Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera enfrentaba momentos complicados en el Centro Correccional Metropolitano (MCC) en Manhattan, pero en la Supermax de Colorado, el líder del Cártel de Sinaloa padece otros daños emocionales.
Según su abogado Marc Fernich, el mexicano está “diferente”, incluso definió como “triste”, muy distinto a como dejó la prisión de Nueva York al siguiente día que recibió su sentencia.
Fernich y la abogada Mariel Colón se encargan de desarrollar la apelación a favor de Guzmán Loera, por lo cual lo visitaron en la prisión también conocida como el Alcatraz de las Rocosas.
“Me di cuenta de que estaba triste. Completamente diferente. Su comportamiento, sus ojos”, contó Fernich a la revista New York. “Incluso su cabello, le afeitaron la cabeza. No importa si ha sido condenado por los crímenes más atroces o crímenes horribles, no creo que nadie merezca ser tratado de esa manera”.
Según Fernich, Guzmán Loera insistió en que Colón trabajara en su apelación, por lo que fueron a visitarlo la semana pasada y agregó que el mexicano no se está adaptando bien a la vida en la Supermax en Colorado, a pesar de que ahora tiene tiempo para hacer ejercicio al aire libre, pero recibe incluso menos visitas.
“El Chapo” también puede ver la luz del día, ya que en la zona donde realiza los ejercicios está aislada, pero es al aire libre.
Antes de dejar el MCC, Guzmán Loera se había dejado crecer el cabello, además de su bigote, el cual lució perfectamente pintado el día que el juez Brian Cogan lo sentenció a cadena perpetua más 30 años de prision.
En Manhattan, “El Chapo” era visitado a diario por Mirón, así como por otros asistentes legales de la defensa, a fin de “pasar tiempo” con él y monitorear sus condiciones carcelarias, ahora Guzmán Loera no tiene las mismas visitas.
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