Su
llegada a las instalaciones del Club América hace una semana, para entrenar con
el equipo previo al partido contra el Morelia, causó doble sensación; la
primera fue por su inusitado regreso al nido de las águilas y la segunda por la
peculiar escolta que lo resguardaba, integrada por elementos de las Fuerzas
Especiales del Ejército Mexicano.
Un
pelotón de soldados (entre 9 y 11 elementos) repartidos en dos camionetas pick
up pertenecientes dos batallones del Cuerpo de Fuerzas Especiales, escoltan a
Cuauhtémoc Blanco Bravo –presidente municipal de Cuernavaca– desde el asesinato
de la alcaldesa de Temixco, Morelos, la perredista Gisela Mota, ocurrido el dos
de enero de este año.
Luego
de la ejecución de la alcaldesa, el ex futbolista recibió amenazas de muerte de
grupos de la delincuencia organizada que fueron consideradas reales e
inminentes por parte de la Secretaría de Gobernación (Segob).
La
dependencia evaluó los riesgos para Cuauhtémoc Blanco, su familia y
colaboradores y le pidió a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que le
proporcionara una escolta por las amenazas recibidas. La protección llegó el
siete de enero, enviada por el mando de la 24 Zona Militar, con sede en
Cuernavaca, Morelos. Cuauhtémoc Blanco y su gente aceptaron de inmediato la
protección militar.
El
primer pelotón del Cuerpo de Fuerzas Especiales llegó al siete de enero a la
calle en donde vive el ex futbolista. Dos camionetas Ford 350 con las
matrículas 7004317 y 7004310, se apostaron frente
al domicilio de Cuauhtémoc Blanco para escoltarlo desde entonces y seguirlo en
todos sus encuentros.
En
este caso la primera escolta pertenecía al 4° Batallón de Fuerza Especiales,
proveniente de la 24 Zona Militar, la cual a su vez pertenece a la I Región
Militar (IRM) con sede en la Ciudad de México.
La
IRM comprende a la 1ª Zona Militar (Ciudad de México), a la 17 Zona Militar
(Querétaro, Querétaro), a la 22 Zona Militar (Toluca, Estado de México), a la
24 Zona Militar (Cuernavaca, Morelos) y a la 37 Zonas Militar (Teotihuacán,
Estado de México).
Un
segundo pelotón acompañó al alcalde de Cuernavaca a su concentración en la
Ciudad de México para el juego contra el club Morelia. Las dos camionetas con
matrículas 7001302 y 7001332 que llegaron con
Cuauhtémoc Blanco a las instalaciones del Club América, pertenecen al 1er
Batallón de Fuerzas Especiales que tiene su sede en la 25 Zona Militar, en
Puebla.
Estos
soldados de élite están bajo el mando del general Miguel Ángel Aguirre Lara,
comandante del Cuerpo de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano desde el
inicio de esta administración.
Al
pie de la letra
El
caso de Cuauhtémoc Blanco es uno más en la lista de personajes que reciben
protección de las Fuerzas Especiales del ejército para evitar atentados de la
delincuencia organizada. Todos los titulares de la PGR, así como mandatarios
estatales en zonas conflictivas (Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua,
Sinaloa, Sonora, Baja California, Durango)ha recibido en algún momento la
protección de células del Cuerpo de Fuerzas Especiales a partir de la
confirmación de amenazas reales y del riesgo que implica usar escoltas civiles
o pertenecientes a fuerzas policiacas estatales e incluso federales.
Independientemente
de los cursos básicos y avanzados que todos los integrantes de las Fuerzas
Especiales del ejército llevan, se rigen también por las indicaciones del
Manual de Protección a Funcionarios elaborado por la Sedena.
El
documento, de acceso restringido, fue modificado tras el asesinato de Luis
Donaldo Colosio ocurrido en marzo de 1994.
Hoy,
el texto contiene 229 páginas y advierte que quien sea seleccionado para
integrarse como escolta militar “deberá estar siempre dispuesto a defender la integridad
física y/o moral (aun con su propia vida) de la persona o personas a su
cuidado, no debiendo dudar en repeler una agresión, aun encontrándose en
desventaja, pensando en todo momento que el objetivo para el cual fue entrenado
es mantener ilesas y en su caso librar de cualquier lesión a la persona o
personas encomendadas a su custodia”.
Se
detalla además que “la seguridad de un funcionario no puede dejarse en manos de
inexpertos o de quienes tienen nociones de su aplicación, imponiéndose, por
tanto, el empleo de personal debidamente instruido que pueda prever y responder
adecuadamente a todo tipo de situaciones”.
Los
escoltas militares deben ser observadores, meticulosos, pacientes, sensibles,
además de poseer memoria fotográfica y mantener constantemente su capacidad
física.
Hacer
ejercicio, practicar artes marciales, disparar constantemente todo tipo de
armas de fuego y estar bien informado sobre lo que ocurre en el país, son
algunas de las cosas que un escolta militar de funcionarios públicos debe hacer,
señala el manual.
Los
escotas del ejército también deben hacer pruebas periódicas de resistencia
(caminata de 20 kilómetros); agilidad (gimnasia y carrera de fondo); de
agresividad (seis minutos de combate libre); natación (100 metros de nado
libre) y tiro (con pistola y fusil a distancias de 25 metros a 200 metros,
respectivamente).
También
deben tener conocimientos en primeros auxilios, conducir toda clase de
vehículos, manejar diferentes medios de comunicación y contar con instrucción
sobre el funcionamiento de explosivos.
En
cuanto a la vigilancia y seguridad del funcionario en su casa, el manual
establece que en la “residencia” del funcionario se deben extremar las medidas
de seguridad con los sirvientes, empleados y visitantes, ya que “pueden convertirse
en fuentes de información” hacia el exterior.
Por
ello los escoltas militares están obligados a vigilar esporádicamente a todos
los personajes que entran y salen del domicilio para saber exactamente qué
hacen y por qué.
El
documento señala también que “el funcionario deberá contar siempre con
protección en los 360 grados de su entorno inmediato; cada uno de los
integrantes de la escolta será responsable de un sector de vigilancia; se
evitará al máximo transitar sobre lugares o pasos que faciliten una emboscada;
ante un incidente se hará uso de todos los medios disponibles para proteger al
funcionario”.
Es
en este mundo de seguridad, protección y prevención de ataques en el que se
mueve desde enero de este año el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco, presidente
municipal de Cuernavaca, ídolo del balompié mexicano y nuevo objetivo del
crimen organizado en Morelos, entidad azotada por la inseguridad.
(Fuente:
Revista Proceso, 4 de marzo de 2000. http://www.proceso.com.mx/182728/manual-de-proteccion-de-funcionarios-de-la-secretaria-de-la-defensa)
Jorge
Medellín
@JorgeMedellin95
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: