Siendo usted conocido interncionalmente como un sociólogo de la primera línea, quiero contarle la última historia de la administración -que, por cierto, no termina de concluir- del presidente de México.
Cuando Andrés Manuel López Obrador concluía su última campaña presidencial, se difundió un video en el que minimizaba la dificultad de hacer un pozo petrolero, argumentando que era igual algo tan sencillo como perforar un pozo para sacar agua, cuando todos sabemos que dicha tarea implica un alto nivel de complejidad y personal tan diverso como especializado.
No era la primera vez que AMLO trivializaba un hecho o circunstancia de cualquier índole, pero sí lo era en su calidad de presidente electo. Y así nos hemos pasado ya más de tres años, viendo cómo desde Palacio Nacional se banalizan grandes problemas mientras que se relativizan los errores de la 4T.
Tres son los hechos recientes. Empecemos por su nuevo contagio de Covid-19, para el cual rechazó tomar nuevos medicamentos desarrollados por las empresas farmacéuticas disponibles para unos cuantos y decidió tomar solo paracetamol y untarse Vick VapoRub en el pecho. Medio millón de muertos por la pandemia, 100 hospitales saturados en esta cuarta ola y sigue nuestro presidente sin al menos usar cubrebocas, ni siquiera por respeto a los demás.
Por cierto, el presidente expresó su renuencia a la venta de medicamentos anti Covid en farmacias privadas, como si la distribución de medicinas en el sector público fuera excelente…
Siguiendo el ejemplo de su jefe, la secretaria de Educación califica de “esporádicos” los contagios por Covid en los planteles, lo cual se contradice con la cantidad de escuelas que volvieron a la enseñanza en línea o el sistema híbrido. Puede ser que los niños enfermos de Covid no la pasen tan mal, pero está archiprobado que son vectores de contagio para los adultos. Ya de las vacunas a menores de 15 años y del detrimento de la enseñanza ni hablemos…
Y ya que mencionamos a la secretaria de Educación, abordemos el segundo hecho de esta semana: la defensa que de ella hizo AMLO.., “una mujer honesta” -dijo el presidente-, que logró que los empleados del municipio de Texcoco aportaran voluntariamente el 10 por ciento de su salario mensual, lo cual significa que o los texcocanos sucumbieron ante el encanto de doña Delfina, o han de recibir sueldos envidiables…
El tercer hecho tiene que ver con la mentada consulta popular. Como era de esperar, los amlovers consiguieron rebasar el número de firmas necesarias para que el INE la lleve a cabo.
Para ese ejercicio por demás ocioso pero obligado de la consulta, ni los diputados ni Hacienda quieren dar al INE los recursos económicos necesarios.
Nuevamente, el presidente banaliza las responsabilidades del INE y lo acusa de ser extremadamente caro.
Información de Segob pretende comparar a los organismos electorales de Latinoamérica con el de México, siendo que realizan mucho menos funciones como son las de expedir año con año credenciales, auditar gastos de campaña de 21 mil cargos de elección popular, aplicar los montones de candados impuestos por la ley electoral y varias más por el estilo... Además, esos países tienen una población mucho menor; por ejemplo, Colombia gasta el equivalente de cinco mil millones de pesos para 50 millones de habitantes, mientras que Argentina eroga tres mil 500 millones de pesos para una población de 45 millones.
En fin, lo que quiero es que alguien me explique cómo le es posible a México vivir en la esquizofrenia de amar a un presidente que para todo expide recetas simplistas (63 por ciento aprobación, Mitofsky) y que al mismo tiempo la gente declare que su situación económica y la seguridad van de mal en peor (35 y 42.6 respectivamente); cuando se encarece la gasolina y el desabasto de medicamentos no cesa y otras curosidades como las anteriores.
De noviembre a la fecha y siguiendo a Consulta Mitofsky, el presidente ha perdido 2.8 puntos porcentuales de aprobación, además de todo el resto que ya se le ha escapado.
No tarda AMLO en recetarnos otra untadita de VapoRub para recuperar las simpatías.
Fuente.-Leopoldo Mendivil/
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