El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha resistido a endurecer las medidas para frenar los contagios de covid-19, a pesar de las historias trágicas que se acumulan en hospitales casi saturados y el repunte de muertes por coronavirus en diversas urbes del país.
El diario británico The Guardian destacó la historia de Rufino Pacheco, quien llegó al hospital con la respiración entrecortada, un médico le arrojó papeles a su hijastra y le pidió su aprobación para ponerlo en un ventilador. Pero el anciano se resistió.
Menos de 12 horas después, Rufino murió, conectado a un tanque de oxígeno en su habitación, mientras su esposa gritaba: "no me dejes, viejo". Días después, ella también se enfermó de covid-19, junto con su hijo adulto.
"Había mucha tensión y preocupación", dijo Consuelo Vázquez sobre el tiempo que pasó cuidando a su madre y su hermano, después de que el hombre que amaba como su padre se había ido. "Pensamos que pasaríamos por lo mismo".
Cada uno necesitaba oxígeno adicional a veces, y solo después de que se recuperaran, la familia podía comenzar a llorar por Pacheco.
Rufino Pacheco, quien murió el 24 de noviembre en Ecatepec, Estado de México, sin una prueba que comprobara que tuvo covid-19 y rápidamente incinerado, podría nunca aparecer en la lista de muertes que se acumulan en diversas partes de México, especialmente la capital y otras ciudades del país, en el peor momento de la pandemia.
Durante semanas, los funcionarios han rogado a los mexicanos que se queden en casa. Incluso el presidente López Obrador, cuyas declaraciones públicas rara vez han reconocido la gravedad del brote en México, comenzó el mes instando a los mexicanos a renunciar a las fiestas navideñas que se extienden desde diciembre hasta enero. Pero se negó a imponer restricciones y declaró que los mexicanos eran "responsables, educados y concienzudos".
El toque suave del presidente destacó lo que ha sido la contradicción esencial del enfoque de su gobierno sobre el coronavirus. Mantener abiertos los bares, cines y centros comerciales socava el mensaje de que la gente debe salir solo para las actividades más esenciales.
También ha dicho que muchos mexicanos no pueden darse el lujo de dejar de trabajar. Sin embargo, en lugar de ayudar a la gente para que se quede en casa, el presidented e izquierda ha insistido en ceñirse a la austeridad que ha regido su presidencia de dos años. Su gobierno ha propuesto el más básico de los programas de estímulo para superar a millones de nuevos desempleados.
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