Durante más de veinte años, Francisco Guízar Pavón consolidó un imperio en el centro de México a base del robo de combustible, pero tras ser asesinado el mes pasado se convirtió en la víctima más reciente del comercio ilegal de combustibles.
En la mañana del 21 de febrero, hombres no identificados propiciaron a Pavón al menos ocho disparos con un arma de alto calibre cuando él conducía su auto por el exclusivo barrio de Lomas de Angelópolis, en el estado de Puebla, al sur de la Ciudad de México. La muerte de Pavón se produce poco más de tres meses después del asesinato de su yerno, un diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el vecino estado de Veracruz.
Además de su residencia en Puebla, Pavón poseía varias propiedades de lujo en su natal Veracruz, donde fundó su empresa criminal, según Cambio. Exempleado de la gigante petrolera mexicana Pemex, Pavón incursionó en el negocio de la gasolina ilegal, conocida en México como “huachicol”, cuando fue despedido en 1993
Pavón, o “Pancho G”, como era conocido en su ciudad natal de Tierras Blancas, se ganó la reputación de Robin Hood, pues ofrecía a los habitantes de la región gasolina barata y trabajos bien remunerados en su organización criminal. También tuvo negocios en otras áreas como la agricultura, la construcción y los taxis, a la vez que construía su imperio de robo de petróleo. Con el tiempo llegó a ser conocido como el “Rey de la Gasolina” de México.
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Que Pavón dirigiera su imperio desde Puebla no es sorprendente: durante mucho tiempo, ese estado ha sido epicentro del comercio ilegal de gasolina. La región del centro del estado, conocida como el “Triángulo Rojo”, es atravesada por decenas de oleoductos que transportan combustible del Golfo de México y luego se ramifican hacia la capital del país y otras áreas.
El robo de combustible ha sido un problema en el estado durante mucho tiempo, pero según datos de Pemex el número de tomas ilegales se ha disparado en los últimos años: aumentó casi 5.000 por ciento desde 2010, cuando los grandes carteles como Los Zetas entraron en escena.
El aumento en el robo de petróleo ha sido vinculado con la creciente violencia en los estados afectados, particularmente en Guanajuato, que se convirtió en el estado más violento de México en 2019, en gran parte debido a los crímenes relacionados con el robo de petróleo, como informó InSight Crime.
El asesinato de Pavón a plena luz del día pone en evidencia que Puebla se ha convertido en un campo de batalla entre carteles rivales que se enfrentan por el control del huachicoleo.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha puesto el robo de petróleo como una prioridad de seguridad de su administración, y se ha manifestado en contra tanto de los ladrones como de los funcionarios corruptos de Pemex. Sin embargo, su estrategia de desplegar al ejército para proteger las refinerías, aplicar mano dura contra los grupos criminales y transportar ciertos suministros de petróleo por tierra, no ha dado los frutos esperados. A pesar de reducir la cantidad de gasolina robada, el número de perforaciones clandestinas en los oleoductos ha aumentado ligeramente.
Análisis de InSight Crime
Pavón era parte de la vieja guardia de los huachicoleros mexicanos; su reputación como un héroe popular benevolente hace referencia a una época pasada cuando el combustible robado era una economía criminal menos violenta y reñida.
Cuando el robo de petróleo surgió como una práctica permanente en la década de los noventa, los ladrones de petróleo o “huachicoleros” operaban a pequeña escala y en general evitaban la violencia, y preferían en cambio ganarse la simpatía de las comunidades regalando gasolina o patrocinando festivales locales, como informó Rolling Stone.
A los ladrones de crudo se les ha escrito canciones, e incluso, de manera informal, tienen un santo patrón, “El Niño Huachicolero” —una figura del niño Jesús que sostiene un bote de gasolina y una manguera—.
Sin embargo, desde que los grandes carteles ingresaron en el robo y la venta de gasolina, esta práctica se ha convertido en un negocio mucho más reñido y violento. En 2010, Los Zetas se convirtieron en el primer cartel en incursionar en el huachicol. Con equipos y tácticas de estilo militar, el grupo añadió el huachicol a su cartera criminal, que ya incluía extorsión, secuestro, tráfico de armas y drogas.
El huachicol se convirtió en un negocio multimillonario, que llegó a producir cerca de US$3,25 mil millones en 2018, antes de las reformas del presidente López Obrador. En una investigación de Rolling Stone, un sicario de Los Zetas llegó incluso a declarar que la gasolina ilegal era “casi igual de rentable que las drogas”.
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Los dos carteles más conocidos por el robo de petróleo en México hoy en día son el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cartel de Santa Rosa de Lima, que se especializa en la gasolina ilegal, aunque en general se concentra en Guanajuato. Los continuos enfrentamientos han contribuido a una explosión de la violencia en el centro de México, donde se han presentado masacres y asesinatos selectivos. Es probable que Pavón haya sido una de las muchas víctimas de este conflicto.
Según un informe del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, publicado en diciembre de 2019, el CJNG se enfrenta en Puebla a un remanente de Los Zetas, conocido como los Zetas Vieja Escuela, por el control del comercio de petróleo.
Después de la muerte de Pavón, es poco probable que surja otro personaje que reclame el trono del Rey de la Gasolina; el contexto que lo llevó a ocupar dicho trono ha cambiado demasiado. Dadas las enérgicas medidas del gobierno, es mucho más probable que los restos de su imperio de huachicol sean disputados por los carteles vecinos, lo que avivará aún más las llamas del conflicto.
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