El Gobierno federal de Morena abrió la llave del dinero público y dejó correr, de enero a septiembre de 2025, la friolera de 380 mil 600 millones de pesos para mantener respirando a Pemex. Sí, casi el triple (179 por ciento más) de lo que el Congreso había autorizado originalmente: 136 mil 200 millones. Una sobrecarga monumental que, según México Evalúa, rompe récords de capitalización desde que la Secretaría de Energía lleva registro de estos rescates.
Hasta agosto todo marchaba con una apariencia de disciplina: 119.9 mil millones transferidos, lo que cuadraba con lo aprobado. Pero llegó septiembre y el presupuesto se desbordó como tubería vieja: 260.6 mil millones extra inyectados a la petrolera, en una sola bocanada de oxígeno financiero. Con eso, el Gobierno ya no sólo rebasó los límites que él mismo había fijado, sino que terminó gastando más en tapar el agujero negro de Pemex que en sostener todo el sistema educativo federal. La Secretaría de Educación, con 361.1 mil millones ejercidos en el mismo periodo, quedó atrás. El mensaje es demoledor: el país gasta más en mantener a flote a una empresa insolvente que en educar a sus niños.
Y aun así, el petróleo no deja dividendos dorados. De enero a septiembre los ingresos petroleros sumaron 922.4 mil millones de pesos, 14.7 por ciento más que en 2024. Pero de ese gigantesco pastel, el Estado solo se quedó con una rebanada famélica: 20 por ciento, la segunda proporción más baja en la historia reciente. En otras palabras, la mayor parte de esa riqueza quedó atrapada en el pantano operativo y fiscal de Pemex.
En números fríos: los ingresos petroleros que realmente llegaron al presupuesto federal sumaron apenas 185 mil millones. Si a eso se le descuentan los 381 mil millones que se regresaron a la empresa para “rescatarla”, el balance es grotesco: una pérdida neta de 195 mil millones para las finanzas públicas. El Estado mexicano, en términos prácticos, subsidia el fracaso mientras subsidia dictaduras.
La conclusión es tan simple como incómoda: Pemex ya no es la gallina de los huevos de oro; es una criatura devoradora de recursos, un pozo sin fondo que traga más de lo que produce, una pieza emblema de cómo se puede perder dinero aun cuando se está sentado sobre un mar de petróleo.
Con informacion: ELNORTE/

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