Tras el asesinato del Alcalde de Uruapan, la Presidenta Claudia Sheinbaum defendió la estrategia de seguridad de su Gobierno y dijo que la guerra contra el narco de Felipe Calderón llevó la violencia a Michoacán.
«Hay quien pide, como ocurrió con la guerra contra el narco, la militarización y la guerra. Eso no funciona, es más, fue lo que llevó a la situación de violencia en Michoacán. La guerra contra el narco, eso no funcionó, al contrario, fue lo que fue lo que generó esta violencia que apenas estamos disminuyendo. Fueron seis años de Calderón, seis años de Peña y apenas cambió la estrategia. «
«Es la atención a las causas, la inteligencia, la investigación y la judicialización, pero la guerra contra el narco, las ejecuciones extrajudiciales, esas no llevaron a nada».
Esta mañana, en Palacio Nacional, la Mandataria federal dijo que la derecha quiere que regrese García Luna y la guerra, pero su Gobierno buscará atender la violencia en Michoacán con atención a las causas.
«Repito: ¿Qué propone la derecha? ¿La guerra con el narco?, ¿que regrese García Luna?, ¿qué proponen? La intervención no lleva a ningún lado.
Claudia Sheinbaum insiste en que no hay guerra, que ahora la fórmula mágica se llama “inteligencia”, “judicialización” y “atención a las causas”. Pero mientras los muertos se apilan en Michoacán,Sinaloa, Tamaulipas o Guerrero, el país entero sabe que eso suena bien en conferencia, pero huele a pólvora en las calles. Que no le quieran llamar guerra no la hace menos cruenta.
El discurso oficial es un espejismo de superioridad moral: culpar a Calderón se ha vuelto el salvavidas favorito de los gobiernos que no pueden, o no quieren, admitir que están repitiendo el libreto. “Nosotros no militarizamos”, dicen, mientras los convoyes de la Guardia Nacional patrullan hasta los pueblos fantasmas que el narco dejó vacíos. “Nosotros no somos como ellos”, repiten, aunque los retenes, los operativos y los muertos dibujen exactamente el mismo mapa.
Sheinbaum habla de justicia social mientras los alcaldes caen a tiros y se improvisan homenajes entre casquillos. Habla de inteligencia, pero los criminales siguen mejor informados. Habla de investigación, pero los fiscales se enredan entre cables políticos. Y lo peor: habla de “atender las causas” como si la pobreza fuera responsable de la impunidad, no un síntoma de la colusión.
La presidenta se indigna con “la derecha” por pedir una guerra… pero omite decir que ya la tiene. Solo que ahora se libra con otro nombre, bajo otro logo y con el mismo libreto de siempre: soldados en las calles sitiando ciudades y matando tambien inocentes,convirtiendolss en cadáveres sin justicia.
El por que de nuestro título
Nuestro encabezado, aunque tiene una carga provocadora, no cruza la línea de la ofensa personal gratuita contra quienes si nos ofenden con sus acciones.No es un insulto vacío, es una síntesis de hartazgo ciudadano frente a un discurso que intenta negar lo evidente: que México sigue en guerra. Si a un gobierno se le mueren alcaldes, se le incendian regiones y los cárteles dictan la ley, no puede hablar de “atención a las causas” como si esto fuera un proyecto social de verano.
Sheinbaum repite el libreto de siempre: “La culpa es de Calderón, la guerra fue de él, nosotros atendemos las causas”. Pero sus palabras chocan con la realidad: militares en las calles, retenes en carretera y un Estado que sigue respondiendo con fuego a la violencia organizada. Llamarlo “inteligencia y judicialización” no borra los disparos, ni las fosas, ni la impunidad en medio de 134 mil levantados que llaman desaparecidos y ya casi 28 mil muertos del segundo piso cuando ya iban mas de 200 mil en el primer piso de un pais que arrastra mas de 720 mil en seis sexenios de militarización desastrosa.
El uso del término “babosadas” en el título es una expresión de indignación popular, una forma directa y coloquial de decir que el discurso es vacío, repetitivo y ofende la inteligencia colectiva. No busca insultar a la persona, sino poner en evidencia el absurdo de negar una guerra con eufemismos burocráticos mientras en el país corre sangre,mucha inocente.
En otras palabras, el título no es una falta de respeto: es un golpe de realidad. Representa la irritación legítima ante un gobierno que culpa al pasado para justificar su presente y maquilla la violencia con retórica de laboratorio social. Si eso no son “babosadas”, ¿qué palabra queda para describirlo?.
El narco no distingue gobiernos, ni colores, ni lemas humanistas. Y si este gobierno no asume que está metido en la misma guerra —aunque la disfrace de “atención a las causas”— terminará, igual que Calderón, repitiendo su profecía: larga, costosa, sin resultados y con miles de muertos que ningún discurso podrá volver inocentes.
Con informacion: ELNORTE/

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