Tenemos que darnos cuenta de que cuando algo sale mal y ocurren sucesos horribles y catastróficos, hay que tomar algunas medidas nuevas”, señaló.
Esas preguntas fundamentales sobre el arma y la munición siguen sin respuesta. Sin embargo, una reconstrucción de los hechos basada en documentos judiciales y entrevistas con miembros de la producción, el equipo y la policía deja claro que una serie de errores consecutivos condujo al momento fatal justo antes de la 1:48 p. m. del 21 de octubre.
El tiroteo mortal ha provocado una intensa cobertura informativa. Los periodistas se reunieron el miércoles para una conferencia de prensa en la oficina del alguacil del condado de Santa Fe.Credit...Nick Layman/Agence France-Presse — Getty Images
Un comienzo retrasado tras un problema en el plató
El equipo de Rust comenzó a trabajar antes del amanecer, alrededor de las 6:30 a. m., y el personal se reunió para desayunar en el rancho Bonanza Creek, donde se estaba filmando la película.
Pero la noche anterior había surgido un problema importante: seis miembros del equipo de rodaje habían enviado cartas de renuncia, alegando problemas como la falta de alojamiento en el hotel y el retraso en los pagos.
Las tensiones en el plató se produjeron en medio de una batalla laboral más amplia a nivel nacional en Estados Unidos sobre las condiciones de trabajo en la industria. Mientras Rust entraba en su segunda semana de trabajo en el plató a mediados de octubre, el sindicato que representa a los miembros de los equipos de rodaje negociaba un nuevo contrato con los estudios de producción. El sindicato, la International Alliance of Theatrical Stage Employees,
votó este mes para autorizar una huelga nacional si las conversaciones fracasaban.
Baldwin había llegado al plató una semana después de que comenzara el rodaje, a principios de octubre, y había pasado tiempo trabajando en su equitación, ensayando escenas y practicando con armas, incluso tratando de simular el culatazo que falta cuando no se utilizan balas reales.
Baldwin no solo era el protagonista de la película, cuya realización se esperaba que costara casi 6,5 millones de dólares, sino
uno de sus productores, junto con Ryan Winterstern, Matt DelPiano, Anjul Nigam, Ryan Donnell Smith y Nathan Klingher.
Después de que los líderes del sindicato llegaran a un acuerdo provisional con los estudios, Baldwin publicó
un video en Instagram —grabado en Santa Fe— en el que instaba a los miembros de base del sindicato a ir a la huelga si no estaban contentos con el acuerdo.
Sin embargo, las tensiones en el plató de Rust iban en aumento. Y apenas unos días antes del fatal tiroteo, al menos
dos descargas accidentales de armas en el plató habían puesto intranquilos a los miembros del equipo.
En una vigilia por Halyna Hutchins, la directora de fotografía fallecida, un cartel aludía a las recientes negociaciones sindicales sobre seguridad laboral.Credit...Kevin Mohatt/Reuters
Un exmiembro del equipo de Rust dijo en una entrevista que se había alarmado por las condiciones de seguridad de la producción. “Era el plató más desorganizado que he visto”, comentó el miembro del equipo, quien mantuvo su anonimato por temor a que hablar de la situación perjudique sus posibilidades de empleo en el futuro.
Dijo que había preocupación por la escasa experiencia de la encargada de armas de la película: Hannah Gutierrez-Reed, quien tenía 24 años y acababa de empezar su carrera como jefa de armamento.
Los abogados de Gutiérrez-Reed, Jason Bowles y Robert Gorence, dijeron en un comunicado el viernes que Gutiérrez-Reed tenía dos trabajos en la película, “lo que hizo extremadamente difícil concentrarse en su trabajo como jefa de armamento”. (La producción no respondió inmediatamente a una solicitud para hacer comentarios sobre el comunicado).
Los abogados acusaron que “todo el set de producción se volvió inseguro debido a varios factores, incluyendo la falta de reuniones de seguridad”, y sugirieron que otros habían sido responsables de anteriores descargas accidentales en el plató: “la primera en este set fue la encargada de utilería, y el segundo fue un doble después de que Hannah le informara de que su pistola estaba caliente con balas de fogueo”.
A pesar de que las tensiones se agudizaron, un antiguo miembro del equipo de Rust dijo que Hutchins, la directora de fotografía, creó vínculos con los miembros del equipo, llevando a algunos a comer sushi después de un largo día de trabajo.
“Era muy apasionada con lo que estábamos haciendo”, recuerda.
Hutchins le dijo por teléfono a un amigo, Dan Frenkel, que había tensiones laborales, pero que pensaba que podrían resolverlas.
No pudieron. La mayor parte del equipo de cámara de la película dimitió por cuestiones que no eran diferentes a las que los líderes sindicales habían estado discutiendo en la mesa de negociación.
El rancho Bonanza Creek, lugar del rodaje, ha sido escenario de películas del oeste desde la década de 1950.Credit...Patrick T. Fallon/Agence France-Presse — Getty Images
Una bala real pasa desapercibida en el control de seguridad
La producción se había retrasado, pero encontraron remplazos para los miembros del equipo y volvieron a las labores.
Estaban trabajando en la escena de la iglesia cuando, alrededor de las 12:30 p. m., llegó la hora del almuerzo. Los trabajadores de producción fueron trasladados en camionetas a una carpa de catering cercana. Las armas y parte de la munición se guardaron bajo llave en una caja fuerte situada dentro de una camioneta blanca, pero parte de la munición permaneció sin asegurarse en un vehículo en el exterior.
Después del almuerzo, la encargada de la utilería de la película, Sarah Zachry, introdujo la combinación de la caja fuerte y entregó las armas a Gutiérrez-Reed, quien las colocó en un auto gris estacionado afuera de la iglesia.
Tanto Gutiérrez-Reed como Dave Halls, el primer asistente de dirección, debían revisar las armas antes de entregárselas a los actores.
El protocolo, según dijo Halls a un detective, consistía en que Gutiérrez-Reed le mostrara el arma para que él pudiera comprobar si el cañón estaba obstruido y en que ella abriera el revólver y lo hiciera girar para que él pudiera ver el contenido de sus recámaras. A continuación, gritaba: “Arma fría”, para indicar al equipo que el arma no contenía cartuchos reales.
Cuando el reparto y el equipo volvieron de comer ese día, Gutiérrez-Reed mostró a Halls el revólver Colt calibre 45 que usaría Baldwin. Halls dijo a un detective que recordaba haber visto tres cartuchos en su interior, pero que no recordaba si Gutiérrez-Reed había hecho girar el tambor para poder comprobar cada recámara y cada cartucho.
“Advirtió que debería haberlos comprobado todos, pero no lo hizo”, escribió la detective Alexandria Hancock.
Tanto Gutiérrez-Reed como Halls han sido objeto de quejas en producciones anteriores.
En 2019, Halls fue despedido de la película Freedom’s Path después de que un arma se descargara inesperadamente en el plató, causando una lesión menor a un miembro del equipo, dijo su compañía de producción. Ni Halls ni sus abogados respondieron a las solicitudes de comentarios.
Gutiérrez-Reed, quien había aprendido a ser armera de su padre, Thell Reed, un experto en armas de Hollywood, acababa de empezar como armera principal. En un
pódcast reciente, señaló que acababa de terminar el rodaje de su primera película como jefa de armamento, un wéstern llamado The Old Way protagonizado por Nicolas Cage, y reveló que “casi no acepté el trabajo porque no estaba segura de estar preparada”.
Stu Brumbaugh, uno de los tramoyistas de The Old Way, dijo en una entrevista que había recomendado que se despidiera a Gutierrez-Reed después de haber sido testigo de dos disparos no anunciados de armas que ella tenía en la mano, lo que sorprendió a los demás y, en un caso, provocó una reacción airada de Cage. No fue despedida, dijo, lo que considera una prueba de un problema más amplio en el que los productores intentan reducir los costos contratando a personal menos experimentado.
CNN ya había informado sobre el incidente.
Los abogados de Gutiérrez-Reed dijeron que ella “nunca había tenido un disparo accidental” durante su carrera; no respondieron a las preguntas de seguimiento sobre el incidente en The Old Way.
“En última instancia, este plató nunca se habría visto comprometido si no se hubiera introducido la munición real”, dijeron sus abogados sobre el set de Rust. “Hannah no tiene ni idea de dónde salieron las balas reales”.
Un ‘arma fría’ que en realidad no lo estaba
“¡Arma fría!”, gritó Halls después del almuerzo, cuando entregó el revólver a Baldwin.
Entonces, mientras Baldwin practicaba el desenfunde, el arma se disparó.
Hutchins retrocedió y la ayudaron a tirarse al suelo. Souza vio sangre en su cuerpo y luego se dio cuenta de que él también sangraba. Hutchins dijo que no sentía las piernas.
Mamie Mitchell, la supervisora de guiones de la película, salió corriendo de la iglesia, con su celular en la mano, y llamó al 911.
“Hay dos personas que recibieron disparos por accidente en un plató de cine a causa de una pistola de utilería”, dijo Mitchell a la operadora. “Necesitamos ayuda de inmediato”.
A la 1:48 p. m., enviaron al departamento del alguacil al rancho.
De vuelta en el plató, Halls recogió el revólver de un banco de la iglesia y se lo entregó a Gutiérrez-Reed, que lo abrió para ver qué había dentro. Halls dijo a un detective que vio al menos cuatro cartuchos con un agujero en el costado, lo que a veces indica que un cartucho es falso. (Los cartuchos falsos no contienen pólvora y se utilizan para que parezcan balas en la cámara).
Sin embargo, había otro cartucho en la pistola, dijo a un detective, uno con solo un casquillo, sin tapa y que no tenía el agujero perforado.
Los agentes del alguacil del condado de Santa Fe acudieron rápidamente al sitio donde se encontraba la iglesia; el primero llegó a las 2 p. m. Hutchins fue trasladada en helicóptero a un hospital de Albuquerque, donde fue declarada muerta. Souza fue trasladado a un hospital más cercano.
El vestuario de Baldwin fue entregado como prueba porque parecía estar manchado de sangre.
Días más tarde, el alguacil del condado de Santa Fe, Adan Mendoza, anunció lo que había quedado cada vez más claro: el arma había disparado una bala real, una bala de plomo.
La bala fue recuperada del hombro del director. Ahora, la investigación se concentra en cómo llegó al revólver.
Simon Romero reportó desde Santa Fe, Nuevo México; Julia Jacobs, desde Nueva York, y Graham Bowley, desde Toronto. Nicole Sperling colaboró con este reportaje.
***Simon Romero es corresponsal nacional radicado en Albuquerque. Entre otros temas, cubre inmigración. Antes fue jefe de la oficina en Brasil y en Caracas, Venezuela, y reporteó sobre la industria energética global desde Houston.
@viaSimonRomero
Graham Bowley es reportero de investigación en la sección de Cultura. También reportó para el Times desde Afganistán en 2012. Es autor del libro No Way Down: Life and Death on K2.
@Graham_Bowley •
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