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domingo, 27 de abril de 2025

“ATENTADO y AGONIA”: LA “BARBARIE HISTORICA que MATA DEFENSORES del AGUA o la TIERRA YA COBRO OTRA VICTIMA”…y ya regresó a su tierra en un ataúd por andar desafiando al poder.


La frase “la barbarie es histórica” cobra un sentido trágico y vigente en el contexto del asesinato de Marco Antonio Suástegui Muñoz, líder emblemático del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa La Parota (CECOP). 

Su muerte, ocurrida tras un atentado el 18 de abril de 2024 en la playa Icacos de Acapulco, es el desenlace brutal de más de dos décadas de persecución, violencia y criminalización ejercida contra quienes defienden el territorio, el agua y la vida comunitaria en Guerrero.

El atentado y la agonía

La noche del 18 de abril, un hombre armado se acercó a Suástegui y le disparó en al menos tres ocasiones, hiriéndolo en el abdomen, tórax y cuello, mientras él se encontraba en la franja de arena de la playa Icacos, donde trabajaba como prestador de servicios turísticos. A pesar de ser trasladado de urgencia y recibir dos intervenciones quirúrgicas, agonizó durante ocho días en un hospital privado bajo resguardo policial, hasta fallecer el 25 de abril de 2025.

Una lucha marcada por la represión

La historia de Suástegui y del CECOP es la de una resistencia campesina e indígena que, desde 2003, se ha opuesto a la construcción de la presa hidroeléctrica La Parota, un megaproyecto impulsado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que amenaza con desplazar a decenas de comunidades y transformar irreversiblemente el entorno ecológico del río Papagayo[5][6][8]. Esta lucha ha estado marcada por:

  • Criminalización, persecución judicial y cárcel para sus líderes, incluido el propio Suástegui, quien fue encarcelado en tres ocasiones.
  • Amenazas de muerte, hostigamiento, quema de bienes y violencia física contra los opositores.
  • Represalias y asesinatos de otros defensores comunitarios en la región, en un contexto donde México es uno de los países más peligrosos para quienes defienden el medio ambiente y los derechos humanos.

Reacciones y exigencias

La noticia del asesinato de Suástegui provocó indignación y condena de organizaciones sociales, civiles y de derechos humanos, tanto nacionales como internacionales, que exigieron una investigación exhaustiva y castigo a los responsables. 

La narcogobernadora MORENA de Guerrero, Evelyn Salgado, así como la alcaldesa de Acapulco y otras figuras políticas, expresaron sus condolencias, aunque la historia reciente muestra que la impunidad en estos casos suele prevalecer.

La barbarie como constante histórica

El asesinato de Marco Antonio Suástegui no es un hecho aislado, sino el último eslabón de una cadena de violencia estructural y sistemática contra los defensores del territorio en México. La barbarie, entendida como el uso de la violencia para imponer proyectos de despojo y silenciar la protesta social, es un fenómeno histórico en el país, especialmente en regiones donde los intereses económicos chocan con los derechos de las comunidades.

“Oponerse a la construcción del proyecto hidroeléctrico La Parota les ha costado muertes y persecución política a campesinos… El Estado utilizó todo tipo de violencia para doblegar al CECOP, pero no lo consiguió”….PIE DE PAGINA.

La muerte de Suástegui es testimonio de que la barbarie sigue siendo parte de la historia contemporánea de México, y de que la defensa del agua, la tierra y la vida sigue siendo un acto de riesgo extremo para quienes, como él, se atreven a desafiar los intereses de poder.

Con informacion: PROCESO/

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