Ferrari, esa marca cuyo rugido ha despertado más vecindarios que los gallos, acaba de anunciar su nuevo modelo… silencioso. Sí, el mítico rugir del Cavallino Rampante será, por primera vez, cortesía de unos altavoces. El Ferrari Elettrica promete ir de 0 a 100 km/h en 2.5 segundos, pero sonando más como una impresora láser de lujo que como el monstruo mecánico de antaño.
Dicen en Maranello que han pasado años y millones afinando el zumbido ideal —el equivalente eléctrico del rugido— para que los millonarios no se depriman cuando pisen el acelerador y, en lugar de un rugido demoníaco, escuchen algo que podría salir de un dron premium.
Ferrari asegura que el nuevo sonido no será una imitación barata del motor clásico. No señor. Será auténticamente eléctrico, como una guitarra con distorsión tocando en el garaje de Elon Musk. Al fin y al cabo, según la marca, la diferencia entre el V12 y este nuevo motor es como entre una guitarra acústica y una eléctrica. Claro, siempre y cuando enchufes la eléctrica al amplificador de un estadio.
La compañía, fiel a su lánguida artimaña de ofrecer menos coches de los que sus clientes desean, producirá este modelo en cantidades limitadas. No hay precio oficial, pero probablemente cueste lo suficiente para que cualquier comprador exija que el auto también le prepare un espresso y le cante el himno italiano cada mañana.
Por fuera aún es un misterio —Ferrari lo mostrará hasta la primavera—, pero por dentro promete ser un laboratorio de energía pura y refinada: baterías, motores, y un eje diseñado para hacerte olvidar que no estás manejando un auto de verdad… o al menos hacerte fingirlo bien.
Mientras otras marcas se echan para atrás con la electrificación por falta de demanda, Ferrari avanza diciendo “no se preocupen, tenemos fe y clientes con fetiche por lo nuevo”. Al fin y al cabo, hay coleccionistas dispuestos a comprar cualquier Ferrari, incluso uno que suene a licuadora.
Y sí, Ferrari reconoce que no todos sus fieles adoradores estarán encantados con esta herejía ecológica. Pero confían en que nuevos ricos más sensibles al cambio climático (y menos a la nostalgia) se unirán a la familia.
Para quienes temen por la durabilidad de la batería, la marca ofrece garantías extendidas y la promesa de que cada ocho años recibirás una nueva, como quien cambia de reloj Rolex, aunque bastante más caro y sin poder llevarlo en la muñeca.
Al final, el Ferrari Elettrica representa el salto del rugido al zumbido, de la gasolina al voltio, del infernal estrépito al susurro premium. Es el fin del “vroom” y el comienzo del “zzzz” más caro del mundo.
Con informacion: ELNORTE/
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