El Departamento de Defensa de Estados Unidos se salió del carril con el que el presidente Donald Trump gestiona la pandemia del Covid-19. Mientras el magnate expresa constantemente su confianza en que el virus se apaga, el Pentágono ya inició los planes bajo el entendido de que el país tendrá que lidiar con la enfermedad todavía durante el próximo año.
Un memorando filtrado desde la administración del Ejército revela una fuerte extensión del bloqueo en el Pentágono, que implica mantener a las tropas congeladas, a los barcos en puerto y establecer el marco para tener a los militares en pausa, más allá de 2021, debido a la contingencia.
Esta preparación recorta los mensajes de la Casa Blanca de que el virus retrocederá en los próximos meses y que una vacuna podría estar disponible a fin de año.
“Hay una desconexión (entre el presidente y su Ejército)”, declaró Mackenzie Eaglen, exasesor del Congreso de Estados Unidos en el área de Defensa, quien ahora forma parte del conservador American Enterprise Institute, grupo de expertos que investiga al gobierno, la política, la economía y el bienestar social.
“Estamos estudiando una variedad de futuros: una segunda ola es una posibilidad. No creo que el coronavirus vaya a desaparecer pronto, al menos hasta que tengamos una vacuna o una cura”
Mark Esper
Secretario de Defensa de EU
“El Departamento de Defensa puede protegerse (de un eventual enojo de Trump) detrás del argumento: ‘somos el Departamento de planificación para todas las contingencias’, ya que es justamente lo que ellos deben hacer: planear en exceso y prepararse en exceso”, algo a lo que el mandatario republicano se ha negado.
Ésta no es la primera vez que el Pentágono marca su distancia en relación al Covid-19, lo ha hecho durante meses: a fines de enero, cuando sólo seis personas en Estados Unidos habían sido diagnosticadas con la enfermedad y Trump insistía en que el virus estaba bajo control, el Departamento de Defensa lanzó su primera guía relacionada con la pandemia a sus miembros y personal de servicio.
Un mes después, a fines de febrero, cuando el presidente afirmó que el coronavirus “desaparecería”, el Pentágono canceló varios ejercicios militares. Restringió el movimiento en el extranjero y puso en cuarentena a los barcos que estuvieron en el Pacífico.
Incluso cuando la administración anunció su objetivo de producir millones de dosis de una vacuna para fin de año, la guía preliminar de Defensa advirtió sobre la “posibilidad real” de que ésta no estará disponible hasta “el verano de 2021”.
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