El avión presidencial fue comprado por Felipe Calderón, pero quien realmente le sacó jugo fue el siguiente presidente. Enrique Peña Nieto gastó 313 millones en más de ochenta viajes aéreos, una cifra que deja ver cómo operó su sexenio, basado siempre en el derroche de un pequeño grupo político y en el gusto por viajar sin ningún tipo de restricción a más de ochenta destinos.
Los viajes que organizaba el presidente no eran compactos. El mexiquense acostumbraba acudir a países con comitivas de más de cincuenta personas, incluyendo bebidas de lujo, hospedajes en hoteles cinco estrellas, además de gastos y banquetes en cada uno de los países que visitaba. Así fue como Peña Nieto viajó, por ejemplo, a visitar a la reina de Inglaterra, en un evento que fue replicado por las televisoras mexicanas.
Todos debían enterarse de los lujos. Peña Nieto dedicó en promedio un millón de pesos por hora en publicidad oficial para que los mexicanos y las personas en el extranjero se enteraran de sus pasos y los avances de su gobierno. En tan solo seis años, el expresidente priista visitó San Petersburgo, París, Marsella, Bali, Nueva York, Roma, Venezuela, Cali, Estambul y muchas ciudades más.
En el 2015, Peña Nieto realizó su viaje más costoso. En esa ocasión, él y su familia gastaron más de medio millón de dólares por apenas tres días de visita a una de las capitales más costosas del mundo. En ese entonces, fueron más de 212,000 dólares en hospedaje y viáticos. Todos estos viajes fueron realizados en el avión presidencial que hoy intenta vender el gobierno obradorista (considerándolo un símbolo de la corrupción).
Con información de: Sin Embargo/
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