En el primer piso de Palacio Nacional destaca un escritorio con una impresora, figuras de gatos, un felino que desde la antigüedad está asociado al misterio y la inteligencia, entre muchos documentos sobre la vida política del país y la vida personal del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Si alguien quiere ver al Mandatario tiene que pasar por ese escritorio, en el mismo piso donde únicamente despachan el Ejecutivo y su secretario particular, Alejandro Esquer Verdugo.
Quien desde diciembre de 2018 ocupa ese escritorio es Laura González Nieto, su cargo oficial es “secretaria” y su función principal es “asistir personalmente” al presidente López Obrador.
Muchos podrán decir que es un cargo menor, pero en los hechos, González Nieto es una de las funcionarias de la administración pública federal más cercanas al Mandatario.
No sólo maneja y controla la agenda pública, también la personal, ve por la salud del Ejecutivo y mantiene una cercanía con su familia, principalmente con sus hijos mayores, desde hace más de dos décadas.
Muy pocas funcionarias gozan de la confianza de López Obrador como Laurita, como él la llama.
En las mañaneras es una pieza clave, si el Presidente necesita un dato como el último informe de empleos formales registrados ante el IMSS, la carta que le envió a algún jefe de Estado o el reporte técnico del gabinete, la frase recurrente del Mandatario es: “Pídeselo a Laurita”.
González Nieto nació en la Ciudad de México y ha trabajado al lado del político tabasqueño desde antes de que fuera jefe de Gobierno. Se conocieron cuando López Obrador fue presidente nacional del PRD entre 1996 y 1999.
De acuerdo con una fuente consultada —del primer círculo del Mandatario— Laura comenzó a trabajar con el político tabasqueño como mecanógrafa, no como secretaria. Tiempo después ocuparía un lugar estratégico.
En 2000, en la jefatura de Gobierno de Ciudad de México, Laurita era la secretaria personal de López Obrador, su escritorio estaba en la misma oficina que la del Mandatario en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
Además de redactar los discursos del entonces jefe de Gobierno, González Nieto comenzó a transcribir sus escritos, luego ella misma sugería correcciones de estilo y sintaxis, mismas que eran aceptadas por López Obrador.
Hoy, todos los discursos y los borradores para los libros del Presidente —escritos por su propia mano— pasan por las correcciones de González Nieto.
“Ella siempre está de buen humor, siempre es atenta, educada y es extremadamente reservada”, comentó una excolaboradora del hoy Mandatario.
“Es muy cercana a Alejandro Esquer y César Yáñez [coordinador general de Política y Gobierno de Presidencia y exvocero de López Obrador] ellos la respetan mucho, como a nadie”, agregó otra fuente consultada.
Recordó que en una ocasión Laura González tenía que pasarle al “Licenciado” un discurso en un evento público y estaba nerviosa porque no quería equivocarse y no le gustan las cámaras de los medios de comunicación. “Se armó de valor y lo entregó”.
Quienes han trabajado con ella, la definen como una servidora pública que tiene tres características: es extremadamente discreta, eficaz y con espíritu de servicio a toda prueba.
De acuerdo con sus datos curriculares, desde 2019 González Nieto estudia la licenciatura de Arte y Patrimonio Cultural en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), fundada por el propio López Obrador.
Tiene una percepción salarial casi al nivel secretario de Estado, sólo 4 mil pesos menor (sueldo neto) que el Ejecutivo, quien recibe 115 mil pesos mensuales.
“Es una de las personas más leales a las convicciones del Presidente”, aseguró otro funcionario del gobierno federal consultado por EL UNIVERSAL, quien refirió que Laurita siempre ha estado en los buenos y malos momentos, como previo a la fundación de Morena, cuando nadie recibía un sueldo.
Comentó que González Nieto es de las primeras en llegar a Palacio Nacional, entre las 05:00 y 05:30 horas, pero desde temprano manda por WhatsApp la síntesis informativa o mensajes que deben conocer el gabinete y demás funcionarios.
Ella es quien convoca a las reuniones de gabinete y “cuando Laura pide algo, sabemos que quien habla es el propio Presidente”, dijo otro funcionario.
A González Nieto le gusta mucho la música, sobre todo la trova cubana y es lectora apasionada.
“Es una mujer extremadamente discreta, con un espíritu de servicio que no había visto antes, siempre te contesta el mensaje de la mejor forma, siempre te ayuda o busca la forma y siempre está con los pies en la tierra”.
En el segundo año de gobierno (septiembre de 2020), en la primera ola de la pandemia, Laurita tuvo una terrible pérdida, y el presidente López Obrador le dedicó unas palabras: “Por más optimista que sea, no puedo dejar de pensar en el dolor por la partida de tu mamita (...)”.
El 3 de marzo, tras la alerta sísmica que se escuchó en Palacio Nacional, Laura González dejó su escritorio para colocarse en la zona de seguridad en el Patio Central, junto a López Obrador, a quien apoyó para que los gobernadores de Oaxaca y Veracruz le informaran de manera preliminar sobre las afectaciones.
Siempre trabajando, servidora de convicciones e ideales en quien el Presidente aloja toda su lealtad y confianza.
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