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viernes, 4 de marzo de 2016

"...y LA CLASE de HOY...BUSCAR FOSAS CLANDESTINAS",en "TAMAULIPAS seria IMPENSABLE".


Como parte de sus clases, Sarait Herrera se instruye para encontrar fosas clandestinas en el diplomado en Criminalística en el Centro Académico de Ciencias Jurídicas y Forenses del Valle de México.

Como cada sábado desde hace un año, Sarait Herrera dejó listos a sus dos hijos y viajó más de dos horas para llegar a la escuela donde la enseñan lo mismo a saber si un auto es robado que a encontrar fosas clandestinas.
El asesinato de uno de sus amigos la hizo acercarse al mundo de los criminalistas. Ahora, sabe que el trabajo de un perito es determinante en la búsqueda de justicia.
“A nosotros nos dicen mucho: si te importa tu trabajo, si realmente te importa lo que le pasó a una persona, piensa que esa persona pudo ser tu familia, y tú quisieras que el trabajo que hizo el investigador, el médico, el perito, el criminalista, lo desempeñara lo mejor posible.
“Entonces nosotros siempre vamos con esa escuela, de que esa persona que está ahí podría ser de nuestra familia; así que siempre tenemos que dar lo mejor”, comentó.
En su práctica más reciente, Sarait y sus compañeros aprendieron a buscar fosas clandestinas, algo tristemente común en estos tiempos que vive México.
Ataviados con trajes blancos, que les permiten mantener limpia la escena donde buscarán los cuerpos, una veintena de jóvenes aprende cómo saber si hay cadáveres enterrados donde no debería.
Es parte de su entrenamiento como peritos criminalistas. Cursan un diplomado en Criminalística en el Centro Académico de Ciencias Jurídicas y Forenses del Valle de México.
Ahí, exploran todas las áreas relacionadas con los peritajes, tanto en dependencias públicas como en la práctica privada.
Como parte de su formación, y debido a la aparición constante de fosas clandestinas, las autoridades del colegio decidieron que era fundamental enseñar a sus estudiantes a buscar cadáveres en cualquier tipo de lugares. Y así lo hacen en cada ciclo escolar.
El horror de las fosas
Las fosas clandestinas comenzaron a aparecer junto con la llamada “guerra contra el narcotráfico”, iniciada por el expresidente Felipe Calderón.
Cifras oficiales dadas a conocer por la Procuraduría General de la República (PGR) a principios de febrero de este año, señalan que de agosto del 2006 a octubre del 2015, se habían descubierto 662 cuerpos en 201 fosas clandestinas.
Esto, sin contar las fosas que han sido localizadas por las autoridades de los estados o municipios.
Solo el 18 por ciento de esos 662 cuerpos fueron reconocidos; el resto fue enviado a las fosas comunes o continúa esperando un posible reconocimiento.
Muchas veces esto es imposible, pues el grado de descomposición de la mayoría de los cadáveres –casi un 60 por ciento- es tal que ni siquiera se puede saber el sexo de las personas encontradas.
En un informe que envió al Senado de la República, la PGR explicó que las fosas se han encontrado en 16 entidades, pero la tercera parte de ellas están en Guerrero.
Después de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, familiares y ciudadanos en Iguala comenzaron a buscar fosas y encontraron 63, entre octubre del 2014 y junio del 2015. Ahí, hallaron 132 cuerpos, de los que solo se ha identificado a 16.
El año que más fosas se encontraron fue en el 2011, cuando se hallaron 207.
El caso más dramático ese año fue el de San Fernando, Tamaulipas, donde se encontraron 14 fosas con 120 cuerpos.
Por el alto grado de putrefacción, 55 personas no pudieron identificarse, al grado de ni siquiera saber de qué sexo eran. Del resto, 64 eran hombres y una era mujer.
El caso causó conmoción a nivel nacional e internacional, sobre todo porque se trataba –en muchos casos- de migrantes centroamericanos que intentaban llegar a Estados Unidos.
