La analogía popular mexicana de llamar “guevudos” o tener “aguacates” a quienes asumen conductas valientes , cobra un sentido irónico y trágico cuando se observa la realidad de la cadena productiva del limón en Michoacán sometida por “COBRONES COBRACUOTAS con MUCHOS GUEVOS” ,operando bajo la incapacidad de gobierno y el ejercito,en tanto productores de limón con “muchos aguacates se resisten”.
Y es que todos los eslabones de la cadena estan sufriendo extorsión, violencia y pérdidas incluso humanas ,por el control criminal del negocio limonero, donde el gobierno hace lo que puede y puede muy poco, hace lo que le es posible, pero deberia hacer los necesario.
Extorsión y sufrimiento en toda la cadena
En el Valle de Apatzingán y municipios limoneros de Michoacán como Buenavista, Parácuaro, Aguililla, Tepalcatepec y Múgica, la extorsión criminal no distingue: afecta a cortadores, productores, empacadores y transportistas. Los grupos delictivos imponen cuotas (“cobro de piso”) de entre 2 y 4 pesos por kilo de limón cortado, empacado o comercializado, bajo amenaza de violencia, ataques armados e incluso ataques con drones a quienes se niegan a pagar.
Esta presión ha provocado paros de actividades, cierre de empacadoras y suspensión de cortes de limón, lo que a su vez genera desempleo y pérdidas económicas para miles de familias. El miedo es tal que, tras asesinatos como el del empresario limonero José Luis Aguiñaga, comunidades enteras paralizan su principal actividad económica, esperando garantías de seguridad que no llegan.
Impacto en la producción y el mercado
Las cifras oficiales muestran el golpe directo: solo en el primer bimestre de 2025, la producción de limón en el Distrito de Apatzingán cayó 25% respecto al mismo periodo del año anterior, y en Buenavista la caída fue del 42%. El paro de labores y la inseguridad han reducido la oferta de limón, incrementando los precios al consumidor y generando incertidumbre en el mercado nacional e internacional.
El fenómeno no es aislado: Michoacán produce cerca del 38% del limón nacional y es líder en exportaciones, pero la violencia y la extorsión amenazan con desestabilizar toda la cadena agroalimentaria, desde el campo hasta la mesa.
El “valor” impuesto y el sufrimiento colectivo
La frase “tener aguacates” o ser “guevudo” en este contexto deja de ser un halago para volverse una amarga ironía. La “valentía” de seguir produciendo, cosechando o comercializando limón en Michoacán implica arriesgar la vida, el patrimonio y la estabilidad familiar. No es solo el productor quien sufre: jornaleros, empacadores, transportistas y sus familias viven bajo la amenaza constante de la violencia y la ruina económica.
“Todo lo que está pasando en el mercado del limón es a causa de las extorsiones, y lo malo es que no sólo lo llevan los comerciantes del limón, sino hasta los cortadores. Lamentablemente, esta baja (en la producción) se refleja por la inseguridad que tenemos”, relata Guadalupe Mora, limonero de La Ruana.
Conclusión: “Aguacates” para sobrevivir, no para prosperar
La cadena del limón en Michoacán ejemplifica cómo la valentía forzada por los “guevos de quienes amagan y los aguacates de quienes resiste”, se traduce en sufrimiento colectivo y en una economía agrícola asfixiada por el crimen.
Lejos de ser una muestra de empoderamiento, la resistencia de los limoneros y su gente es la respuesta desesperada a un entorno donde el “valor” se paga con sangre, miedo y pérdidas, y donde cada eslabón de la cadena productiva lleva la carga de una inseguridad que no han elegido.
Asi esta todo, completamente todo el pais
Con informacion: ELNORTE/
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