Luego de ser señalada con evidencias por el periodista Oscar Balderas,especializado en temas de crimen politicamente organizado,la Senadora Morenista de Tamaulipas,Olga Patricia Sosa Ruiz,volvio a repetir su coreografía de defensa aproximada más al performance de una autoinculpación en barandilla que a la solvencia de una declaración política, fue una pieza antológica del manual de la victimización sin pruebas y la retórica circular.
El intento de lavar su cara en redes sociales fracasa por razones que van desde lo visual hasta lo discursivo—como atinadamente señala el periodista Armando Orta: lo que debería ser un ejercicio de liderazgo y temple se convierte en un collage de lugares comunes, gestos forzados y una puesta en escena digna del género “telenovela judicial de bajo presupuesto”.
Inconsistencias y Retórica Vacía
La senadora que quiere ser gobernadora y dios libre a los ciudadanos de que consiga ese proposito,aunque ya tenga suficientes defectos ,de esos que en Morena son virtudes, nos repite hasta la fatiga que “no existen investigaciones en su contra” y que “todo es completamente falso”, pero suelta esas frases amparada únicamente en su propia voz—no muestra un solo documento, oficio, o declaración oficial de alguna autoridad Mexicana o del estadounidense que ya le revocó la VISA, que la exonere .
Lo curioso, por no decir alarmante, es que mientras en México se proclama absoluta limpieza, los reportes periodísticos insisten: Estados Unidos la investiga por presuntos vínculos con el huachicol y esos depósitos multimillonarios que ella endilga a herencias sin mayor prueba que sus dicho, que en cualquier estado de derecho, ya se hubiese traducido al menos en un ACTA CIRCUNSTANCIADA en cualquier FISCALIA FEDERAL,aunque su caso merece una CARPETA FORMAL.Su argumentación descansa en la vieja confiable de la “campaña de difamación”, una línea retórica muy gastada donde se apela a la persecución política sin sustento probatorio.
El Discurso Coreográfico del Victimismo
Ni la escenografía ayuda: arrinconada contra una pared blanca, muy parecida al fondo de las fotos que acompañan siempre a las fichas criminales de imagenes de detenidos en EE.UU, con gesto tenso y mirada errática que sólo proyecta una sensación de acorralamiento, no de autoridad.
Como subraya Armando Orta, la iluminación plana y los detalles distractores (accesorios, uñas, pulseras) con movimientos de manos propios del discurso politico ,restan cualquier atisbo de credibilidad al mensaje. Mirando constantemente hacia abajo, siguiendo el texto, transmite todo menos convicción; la defensa se siente ensayada y vacía, emocional hasta el sentimentalismo pero ausente de lógica argumentativa, como si lo hace el señalamiento.
“La Verdadera Consigna: Defenderse Sin Hechos”
El estribillo final, “la verdad siempre vence”, se recita como mantram sin jamás presentar evidencia. Cada frase se atora en el mismo circulo: “ya aclaré todo”, “no hay nada”, “es 2022”, pero nunca enseña, por ejemplo, un oficio de la UIF que cierre el expediente, los documentos de la presunta herencia o una carta de la embajada estadounidense negando la investigación o el retiro de su VISA . Capitaliza la confusión mediática, la repite y la amplifica, pero se queda en el cascarón de la autocomplacencia. Una defensa así solo robustece el relato de sus opositores: la de la senadora que narra mucho, pero prueba nada y siempre responde igual, seguramente que la próxima vez sera desde prision.
El “Consuelo” de la Retórica y la Impresión que Deja
La suma de inconsistencias e inercias retóricas hace de la defensa de Olga Sosa un ejemplo canónico de cómo NO enfrentar una acusación pública de alto calibre. La puesta en escena refiere más a una consigna de consuelo que a un acto de verdad; una defensa apresurada, emocional y superficial que se explica desde la precariedad moral —no de pruebas, sino de imaginación retórica, de choro, rollo,nada sustantivo, al menos del nivel de la evidencia.
Queda claro: frente a las acusaciones, la senadora prefiere armar un relato, no mostrar evidencia. Y en la arena pública, los cuentos, aunque se repitan mil veces, no vencen a los hechos, las pruebas avasallan, pero el calculo politico-criminal en Morena y el oficialismo complice,lo soslayan dolosamente.
Con informacion: @ArmandoOrta/ @OlgaPsosa/ MVSNoticias/

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