Las fosas de San Fernando marcaron un antes y un después no solo en esa región, sino en muchas de las prácticas de búsqueda de cuerpos.
Desenterrando muertos
Desde muy temprano, los jóvenes estudiantes se preparan para recibir una de las lecciones más importantes no solo de su diplomado, sino de su vida: aprenderán a encontrar fosas clandestinas.
La práctica se ha preparado en una escuela que han conseguido para el propósito. Horas antes, maestros de los jóvenes acudieron a enterrar esqueletos humanos en alguna parte que ninguno de los estudiantes conoce.
Vestidos de blanco, con un traje que no les permite recibir o dejar ningún tipo de contaminación, los alumnos llegan al lugar de la cita cargados con palas y varillas que les permitirán conocer dónde están “sembrados” los cuerpos.
Reciben instrucciones de sus maestros, quienes insisten no solo en la práctica, sino en la base ética de la labor que deben desempeñar en el contexto de violencia que vive México.
Gerardo Suárez, criminalista y profesor del diplomado, sostuvo que a raíz del caso de las fosas de San Fernando, en las escuelas sobre la especialidad dieron importancia a enseñar a los alumnos a encontrar y tratar correctamente el hallazgo de una fosa clandestina.
“Hasta hace no mucho tiempo, había casos que se resolvían con videntes y, vamos, ¿dónde estaba la base científica de esto?.
“Nuestros errores no solamente pueden dejar libre a un delincuente o tener preso a una persona inocente, sino que nosotros mismos podemos terminar presos; por eso es importante que haya ética en nuestro trabajo”, expuso Suárez.
Los jóvenes van caminando en los terrenos de la escuela y, enterrando sus varillas, buscan los cadáveres. Los maestros les enseñan si el metal debe enterrarse inclinado o derecho; les hablan de los indicios que deben buscar y la velocidad con que deben trabajar en zonas de mucha violencia.
“Si estuviéramos en Tamaulipas o Guerrero, esto tendría que hacerse en 10 o 15 minutos, antes de que lleguen hombres armados a sacarnos a balazos”, les dice Beatriz Barrios, maestra y consultora en criminalística.
Beatriz es experta en el descubrimiento de fosas y en feminicidios, a lo que se ha enfocado desde hace poco más de un año.
A los estudiantes les enseña que si quieren hacer un bien a su país y aportar su granito de arena contra el crimen organizado, deben poner su mayor empeño en el desarrollo de su trabajo profesional.
“Es importante enseñarles que no todo es como en la tele, que no todo es como en CSI y que van a llegar y encontrar todos los indicios, y que van a llegar y en tres patadas ya está el ADN y ya tenemos absolutamente todo.
“Que ellos no son policías, que ellos no pueden arrestar gente; que no somos gringos, que estamos en México, donde las ciencias forenses son muy jóvenes todavía”, afirmó Barrios.
Cuando finalmente encuentran las osamentas enterradas, los profesores enseñan todos los protocolos que deben seguirse para conservar los restos, así como los indicios que deben observar o las medidas de seguridad que deben contemplar.
Los estudiantes están relacionados, en su mayoría, con áreas del Derecho, aunque también hay personas a las que el tema les apasiona.
“Esto aquí por la defensa de las personas, por todas las injusticias que hay en México”, explica Ricardo Chávez, estudiante de Derecho.
Al final de la práctica, los alumnos aprenden también a devolver la tierra a su estado original y celebran que, al menos desde la academia, ahora tienen una habilidad extra para apoyar a sus comunidades.
Fosas clandestinas
Se han encontrado en los estados:

> Guerrero (104)
> Jalisco (37)
> Tamaulipas (15)
> Morelos (11)
> Durango (7)
> Michoacán
> Ciudad de México (4)
> Estado de México (4)
> Sonora (3)
> Oaxaca (3)
> Chihuahua (3)
> Veracruz (2)
> Nuevo León
> Hidalgo (1)
> Aguascalientes (1)
> Chiapas (1)

Fuente.-

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