Visitanos tambien en:

jueves, 8 de diciembre de 2016

PROCURADURIA ESTATAL "TORTURO a MANDO" para INCRIMINARLO en SECUESTRO,ACREDITA la "ONU"...crimenes para resolver crimenes.


La Procuraduría de Tlaxcala recurrió a toques eléctricos, golpes, cortadas en las muñecas y métodos de asfixia para tratar de inculpar en un caso de secuestro exprés a Juan Carlos Yáñez Osornio, ex mando de la Policía estatal.

NOTA RELACIONADA:


La policía ministerial de la Procuraduría de Tlaxcala recurrió a toques eléctricos, golpes, cortadas en las muñecas y métodos de asfixia para tratar de inculpar en un caso de secuestro exprés a Juan Carlos Yáñez Osornio, ex mando de la Policía estatal, de acuerdo con un peritaje solicitado por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
El informe fue elaborado conforme al Protocolo de Estambul -prueba avalada por la ONU para determinar si una persona fue víctima de tortura-, y señala que Yáñez Osornio presentó lesiones acordes con las denuncias de tortura que el inculpado presentó desde que fue privado de su libertad la noche del 21 de enero del 2015 por policías ministeriales de la Procuraduría de Tlaxcala.
La detención del ex mando policiaco fue ordenada por la entonces Procuradora, Alicia Fragoso Sánchez, bajo el argumento de que estaba vinculado con cuatro secuestros exprés cometidos en dicha entidad, pero al menos dos de esas imputaciones ya fueron desechadas por jueces locales por falta de pruebas y violaciones al debido proceso.
Al momento de la captura, Yáñez Osornio fungía como Delegado de la Policía Estatal de Tlaxcala en el municipio de Apizaco y acababa de atender un intento de linchamiento, por lo que hay fotografías que lo ubican en un lugar distinto al de la comisión del delito que se le imputa.
El ex mando policiaco fue capturado junto con el ex director de esa misma corporación, José Jorge López Pérez, y cinco coacusados más. Los siete servidores públicos vinculados con este caso alegaron ser víctimas de tortura desde su primera comparecencia ante un juez penal de Tlaxcala, acusación que estuvo acompañada por certificados médicos oficiales en los que se acreditaron múltiples lesiones de cada uno de los afectados.
Yáñez Osornio era un policía destacado: fue premiado en diciembre del 2014 por sus acciones de lucha contra el narcomenudeo, los asaltos a mano armada y el robo de vehículos.
Los peritajes
En el caso de Juan Carlos Yáñez, el documento firmado por la perito médico, Patricia Islas García, adscrita al Tribunal Superior de Justicia del Estado de Tlaxcala, señala que la víctima “presentó lesiones físicas externas recientes” que coinciden con las producidas por las alegaciones de tortura y malos tratos que sufrió por personal de la procuraduría.
Fechado el pasado 16 de junio del 2016, el reporte médico agrega que “en este caso en particular, mediante la búsqueda, localización e identificación de secuelas, huellas o indicios de supuestas lesiones físicas producidas en el pasado mediante actos de tortura física, ESTAS SÍ SE EVIDENCIARON”, por lo que se ordena dar atención inmediata al afectado en materia de ortopedia y padecimientos crónicos.
El peritaje tiene una extensión de 32 páginas y cuenta con tres certificados médicos emitidos previamente, en los cuales se acreditan las lesiones sufridas por Yáñez Osornio entre las 20:30 horas del 21 de enero del 2015 y las 23:17 del 23 de agosto del 2016, es decir, desde que fue detenido en el municipio de San Pablo Apetitlán luego de atender el intento de linchamiento; hasta que fue internado en el penal estatal de Apizaco para que rindiera declaración preparatoria ante el juez de la causa.
El primer examen médico realizado al ex mando policiaco enumeró golpes en tórax, brazos, codos, antebrazos, piernas, cortaduras en las muñecas y moretones en la parte trasera de la oreja, así como dolor de cabeza y en la mano izquierda.
Las lesiones sufridas por Yáñez, señala la médico legista de la Procuraduría de Tlaxcala, Paula Andrade Vásquez, “son recientes y son de las que tardan en sanar más de 15 días”. El documento fue elaborado a las 21:55 horas del 21 de agosto del 2015.
El segundo peritaje médico fue elaborado ese mismo día a las 22:25 horas por la médico forense Quitzé  Montealegre Carro. Sus conclusiones fueron similares: Yáñez Osornio presentaba moretones, heridas superficiales, excoriaciones y heridas en la muñeca, lesiones que tardan en sanar alrededor de 15 días y que no ponían en peligro la vida del afectado.
Un tercer peritaje médico señaló que al momento de ingresar a prisión, Yáñez Osornio presentaba dolor en la columna, en el hombro izquierdo, en los testículos y adormecimiento en el dedo meñique de su mano izquierda, síntomas asociados a contusiones “previos al ingreso”.
Además, el médico del Centro de Reinserción Social (Cereso) de Apizaco, Juan Carlos Cuayahuiltl Díaz, advirtió que las dos muñecas del imputado presentaban heridas cortantes lineales, posiblemente provocadas por “colocación de dispositivos”; moretones en la zona craneal, moretones en la espalda y nalgas con escoriaciones.
Su conclusión es que la Policía Ministerial de Tlaxcala le entregó a una persona “policontundida” que sufrió múltiples lesiones antes de llegar a la cárcel.
Develando un caso de tortura paso a paso


