Los
métodos de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) son altamente
letales y sin apego al irrestricto respeto a los derechos humanos.Así lo demuestra su largo historial de crímenes de estado cometidos con la
patente de corso que le proporciona el fuero militar. Su impunidad está
garantizada en esta grave anomalía del estado de derecho en México, una
aberración para cualquier democracia.
Los
marinos y los militares están por encima de la ley. Su licencia para matar, les
permite disparar desde un helicóptero el vehículo en donde viajaba una familia,
como sucedió hace unos días en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Las
ráfagas de las armas letales de la Marina fueron lanzadas desde el aire. La
CNDH en un recorrido con el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo dirigido
por Raymundo Ramos, recorrieron dos kilómetros en ese lugar y encontraron 78
impactos de bala de distintos calibres sobre el pavimento.
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¿Dónde
está el profesionalismo de la Semar para cometer semejante pifia criminal que
terminó con la vida de una mujer y sus dos niñas de 6 y 4 años de edad?.
Peor aún, la Semar se adelantó y difundió un primer comunicado en donde ni
siquiera hace mención de la muerte de los civiles y argumenta que el operativo
se debió a un enfrentamiento y al fuego cruzado con presuntos delincuentes.
Pero
en ese lugar no hay más vehículo que el de la familia Rojas Ruiz, ahí sobrevivió
Efraín Rojas Santos. Fue él quien observó a un marino bajar del helicóptero
para comprobar que se habían equivocado. Lo dieron por muerto. Y a continuación
la Semar se adelantó a difundir un segundo comunicado señalando que la familia
murió debido a los disparos de presuntos criminales. Mentira.
NOTA RELACIONADA:
Las
“verdades históricas” de la Marina ya no convencen a nadie. Sus crímenes de
estado forman parta de la página de la ignominia que cubre la actuación de las
impunes Fuerzas Armadas de México.
Al
igual que el Ejército, la Marina tiene cientos de quejas abiertas ante la CNDH
por crímenes que van desde la tortura, la desaparición forzada y las
ejecuciones extrajudiciales. Su historial de la impunidad es amplio, extenso,
interminable.
Durante
estos doce años de guerra, la Marina ha ido aumentando el nivel de letalidad de
sus acciones. Tomar la decisión de disparar contra un coche desde un
helicóptero obviamente no ofrece ninguna certeza sobre los ocupantes del
vehículo, pero eso no parece importarle a una institución que sabe que cuenta
con pantente de corso y la impunidad garantizada.
Gracias
a un estudio publicado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Nacional Autónoma de Nuevo León (UNAM) titulado “Índice de
letalidad 2008-2014:disminuyen los enfrentamientos, misma letalidad aumenta la
opacidad”, sabemos que la Marina por cada persona que hiere en sus operativos,
mata a 30, mientras el Ejército mata a ocho “enemigos” por cada uno que hiere.
No
tenemos cifras exactas sobre los crímenes de estado cometidos por la Marina y
el Ejército, porque el gobierno de Enrique Peña Nieto dejo de publicarlas hace
años para salvaguardar el “buen nombre” de las Fuerzas Armadas.
Tampoco
la Semar es transparente en sus cifras. Oculta los cientos de denuncias y quejas
contra sus elementos por tortura, desaparición forzada y ejecución
extrajudicial.
Pero
no las necesitamos. Con los resultados letales de sus “operativos” podemos
darnos cuenta que tiran a matar y después averiguan. Es obvio que prefieren
equivocarse causando sufrimiento y dolor a civiles, que reconocer sus errores.
En
México la tortura es el pan de cada día. Durante el sexenio de Felipe Calderón
aumentó un 1000 por ciento y podemos decir tranquilamente que durante la
presente administración, ese porcentaje se duplicó. De las 4 mil denuncias que
existían, solo 15 terminaron en condena. En México los torturadores agentes del
estado, no son castigados, al contrario, se les protege.
Tampoco
son procesados los marinos que desaparecen o ejecutan extrajudicialmente. Así
lo saben los cientos de víctimas que va acumulando la Semar, los llamados daños
colaterales, que no le importan.
La
CNDH va también acumulando recomendaciones que no sirven para nada,
recomendaciones que se tardan dos, tres o cuatro años en llegar y que la Semar
se las pasa por el arco del triunfo, como la recientemente publicada que
determina claramente que elementos de la Marina privaron de su libertad de
forma “arbitraria” y ejecutaron a tres estadounidenses y a un mexicano en 2014.
Pero
el almirante Vidal Soberón, secretario de la Semar prefiere mirar para otra
parte y no afrontar las graves consecuencias de sus “operativos” fallidos.
Soberón
finalmente se ha convertido en cómplice de crímenes de guerra. ¿Será capaz el
estado mexicano de enjuiciar a sus propias instituciones? Nunca ha funcionado
ser juez y parte, tal vez por eso, tendrán que ser la instituciones
internacionales las que finalmente permitan el acceso a la justicia a los
cientos, miles de víctimas mexicanas de las guerras fallidas de Calderón y Peña
Nieto.
Fuente.-www.websanjuanamartinez.com.mx
Twitter: @SanjuanaMtz
Facebook: Sanjuana Martinez
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