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jueves, 13 de noviembre de 2025

LES «PEDIMOS,SUPLICAMOS,ROGAMOS y… ORDENAMOS en NOMBRE de DIOS ?»: «SACERDOTE PIDE al CRIMEN que CESEN la VIOLENCIA en MICHOACAN»…pero son sordos y el evangelio les entra por una oreja y les sale por la otra.


En Michoacán ya no solo se reza,se ruega y se suplica a criminales,se les grita desde el altar y el hartazgo es tanto ,que el padre Jesús Valencia ayer les levantó la voz en el Santuario de Guadalupe de Zamora, pidiendo a los grupos criminales que, por el amor de Dios —literalmente—, dejen de matar. Lo hizo frente a seis mil almas cansadas de contar muertos, hartas de vivir entre rezos y ráfagas. Fue una misa por la paz, pero sonó más a último llamado de auxilio desde un barco que ya hace agua.

«A los involucrados directamente en la situación de dolor e incertidumbre en que vive nuestro México les pedimos, les suplicamos, les rogamos, les exhortamos, les ordenamos en nombre de Dios, ¡cese inmediato a la violencia!»….Sacerdote Jesús Valencia Álvarez/Diócesis de Zamora/mensaje durante la Eucaristía en la misa por el novenario del ex Alcalde de Uruapan, Carlos Manzo/asesinado el pasado 1 de noviembre en plena plaza pública.

El eco de su súplica rebotó entre bancas y sombreros, y quizá se haya perdido antes de salir del templo. Porque allá afuera, el sermón no tiene eco; el crimen organizado es sordo y el evangelio le entra por una oreja y le sale por la otra. Mientras el sacerdote rogaba por el fin de la violencia, el silencio de las autoridades rugía más fuerte que cualquier misa.

“Ya es mucha sangre, ya es mucho dolor”, gritó el párroco. Y lo dijo tan al borde del colapso como un pueblo que ya ha tocado fondo el mismo numero de veces que el gobierno ha «planeado, mientras ellos aterrizan cristianos», tantas veces que el infierno parece un punto de encuentro. 

El clérigo no buscaba venganza ni canonizar a nadie, sólo algo más simple y más imposible: justicia. Pero en Michoacán, la justicia no se sube al púlpito ni baja del cielo.

El padre habló de Caín y Abel, de Dios que no fue cómplice del primer asesino. Lástima que aquí los Caínes van armados, blindados y con credenciales políticas de regeneración nacional y humanismo transformador. Y los Abeles… bueno, esos llenan misas como la de Uruapan, con sombreros, lágrimas y un “cese a la violencia” que ya suena a palabra hueca.

Quizá por eso, al final, el mensaje suena a misa de despedida. Porque si todo queda en manos de Dios, es que ya no queda nadie más agarrando el timón.

Con informacion: ELNORTE/

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