A partir de las declaraciones de la víctima ante un juez penal, las 12 consultas médicas que se le brindaron a Juan Carlos Yáñez Osornio en la clínica del penal y cuestionarios preparados por la perito Patricia Islas, el reporte del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) concluyó que los dichos de la víctima son coincidentes con las secuelas de tortura.

La perito recuperó las declaraciones del ex mando policiaco y agregó una reconstrucción de la tortura denunciada por Yáñez Osornio mediante una entrevista realizada conforme al Protocolo de Estambul.
De acuerdo con el dictamen, el afectado narró que tras su captura ocurrida el 21 de enero del 2015, le taparon la cabeza con bolsas de plástico para asfixiarlo, que lo pusieron boca abajo en un colchón y que un policía ministerial al que identifica como “Cañas” se le “montó” en la espalda para sujetarlo y evitar que se moviera.
También se quejó de que le dieron puñetazos en la cabeza mientras le protegían el rostro con una chamarra, de que le jalaban los brazos hacia atrás para hacer palanca con ellos y de que le echaron agua en los testículos para aplicarle toques eléctricos en sus genitales. A eso sumaron las amenazas verbales contra su familia.
Posteriormente un policía ministerial le cortó las dos muñecas con un cúter, lo azotaron contra la pared con su cabeza envuelta en una playera y lo amagaron con desangrarlo hasta la muerte. La tortura finalmente provocó que perdiera el conocimiento y la confesión que pretendían arrancarle, al final no llevó su firma, sino su huella dactilar, misma que le tomaron mientras estaba inconsciente.
Con los dictámenes médicos previos y la narración de la víctima, la perito Patricia Islas enumeró tres métodos básicos de tortura sufridas por Yáñez: traumatismos causados por objetos contundentes como puñetazos, patadas, golpes; choques eléctricos y asfixia con métodos secos.
Un examen médico realizado por la especialista encontró síntomas y discapacidades agudas provocadas por la tortura: dolor punzante y continuo en la columna vertebral, sudoración, calambres en los testículos e incapacidad para tener relaciones sexuales con su esposa, síntomas de ansiedad somática, dolores de espalda y de cabeza constantes, melancolía, tristeza, insomnio y pesadillas.
Ante el cúmulo de evidencias físicas y psicológicas, el peritaje oficial solicitado por Naciones Unidos desde el 1 de abril del 2016, derivado de un encuentro con la defensa de los inculpados, concluye que sí hay evidencias y secuelas de que el afectado fue víctima de tortura, tratos crueles y degradantes que son violatorios de sus derechos humanos.
“La narración de los malos tratos y abusos que sufrió el C. Juan Carlos Yáñez Osornio, es congruente con los hallazgos físicos que presentó como son contusiones en la cabeza y tórax, estos actos producen hematomas (moretones), zonas de equimosis (hinchazón), excoriaciones, facies dolorosa (cara de dolor) y reflejos osteotendinosos disminuidos. La descripción de los métodos de tortura coinciden con los que se realizan en la región y sus efectos físicos ulteriores en este caso son dolor crónico en la columna vertebral”, señala el informe.
fuente.-


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tu Comentario es VALIOSO: