El senador Ricardo Anaya tiene razón, así de claro: el gobierno, con Omar García Harfuch como el mago principal del show, ha perfeccionado el arte de esconder cadáveres en la estadística para que los ciudadanos crean que la violencia está bajo control, cuando en realidad la sangre sigue corriendo, sólo que «contabilizada al gusto del segundo piso de cuarta” y esta siendo replicado por los estados cuatreros.
La trampa en los números
Nos venden la idea de que los homicidios dolosos han bajado: “Ya no matan a 89, sino a 70 al día”, gritan felices los defensores de Harfuch y compañía, aplaudiendo como focas cada vez que les prometen que México está dejando de ser un matadero.
Pero aquí viene el truco, porque los genios de la estadística han sacado del sombrero una categoría que parece alérgica a las cámaras: “otros delitos que atentan contra la vida y la integridad corporal”. Ahí la cifra, en vez de disminuir, subió de 39 a 46 diarios.
Sumado a ese maquillaje, lo que realmente está creciendo son las desapariciones: de 26 a 41 personas por día en un pais donde desaparecer es prácticamente sinónimo de morir.
Suma simple, engaño monumental
Pongan atención al truco más chafa pero efectivo: si suman homicidios dolosos, más los “otros delitos que atentan contra la vida”, más las desapariciones, resulta que el sexenio anterior tenía 154 víctimas diarias, y el actual ya va en 157. ¿Los números van para arriba? Claro. ¿La violencia se disfraza? Más que nunca.
La mentira está institucionalizada
Si en Morelos te dicen que los homicidios dolosos bajaron 29%, es porque convenientemente los homicidios culposos aumentaron 29%. En Tabasco, los “otros delitos” se dispararon un 90%, y en Zacatecas, Baja California,ni que decir de Tamaulipas ,ya lo hemos clarificado: hay más muertos que ellos mismos han registrado como “otros delitos” que directamente como homicidios dolosos.
La estrategia es simple y cínica porque nos creen ididotas: cambian de cajón los cadáveres para manipular el boletín de prensa, mientras se presume una “pacificación” que es una farsa sostenida en números maquillados y desaparecidos que jamás volverán a casa.
Argumento final
¿De qué sirve aplaudir el supuesto éxito de Harfuch y Sheinbaum de los que alardean “controlar” la violencia? Sirve para engañar a los incautos, para que la comentocracia repita la mentira y para que el país siga hundiéndose en la peor crisis de seguridad de su historia con gobiernos que ni siquiera reconocen la magnitud del desastre.
En México, la estadística oficial no es para entender la violencia, es para encubrirla. Aquí, que no te vendan la fórmula del éxito: sumar muertos en diferentes cajones no salva vidas, sólo hace que los vivos duerman más tranquilos en la ignorancia.
EL «GOBIERNO MEDIOCRE,FALAZ e INUTIL y su ESTRATEGA de CARTON NO QUIEREN HACER EL BIEN,QUIEREN VERSE BIEN»
Con informacion: YOUTUBE/

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