Luego del asesinato del Alcalde Carlos Manzo, Christopher Landau, secretario adjunto del Departamento de Estado, afirmó que Estados Unidos está dispuesto a profundizar con la cooperación en materia de seguridad con México.
El anuncio se dio luego del asesinato del alcalde Carlos Manzo y la reacción oficial que expone el cinismo de la narrativa gubernamental que ya no puede tapar el hedor del colapso institucional con discursos huecos sobre independencia nacional.
En este Día de Muertos, mis pensamientos están con la familia y amigos de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, Michoacán, México, quien fue asesinado anoche durante una celebración pública del Día de Muertos. Estados Unidos está dispuesto a profundizar la cooperación en materia de seguridad con México para erradicar el crimen organizado a ambos lados de la frontera. Aquí vemos a Carlos con su pequeño hijo en brazos durante la celebración, momentos antes del ataque. Que su alma descanse en paz y que su memoria inspire acciones rápidas y efectivas. QEPD
La declaración de Christopher Landau, no sólo pone el dedo en la llaga, sino que evidencia la incapacidad (¿o complicidad?) del Estado mexicano para hacerle frente al narco. Decir que “profundizarán la cooperación” es el eufemismo diplomático para señalar: México está desbordado, y EE.UU. lo sabe.
Pero cada vez que los gringos insinúan intervenir, la respuesta automática en Palacio Nacional es manotear la bandera de “soberanía nacional”, ese escudo sarnoso tras el cual se esconde lo ingobernable, como si ondear el lábaro patrio ahuyentara a los sicarios… o a sus socios en el gobierno.
Los mensajes oficiales ofrecen condolencias, pero no soluciones. ¿Cuántos asesinatos más son necesarios antes de dejar de fingir que “la soberanía” es otra cosa que el pretexto para no actuar ni dejar actuar? La memoria de Carlos Manzo, caído en pleno Día de Muertos, queda sepultada bajo rituales diplomáticos mientras en Michoacán la vida humana vale menos que un retweet.
Pulso y temperatura social de las reacciones ciudadanas
Las reacciones que se leen en los foros digitales no sólo están cargadas de enojo: rezuman desencanto, rabia, y un reclamo de intervención extranjera que, hace unos años, hubiera sido impensable.
Los usuarios claman abiertamente por la entrada del ejército de EE.UU., insultan al gobierno llamándolo “narco-gobierno”, exigen la aniquilación de criminales y funcionarios, y ridiculizan todo alegato de soberanía. La violencia verbal —y política— alcanza niveles inéditos: se demanda acción directa, se vilipendia a la clase política de Morena como “cómplices”, y la exigencia de ayuda internacional suena a grito de socorro.
Se detecta:
- Rechazo frontal y burla hacia los términos “soberanía” y “autonomía”.
- Legitiman o aplauden la posible intervención militar de EE.UU., ante el fracaso del Estado mexicano.
- Presumen peligro, desesperanza y una rabia social que raya en el linchamiento simbólico (y literal) de funcionarios y narcopolíticos.
- Demandas reiteradas de “mano dura” y justicia sumaria, ante el hartazgo por la impunidad.
- Un choque entre el nacionalismo vacío del gobierno y el realismo feroz de ciudadanos que viven sitiados por el crimen.
El ánimo social
La polarización es brutal. El rechazo al gobierno federal es absoluto en estos foros, señalados como cómplices del narco, y se glorifica a EE.UU. (e incluso a Trump) como “la esperanza” frente al desastre mexicano. El estado de animo es apocalíptico y resignado: confirman que, para un amplio sector social, la soberanía perdió todo valor si significa seguir condenados a Estado fallido.
¿Conclusión? Cuando la “soberanía” sólo sirve para tapar la podredumbre, la sociedad deja de creer en el Estado y busca auxilio fuera. Y cuando eso ocurre, hasta la muerte de un alcalde se convierte en munición para exigencias, reclamos y hasta fantasías de intervención armada. Eso —y no el discurso oficialista— es la verdadera temperatura de la calle hoy.
Con informacion: ELNORTE/









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