En este 2020 no sólo se contrajo la economía formal, sino también la llamada economía sumergida: la crisis provocada por la pandemia de Covid-19 limitó todos los mercados, incluido el de las drogas ilícitas. En el caso de los cárteles mexicanos, sin embargo, la “creatividad” imperó al grado de encontrar alternativas para seguir produciendo fentanilo y metanfetaminas.
Y es que tras enfrentarse al cierre de fronteras y el consecuente impacto en sus importaciones –entre ellas las de precursores químicos– y exportaciones, al parecer los criminales mexicanos hallaron la forma de continuar con sus negocios.
Al respecto, el reporte Operaciones de cárteles mexicanos del narcotráfico en medio de la Covid-19 –publicado por el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos– apunta que la desaceleración en el comercio de contenedores y la actividad portuaria, particularmente en China e India, habrían causado escasez de precursores químicos utilizados para sintetizar fentanilo y metanfetamina, lo que a su vez resultó en la carestía temporal de productos y en el aumento de precios.
Sin embargo, advierte que los cárteles mexicanos encontraron fuentes alternativas de precursores, con lo cual lograron aumentar la capacidad de producción nacional en un contexto de crisis, como lo ha sido el de la emergencia sanitaria.
Evidencia de ello, considera, son las incautaciones de cargamentos ilegales de alto perfil ocurridas a lo largo de 2020: éstas revelan que “las drogas ilícitas y el dinero continúan fluyendo por los corredores de tráfico entre Estados Unidos y México”. Aunado a ello, observa que el cultivo de amapola y la producción de heroína en nuestro país no se vieron muy afectados por la pandemia.
El reporte –elaborado por los investigadores June ??S Beittel y Liana W. Rosen, y entregado a los congresistas estadunidenses a finales de noviembre pasado– también recuerda que en octubre de este mismo año, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos evaluó que, si bien la pandemia ha ralentizado el ritmo del tráfico de drogas hacia esa nación y ha interrumpido algunas operaciones de los cárteles, la capacidad de éstos para mover grandes cantidades de drogas permanece en gran parte intacta.
Ese Departamento mantiene que los cárteles mexicanos son una amenaza clave para Estados Unidos debido a su capacidad para controlar el territorio y las rutas de tráfico a lo largo de la frontera Suroeste del vecino del Norte, y para cooptar a los funcionarios en varios niveles de gobierno. Por ello, sigue considerando que México es productor extranjero primario y país de tránsito de drogas ilícitas con destino al que es considerado como el principal mercado mundial.
El reporte observa, por tanto, que la pandemia habría disminuido el amplio poder criminal y político de los grupos del crimen organizado. “Ni la perspectiva de infección ni las restricciones de movilidad impuestas por el gobierno durante la pandemia parecen haber disuadido significativamente la actividad de los cárteles”.
Más aún, señala que el rango de criminalidad de los cárteles más pequeños se ha ampliado o diversificado bajo la presión del cierre provocado por la Covid-19, mientras que la fragmentación de algunos cárteles ha continuado.
Aunado a ello, las condiciones actuales habrían intensificado la competencia entre cárteles, favoreciendo las ambiciones territoriales de las organizaciones más grandes. “Como resultado, los delitos de agresión y homicidio se mantuvieron elevados a niveles altos durante la respuesta de México a la pandemia, incluso cuando los delitos de oportunidad, como el secuestro y el robo, parecen haber disminuido temporalmente”.
Según el análisis, la pandemia también habría motivado a los cárteles a diversificar y expandir su uso de embarcaciones sumergibles, drones, ultraligeros, túneles y criptomonedas. Así, la “creatividad” de la delincuencia organizada ante los desafíos que les representó la emergencia sanitaria mundial.
Fuente.- Nancy Flores/
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