El polémico exgobernador de Veracruz Javier Duarte ha solicitado su liberación anticipada del Reclusorio Norte, en Ciudad de México, según han confirmado fuentes penitenciarias y la propia defensa del exmandatario al diario español, EL PAÍS.
La salida de Duarte de prisión dependerá de una audiencia que el exmandatario local tendrá en el centro judicial de esa prisión la próxima semana. Oficialmente, su excarcelación estaba programada para abril del próximo año.
Pero anticipándose a la libertad anticipada,Javier Duarte ya sacó el confeti, descorchó los refrescos adulterados y hasta repartió sus pertenencias en el Reclusorio Norte como si fuera una despedida de jubilado, no de recluso. El exgobernador de Veracruz —aquel campeón del desvío de mil seiscientos setenta millones de pesos y coleccionista de empresas fantasma— decidió adelantarse a la jueza y festejar su libertad como quien sabe que en México las sentencias son meramente decorativas.
Dicen los custodios que el sábado se armó una mariscada digna de restaurante de Boca del Río, con Duarte al centro del banquete, brindando entre exfuncionarios y criminales de catálogo. A su derecha, un exalcalde acusado de manejar un “Cártel Inmobiliario”; a su izquierda Rene Gavira, un extesorero de Segalmex con más agujeros en las cuentas que su propio platillo de jaiba rellena. Y para darle sabor,Jose Luis Sanchez Valencia un operador financiero del CJNG, porque hasta en prisión las alianzas público-privadas florecen.
El político priista, alguna vez promesa de una “nueva generación” del partido, ahora presume que su hoja de antecedentes está más limpia que las playas veracruzanas después de un huracán. Su defensa asegura que ya cumplió más del 70% de su condena, no tiene causas pendientes y que “la ley lo ampara”. Claro: la misma ley que en México suele doblarse con la agilidad de un político en campaña y la resistencia de un billete de cien en una cantina.
Mientras tanto, la Fiscalía General de la República intenta impedir su salida, quizá más por compromiso que por convicción. Después de todo, ya antes le hicieron el favor de convertir la delincuencia organizada en una simpática “asociación delictuosa”, porque hasta los grandes desfalcos merecen una etiqueta menos fea.
Fuentes cuentan que Duarte camina por el dormitorio 2 del reclusorio como turista en su último día de hospedaje, repartiendo souvenirs: ropa, libros y hasta un par de televisores. “Nos vemos afuera”, les dice, como quien ya confirmó el vuelo. Su audiencia definitiva será el 12 de noviembre, pero en su cabeza la sentencia ya está escrita: “Libre por buena conducta y excelentes contactos”.
Total, en México los barrotes siempre son opcionales cuando se tiene el código correcto.
Con informacion: DIARIO ESPAÑOL/ELPAIS/ZEDRIK RAZIEL

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